My Life In Your Dreams

CAPÍTULO 10

Dilan

Volver a estar juntos era complicado, tratar de hacer que todo era como antes fue un poco incómodo y saber que tengo sentimientos por ella es aún más difícil, sin embargo, el tiempo arregla todo y eso sucedió exactamente con nosotros.

Aún tengo un presentimiento extraño sobre lo que vi en el museo, muy ridículo e irreal pero después de todo solo es un simple presentimiento, aparte de eso todo sigue igual, nos hablamos, reímos, jugamos, nos vamos casi todos los días después de la universidad juntos y salimos...  ¡STOP! Solo como amigos, claro está.

Hoy decidimos hacer la tarea juntos,ambos compartíamos una clase en común, y aprovechamos la grandiosa oportunidad de trabajar en equipo, ese tema era horrible, la tarea aun peor, sin embargo pasar el rato con ella era mi suficiente motivación.

Es que, con solo mirarla me hacía sentir tan completo, la manera en que sonreía, la pureza de su corazón, su inocencia, amabilidad y, y…no lo sé, es simplemente bellísima.

Estábamos charlando amenamente sin darnos cuenta de la hora, cuando me percaté que era demasiado tarde, y no creí que ella se fuera a su casa a estas horas, era muy peligroso, especialmente esta zona, así que como caballero que soy le propuse que se quedara a dormir en mi casa.

Ella pareció pensarlo y cuando estaba a punto de aceptar reaccionó como si un recuerdo le azotara ya que se estremeció e inmediatamente empezó a negar efusivamente con su cabeza recogiendo sus pertenencias rápidamente para luego marcharse.

Me quede en shock debido al repentino cambio que tuvo, hasta que reaccione y corrí tras de ella, gracias a Dios pude interceptarla en la entrada de la puerta de mi casa, agarré con un poco de fuerza su muñeca para que se detuviera y así lo hizo.

—Keila, sé que al ofrecerte quedarte en mi casa tal vez hayas interpretado mal las cosas, y tal vez te hayas sentido incómoda, pero podrías dormir en la habitación de invitados, bueno, si quieres...—dije muy avergonzado, parecía un niño rogando a su mamá para que no duerma solo.

—N-no es eso Dilan, solo que en serio necesito ir a mi casa, para otra oportunidad será—mencionó tratando de zafarse de mi agarre sin embargo yo ejercí un poco más de fuerza para poder hablar antes de que se fuera.

—Al menos déjame acompañarte a tu casa—ofrecí por segunda vez con una sonrisa muy tímida ¿Qué me pasaba en estos momentos? Ni yo mismo lo sabía.

—De acuerdo, ¿vamos?

—Claro, iré a recoger las llaves de mi auto tan rápido que ni te darás cuenta—traté de bromear para aligerar el ambiente que se había puesto tenso de un momento a otro.

Cuando regresé, ella se encontraba con la mirada vacía, perdida en sus propios pensamientos, me acerqué a ella y tosí levemente para que se diera cuenta de mi presencia.

Al parecer funcionó, pues inmediatamente me miró a los ojos, y al percatarse de la cercanía de nuestros rostros desvió la mirada hacia otro lado, en ese instante me di cuenta de lo que estaba haciendo, así que agaché la cabeza muy avergonzado tratando de disimular el fuerte sonrojo que se apoderó de mi rostro en ese instante.

—C-creo que es mejor que nos vayamos Dilan.

—Si, por supuesto—entramos al auto en un pulcro silencio, en el que se podía escuchar hasta nuestras propias respiraciones y el hecho de que las calles se encontraran casi vacías tampoco ayudaba.

Ella me indicaba la dirección para donde debía de manejar, hasta que llegamos, pero estaba seguro que ella no me había dado la dirección concreta de su casa, ya que cuando se bajó la vi caminar unas cuantas calles, así que decidí seguirla cautelosamente un rato, hasta que ella se detuvo en una casa un poco antigua de aspecto tétrico pero conservador. Vi que ella se acercaba sigilosamente a la casa, pareciera que fuese a robar allí, porque... ¿Quién rayos entra a su casa como un ladrón? Aunque tal vez sus padres le castiguen si se dan cuenta que está regresando tan tarde, esa sería la explicación más razonable .Al percatarme de que ella estaba cerca de la puerta suspiré tranquilo, ahora sabía que ella había llegado bien, entonces arranqué y el auto comenzó a avanzar de manera lenta.

Escuché un estruendoso sonido que provenía de la casa de Keila, frené de inmediato, y me dispuse a observar por el espejo retrovisor; lo que vi me dejo congelado en todo el sentido de la palabra .Observé como un hombre le golpeaba ferozmente en la entrada principal, escuchaba como soltaba gritos desgarradores pidiendo auxilio, que sin duda alguna era...

—¡KEILA! —sin pensarlo dos veces baje del carro lo más rápido que pude hacia donde se encontraba ella.

—¡¿QUÉ TE PASA?!¡PUDISTE HABERLA MATADO! —grité con mucha ira hacia aquel hombre el cual había estado golpeando a Keila minutos antes.

—¡¿Y QUÉ?! SI SE MORÍA ME HABRÍA HECHO UN FAVOR, ESE MONSTRUO NO DEBERÍA ESTAR VIVO—. Escupió con desprecio refiriéndose a su propia ¿Hija? No lo sabía con exactitud.



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En el texto hay: humor, primeramor, leyendas

Editado: 05.05.2019

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