Su respiración agitada, sus latidos a rope mientras sus pasos se volvían más lentos.
Está es Sky y tiene cinco años de edad.
¿Por qué corre en medio del bosque?
–Creo que lo perdí de vista ah– Tocó su pecho intentando calmar su respiración– ¡SKY!– Su expresión paso de una cansada a una de miedo, con poca fuerza reanudó la marcha intentando ser más veloz que antes.
–¡Al fin!– Se emociono al ver ese castillo blanco mármol con bellas puertas gigantescas adornadas con perlas también así de gigantes– ¿Donde estoy? ¡Que importa! Mientras él no me encuentre, lo demás no importa– Se adentro sin miedo a lo desconocido.
Mientras tanto ...
–¡Mierda! Esa mocosa, cuando la encuentre se las verá conmigo– Volaba por el cielo observando en todas partes en busca de la niña.
–¡Hola! ¡¿Hay alguien?!– SKY se aventura por los largos pasillos del castillo, mirando los tantos adornos de oro y perlas con emoción– ¡Que lindos! La cueva dónde vivo no tiene nada de eso– Sonrió aún más emocionada acercándose a un jarrón azul con adornos de diamante incrustados y cuando estuvo cerca de alcanzarlo– ¡Tú! ¿Cómo entraste?– SKY se sobresaltó y sin responder empezó a correr por los pasillos del castillo– ¡Ey! ¡Espera!
Seguía corriendo sin mirar atrás, "aumentar velocidad" se volvió más rápido que antes y esto sorprendió al guardia.
"¿Acaso eso fue magia?"
–¡Mierda! ¿Por qué es tan rápida?– El guardia utilizo magia también pero perdió de vista a Sky. Aún seguía sin entender como una humana tan joven podía utilizar magia tan poderosa.
–ugh' odio correr. ¿Por que me persiguen tanto hoy?– Levantó la vista hacia la puerta gigantescas que estaba frente a ella– ¡Oh!– Empujó con todas fuerzas y entro a la habitación mientras la puerta se cerraba con un chirrido molesto.
Luego de cerrarse la puerta quedó SKY en una completa oscuridad, intento usar magia para poder ver pero ya estaba muy agotada, además había sobrepasado su límite y desgastado todo su maná, recuperar sus fuerzas le tomaría una semana o más. Suspiro molesta, amaba usar magia y una semana sin usarla sería como quitarle la paleta a un niño que ama el dulce.
–¿Quién anda ahí? No tienes el olor de mis compañeros.