El taconeo se detuvo, estaba sentada en una silla negra con los brazos expuestos esperando a que Taylor llegara con más gasas. Dedicó un tiempo en mirar la fotografía familiar, Ross Wallen, Genevieve Dust y Evelyn Wallen, todos sonrientes y con una mirada feliz; no existían fotos familiares del mismo tamaño en donde Taylor apareciera y eso se le hacía triste. Genevieve ya estaba demasiado enferma cuando Taylor nació y Evelyn no odiaba, pero nunca pareció querer a Taylor.
Las siguientes fotografías eran de su graduación de primaria, Chris sosteniendo un diploma de segundo lugar junto a Taylor quien sostenía uno de primer lugar, a su espalda estaba Han quien ya estaba en secundaria al igual que Iris, y sosteniendo un ramo de flores con un vestido azul estaba ella, Colette; estaba roja después de llorar porque sus amigos la dejaban, ella era la menor del grupo y pronto todos estarían en secundaria menos ella.
—Pon tu brazo en la mesa —indicó Taylor.
Aunque no le gustaba la idea de estar sola tanto tiempo, prefería estar en casa de Taylor a estar en su apartamento, de hecho estaba demasiado feliz por estar ahí pero debía controlarse. Ni Chris ni Iris entendían que hacía ahí, ni siquiera ella, Han era el único al que parecía no importarle y hasta se alegró por verla feliz; Han siempre fue como su hermano mayor, aún recordaba su trayecto del aeropuerto hasta la mansión meses atrás.
—¿Te quedarás con él?
—Sí, estaremos solos todo el tiempo —exclamó la chica, estaba eufórica—, siento que el corazón me va a estallar.
—No estarán solos, estarán las mucamas—dijo Han mientras conducía.
—Las mandaré a volar lejos —ambos soltaron una risa—, creo que finalmente quiere intentar algo conmigo.
—Colette, no te ilusiones, tranquilízate.
—Es que —suspiró—, yo siento que sí, no importa lo que digan la amargada de Iris y Chris, me insistió demasiado en que me quedara con él.
Han la miró de reojo, podían pasar los años, pero seguía siendo la misma niña que le decía a Ross que se casaría con Taylor cuando crecieran.
—Solo cuídate, asegúrate de no ilusionarte de más.
El dolor del alcohol en la herida la sacó de sus pensamientos, Taylor estaba limpiando la larga herida en su brazo con mucho cuidado. Colette lo miraba con una sonrisa, seguía siendo su Taylor sin importar que le dijeran otros, sin importar que hiciera él; seguía cuidándola como cuando eran niños y ella seguía queriéndolo con intensidad.
—¿Qué te dijeron en la agencia? —preguntó el castaño.
—Dijeron que no pueden recibirme, hasta que cicatrice no tocaré el estudio.
—Lo siento, pensé que en el hospital podrían hacer un trabajo más delicado. Pero lo haré yo desde ahora.
Las mejillas de la chica se encendieron.
—No te preocupes, no está tan mal, además mira —extendió el otro brazo donde estaba otra cicatriz más pequeña—, en mi última revisión la cicatriz quedó casi invisible.
—Se ve bien —sonrió—, ¿recuerdas quién lo hizo?
—Creo que te arruinaría el día si digo su nombre.
La sonrisa de Taylor se esfumó y tragó saliva.
—Oí, la conversación que tuviste con Chris —Taylor continuó con su trabajo—, él te dijo que lo mejor sería que ella se quedara.
—Es lo mejor porque pueden comprar su testimonio —retiró el hilo de la herida—, y si muere me culparán a mí y las cosas se complican, me acusarían de haberla silenciado o algo peor.
—Yo creo que es demasiado riesgoso tenerla ahí, deberías transferirla.
—Quisiera transferirla, pero a otro planeta.
Colette soltó una risa mientras miraba el cabello del chico, siempre le gustó como se le formaban pequeños rizos.
—Ella está muy molesta, está enojada y me lo hizo saber ayer, en serio me odia y a toda mi familia.
—Aun así, no es una excusa para actuar como una loca.
Taylor resopló con una sonrisa mientras cortaba el hilo sobrante.
—Al inicio me molestó mucho su actitud, ella en serio era un estorbo para todo, después… me di cuenta de que actúa así porque se deja llevar por lo que siente, justo como yo.
Ambos se miraron un segundo, la rubia parecía más preocupada que él, pero ella sabía que no era así, justamente los momentos en donde Taylor parecía más pasivo y con un carácter más parecido al de Chris, era cuando quería esconder lo desesperado que estaba; siempre eran dos niveles, primero el calmado y sereno Taylor el cual duraba unos días y después explotaría el desorden total.
No conocía a Daena por nada personal, solo estaba informada de como sus acciones traerían consecuencias en la compañía, después de todo Colette y los Dumont eran parte de esa junta; Han y Michael habian mencionado que tenía una larga trayectoria en muchos hospitales y aunque ella desconocía todo ese mundo y solo era una socia por altruismo y por lazos familiares, sabía que si Han se asombraba por alguien ese debía ser bueno o meramente un poco bueno para sus altos estándares.
—Además, me va a denunciar con la FAE.
—¿Qué? ¿Pero por qué la FAE?
Taylor se retiró los guantes, ya había terminado.
—Es obvio que alguna compañía los compró, son un grupo muy barato.
—Hablaré con mis padres y haré que Iris haga lo mismo—exclamó con evidente preocupación. Taylor la tomó de los hombros.
—Recuerda que mis lazos familiares son el principal problema, si usas a tus padres, lo único que haré será darles la razón de que no merezco el puesto.
Retiró las manos de sus hombros y antes de levantarse le revolvió el flequillo, siempre lo hacía desde que eran niños.
—Bien, tengo que irme.
—Eh? —la rubia se levantó y lo persiguió por la casa— ¿ya?, pensé que te quedarías a comer conmigo.
—Solo vine para hacer esto, y por unos papeles, pero tranquila hoy si estaré en la noche.
Taylor comenzó a colocarse una gabardina azul, el frío era intenso y estaba seguro de que en la noche empeoraría.
—Tendremos una invitada, así que asegúrate de estar presentable pero no exageres.
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Editado: 24.09.2024