En todo el camino, apresurada, no dejaba de pensar en lo que había visto. Esa imagen se repetía y repetía en su cabeza una y otra vez, hasta que llegó a la escuela. Jamás había llegado tan rápido a pie. Entro corriendo, sus pasos se sentían en todo el pasillo acompañados por un tic-tac de reloj; abrió la puerta y entró como solo ella sabía hacerlo sutil y callada, nadie se enteró de que había entrado. Ya sentada en su silla sacó sus libretas y murmuró a su mejor amiga Sofia:
-Amiga, ya he llegado.
-Oh, que susto! Cuando has entrado?
-Hace unos segundos, pero eso no importa por lo que te tengo que contar.
-Que sucedió?
Le contó todo o casi todo porque al llegar a la parte final y más interesante se detuvo avergonzada.
Cuenta, chica, por que te detuviste?
-Es que....
-Dilo -la amiga desesperaba.
-Te conté que el chico se monto en el ómnibus, me sente detras de el y al sostener un botiquín rosado se le cayó por el brusco frenazo del conductor.
-Si, si, ya me contaste eso, pero termina.
-Bueno, el botiquín se cayo y todo el contenido se esparció por el lugar.
-Y que? -la amiga levantó la voz.
En ese instante el profesor interrumpe -por favor alumnas no las quiero volver a regañar o tendré que llevarlas a la dirección.
-Habla bajo, el profesor se dara cuenta -decia Sofia.
-Es que si me dejaras terminar, no preguntes, ni exclames mas -dijo murmurando Melody.
-Acaba de contarme, que tenia el botiquín?
-Bueno tenía...
-Que?
-Instrumentos o utencilios de....
Interrumpe el profesor:
-Alumnas, luego de la clase vendrán conmigo a la dirección, estamos dando una clase muy importante y ustedes solo hablan, sera mejor que hasta el final de la clase no murmuren mas, esta bien?
-Si profesor -respondieron las dos a coro.
En fin fueron a hablar con la directora y esta no podía atenderlos porque estaba hablando con los padres y el alumno nuevo que entraria a la universidad en tercer año. Melody iban en frente y Sofia detrás, antes de ellas el profesor; se pusieron de pie y de la oficina salieron los padres desconocidos y el alumno. El muchacho iba detrás de sus padres y aun Melody no lo veía muy bien, pero su cara dejo de esconderse y se mostró. El corazón de Melody se aceleró repentinamente, habia cruzado una larga mirada con "el idiota", que por la cara que presentó sentia lo mismo, o al menos ella sintio eso. "No puedo tener tan mala suerte, no puede ser" pensaba ella.