My salvation

Capítulo 2

Narra Caroline - París 

Entré lentamente al lugar mientras observaba la decoración. Era algo pequeño, pero tenía un lindo toque lujoso y acogedor.
Avancé hasta la barra que es donde se encontraba quien pretendía que me brindara la información de pardero de Klaus. Ella se llamaba Marianne y era una poderosa y vieja bruja nacida en el barrio francés de Nueva Orleans, que se mudó hace ya varios años por el hecho de que había dicho ya cansarse de los vampiros y que estaba lo suficientemente grande como para seguir practicando ya su magia contra los enemigos.

-Marianne- Pronuncié llegando a la barra y deteniendome justo en frente suyo.

-Vampiro- Pronunció con repugnancia mientras levantaba la mirada y la dirigía hacia mis ojos.

-Necesito información- Carraspee.
-De Klaus Mikaelson- Suspiré.

-Klaus... ¿el híbrido que anda provocando desastres y terror en las calles de Paris?- Levantó ambas cejas con notoria sorpresa.

-Él mismo- Asentí..

-Desde que lo conozco, todas las personas intentan huír de él, pero tu lo buscas?- Frunció el ceño.

-Necesito hablar con él, sobre algo... importante- Fruncí los labios.
-Sabrías su paradero?- Intenté ser amable..

-Eso es una información que no podré darte- Me esquivó y comenzó su camino hacia una mesa.

-Lo necesito.. Por favor- Bufé mientras la seguía.

-Si no te vas ahora voy a tener que hacer algo que ninguna de las dos queremos- Se giró antes de llegar a la mesa y me mostró una mirada de advertencia.

-No vas a hacer nada- Me tensé y mis colmillos amenazaron con salir.

-Este es mi lugar y ni tu ni nadie viene a amenzarme justo aquí- Se comenzaron a tambalear las copas y otras cosas en el lugar, se caían los recueadros y un ligero viento comenzó a entrar por las ventanas y las puestas abiertas.

-No te sientas tan poderosa Marianne, puedes acabarte en cualquier momento- Dije antes de esfumarme de ahí.

-Maldita bruja!- Pronuncié nada mas llegar al hotel y entrando a mi habitación.
No pasaron ni segundos cuando recibí una llamada de Rebekah.

Conversación telefónica - Rebekah y Caroline

-Caroline! Has encontrado ya a Nik?!- Esta vez se la escuchaba algo animada.

-No, estaba en eso pero...- Bufé.

-No te frustres, ya conseguí su paradero-

-Enserio?- Me senté en la cama.
-Dímela- Dije rápidamente mientras buscaba un bolígrafo y una hoja para anotar tal dirección.

-Anota: xDirección-

-Perfecto- Dije justo terminando de ecribir y dejando las cosas a un lado.

-Creo que lo mejor será que vayas ahora y le digas la verdad- Se la escuchó decidida.

-La verdad? Que verdad?- Fruncí el ceño.

-Que le digas por lo que realmente estás allí. Que le digas que estás allí por él- Todo mi organismo se tensó por completo y mis ojos se abrieron de gran manera.

-Que... pero si tu misma me dijiste que le inventára alguna historia- Me removí incómoda.

-Lo sé, pero ahora creo que lo mejor será que le digas la verdad. A él solías gustarle por ello Caroline, porque no temías decirle la verdad, porque no le temías- "Solías gustarle" Justo esas palabras disparáron todas mis emociones. Recordé las veces que me dijo que le gustaba y las veces que me lo demostró.

-Yo... talvez tengas razón. Le diré que vine a ayudarlo como una... amiga- Yo? Amiga de Klaus? NUNCA!! Y no exactamente porque lo odie.

-Perfecto! Nik estará feliz de que despues de tanto tiempo vuelva a verte, de saber que regresaste solo y únicamente por él, por ayudarlo a salir adelante- Se la escuchaba feliz.

-Te comunicaré cualquier noticia-

-La esperaré con ansias-

-Adi...- No dejó que terminara ya que me interrumpió.

-Ah y... Caroline, no tengas miedo, él no permitirá que nada malo te suceda- Fué lo último que dijo antes de colgar la llamada.

Fin de conversación telefónica - Rebekah y Caroline

Suspiré pesadamente mientras me colocaba la chaqueta y cogía mi celular en mano.

-A por tí Klaus Mikaelson- Dije antes de cerrar la puerta de la habitación a mis espaldas y comenzar mi camino hacia el supuesto lugar en donde se estaría quedando Klaus.

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Luego de una hora y varios minutos de dar vueltas "turísticas" por las hermosas calles de Paris, me decidí por llegar de una buena vez a mi destino, Klaus, es decir, donde está quedando Klaus, porsupuesto.
Golpee suavemente la puerta y luego de esperar unos minutos nadie abría. Volví a golpear y nuevamente, nada.

-Me buscabas amor?- Oh, por, dios! Era esa voz nuevamente, esa voz luego de tanto tiempo sin oírla, era esa sexy y condenada voz.
Giré lentamente sobre mis talones y me encontré a un, igual de apuesto que antes, Klaus. Tenía un liquido rojo en sus labios y parte de su remera, lo cual por el olor dedúje que era sangre y para nada pintura.

-Klaus- Si, fué la única palabra que logré formular, fué lo único que salió de mis labios.




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