Nacida para el Amor

Parte 1

Cada día es un nuevo reto, no porque estos sean difíciles de pasar, sino porque nunca falta la persona que dice que no puedo hacer algo.

Primero fueron mis amigas, dolió cuando me dijeron que era muy dependiente económicamente de mis papis y definitivamente fue un golpe bajo cuando dijeron que no podría ser independiente de ellos.

Aún recuerdo aquel día con exactitud. Fue como una puñalada en la espalda.

— Eso quiere decir que tenemos dos recreos ¿cierto? — pregunta Gaby mientras subimos las escaleras al sexto piso.

— En teoría sí. Es lo único bueno de este año ¿no? — respondo en lo que nos ubicamos en una esquina del mediano patio.

Ya no hay más chicos corriendo detrás de una pelota ni niños gritando, el beneficio de ser de 3ro era estar arriba junto a los de ultimo grado. Buenas vistas para mis amigas, paz y tranquilidad al comer para mí. 

Por un momento nos quedamos en silencio sacando algo de comida de nuestras bolsas hasta que Lisa decide hablar sobre chicos.

— Han notado que los de ultimo se ven tan grandes. Sobre todo, los chicos —dice esto último con una sonrisa.

Astrid solo rueda los ojos mientras que Gaby mueve la cabeza en un vano gesto de afirmación.

— ¡Oh vamos! — se queja Lisa —En dos años seremos de ultimo. ¿Se imaginan tener su edad?

— Lis, no quiero ser aguafiestas, pero no creo que los chicos de nuestro salón se vean como ellos en dos años. Mucho menos nosotras. ¿Míranos?

— Eres una amargada Laurete. ¿Porque esperar a que los idiotas de nuestro salón se conviertan en ellos si podemos salir con ellos? —señala a al capitán de 5to.

— Lau tiene razón Lis, además... piensa bien sus palabras —¿tienes permiso para salir con un chico? Porque yo no y no es algo de mi interés.

Gaby vuelve a mover su cabeza. Es raro que esté tan callada, normalmente suele hablar demás. Sospechoso.

— Gabs, ¿tienes algo que opinar?

Hace un vano intento de sonreír mientras termina de masticar su sándwich.

— Yo si tengo permiso —Lisa le presta más atención —Mamá me dijo que ya tenía edad para tomar mis propias decisiones, entre ellas está el salir con chicos y tener enamorado.

Lisa aplaude y salta de la emoción

— Esa es la actitud. ¿Ven? A nuestra edad ya debemos ser maduras y salir con chicos.

— Pero salir con chicos no es algo que me interese ahora — continúa Gaby pinchando la burbuja de felicidad de Lisa —. Prefiero seguir concentrada en mis estudios y en las tareas de mi casa para tener propina.

— Que aburridas son. Pero de que me quejo si para salir con algún chico necesito plata y es algo que muy poco tengo. 

— Ahora ven que no es tan sencillo — les dice Astrid.

— Concuerdo contigo, además no hay un solo chico aquí que me interese. Lo del dinero está controlado —digo en lo que miro el reloj del patio —Si saco varias A papá me dará un aumento de dinero cada mes y en mi cumple. 

Las chicas me miran e intercambian miradas.

— ¿Ahora qué? —ruedo los ojos.

— No te ofendas Lau, pero tu promedio no es tan excelente al nuestro. Ya quisiéramos nosotras que nos den buena propina todos los meses solo por intentar sacar buenas calificaciones. ­ — dice Lisa esperando hundirme con sus palabras.

— Si, además no deberían darte un incentivo por intentarlo, debería ser tu obligación. Después de todo nuestros padres se esfuerzan cada día para darnos un mejor futuro. — dice Gaby en voz baja.

— Exacto. No es por nada Lau, pero la mayor parte del dinero que consigues ni siquiera es por ahorro tuyo, es porque con intentar sacar una buena nota tus papas te lo dan. No me imagino como serás más grande.

Y eso dolió.

— Esperen, esperen. Ni bien cumpla 20 o 22 seré independiente y tendré un espacio solo para mí. No más padres ni más control. Solo yo y mi carrera. 

— Laurete, no creo que seas independiente ni, aunque tu consiguieras el dinero para alquilar un depa o cuarto. Si tus papas te dan dinero para los demás gastos igual dependerás de ellos, pero lejos de casa —suena el timbre dando fin al primer recreo y Lisa desaparece. 

Gabs y Astrid se limitan a sobar mi espalda y bajar las escaleras para ir al salón y yo me quedo parada por un breve segundo al comienzo de las escaleras. Esa punzada en el pecho dolió más que nada, por ahora.

Y así es como se siente que tus amigas te apoyen. 

Tengo una buena memoria para estos casos, puedo recordar mis malos días, los episodios de mis series favoritas y las escenas de la mayoría de libros que he leído, pero es lamentable que eso no aplique con respecto a mis estudios. Haga lo que haga las malditas fechas de historia o las fórmulas matemáticas no se guardan en mi sistema.

Lo lamento maestra Ross, soy una decepción.

  




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