El peligro pasó. Parecía que estábamos a salvo. La situación se calmó, estamos bien.
Acabamos de conocer a cinco personas: Marcus, Heather, Sean, Robert y Connor. Aún no conocí bien a los 3 últimos, pero confiaba en que eran buenas personas. Marcus, quien parecía ser el líder del grupo, nos acogió de una manera agradable a pesar de haberles invadido su lugar. Nos dijo que si queríamos escapar de aquí, teníamos que ir a por gasolina para su helicóptero. Ellos dijeron que tenían el mismo objetivo que nosotros, por lo que, quizás iríamos todos juntos hacia allá.
Sin embargo, era hora de dejar de pensar, llegamos a la entrada de lo que el grupo de Marcus le llamaba "base", así que decidí prestar más atención en esto que a mis pensamientos.
La entrada era una gran puerta de madera, el edificio era de dos pisos, con gran cantidad de ventanas, supuse que para vigilar la zona. La construcción era de por sí grande, de estilo rústico, elegante, algo raro como para estar cerca de un lugar donde circulan vehículos aéreos. Marcus nos abrió la puerta y al entrar, nos topamos con una sala de estar bastante espaciosa, igual de rústica como el edificio. Un sofá negro de 3 lugares, más dos sillones individuales, ambos también negros. Algún que otro excéntrico cuadro colgado en la pared, un estante con bastantes libros en su haber, una mesa de madera relativamente común, donde tenía encima un cómic, no reconocía de qué era, ya que los cómics no son de mi gusto.
—Ah... Sí. Mi hija es fanática de ese tipo de cosas —aludió Marcus señalando el cómic.
Al final, mis sospechas eran ciertas, Heather era hija de Marcus.
El hombre nos dio una cálida bienvenida y nos invitó a acomodarnos en donde queramos. Él por su parte, se sentó en uno de los sillones, Sean se dirigió hacia arriba por medio de una escalera de madera, y Connor lo siguió, mientras que Heather nos preguntó si teníamos hambre.
—Por mí, no —respondí y me di la vuelta mirando a mi grupo—. No sé ustedes, chicos.
—No, muchas gracias —respondió Ian.
—No, lo agradezco —dijo Bianca.
—Yo no, gracias —exclamó Beatrice—. ¿Tú, pequeña? —le preguntó a Victoria.
Victoria asiente tímidamente con la cabeza. La niña parecía algo avergonzada, y es entendible, hay mucha gente aquí, y comer en lugares ajenos es algo que a la mayoría le cuesta acostumbrarse. Heather respondió a la petición de la pequeña y se dirigió a la cocina, mientras, Marcus nos invitó a sentarnos una vez más a cada uno en los sofás que estaban presentes. Yo por mi parte, me senté en uno de los sillones individuales, Bianca se sentó en el otro, mientras que Beatrice, Ian y Victoria se acomodaron en el sillón de tres cuerpos.
Luego de acomodarnos, Marcus propuso presentarnos.
—Supongo que ya saben que mi nombre es Marcus. ¿El de ustedes?
—Yo soy Ethan, la chica es Bianca, la mujer Beatrice, el chico Ian y la niña Victoria —hablé presentándonos. A cada uno que nombraba, le señalaba para aclararle a Marcus quién era quién.
—Ya veo. ¿Son familia?
—No no, sólo Beatrice e Ian, son madre e hijo.
Nos preguntaba lo típico, donde y cuándo nos conocimos, hace cuánto, etcétera. Decidí contarle detalladamente la historia sobre cómo conocí a Bianca, cuando nos encontramos con Beatrice e Ian, y cuando encontré a Victoria. Marcus parecía algo sorprendido por todo lo que le conté. Supuse que su curiosidad se habría saciado, por lo tanto no le conté más detalles.
De pronto, salió Sean bajando las escaleras que daban al segundo piso, se acercó y nos vio a cada uno de nosotros.
—Veo que se están conociendo. Yo también quiero ser parte.
—Pues preséntate —le ordenó Marcus—. Has llegado un poco tarde, ellos ya jugaron su turno.
—Bueno, mi nombre es Sean, tengo 24 años, soy de Texas y me gusta mucho el pollo.
Todos largamos una pequeña carcajada por lo último que dijo. Sean parecía buena gente después de todo. Parecía alegre al hablar, y su sencillez al conversar lo hacía ver más simpático.
—Eso último es muy cierto —añadió Marcus.
—¡Viva el pollo! —exclamó Bianca alegremente.
—Sí, ¡viva el pollo! —complementó Sean.
Todo iba bien, las charlas con ellos dos eran bastante agradables, sobre todo por parte de Sean, que parece ser el típico miembro bromista del grupo. Después de las pláticas, llegó Heather con un plato de sopa de vegetales para Victoria.
—¿Sabes, papá? No he encontrado los churrascos que hemos dejado anoche.
—¿Qué? Pero si hace unas horas estaban allí.
—No, no están —al responderle a su padre, ella se enfoca en Victoria—. Bueno princesa, aquí tienes.
Victoria parecía satisfecha con la sopa, supuse que no era lo mejor que esperaba por su rostro, pero igual se mostró agradecida. Yo de paso, le agradecí a todos por su bondad, más allá de que ni Robert ni Connor estaban presentes en la sala, pero también los mencioné.
Editado: 13.05.2018