Los tiros nos sorprendieron, venían de afuera y según Connor, eran Robert y Sean los que efectuaban los disparos. Además, Connor afirmó que nos estaban atacando. ¿Quiénes? No se sabía, el chico corrió a toda velocidad hacia nosotros a avisarnos del peligro que se avecinaba. Después de escuchar a Connor, apareció Marcus bajando de las escaleras rápidamente.
—¿Oyeron eso? —preguntó Marcus
—¡Son Robert y Sean! ¡Nos invadieron! —exclamó Connor asustado.
—No puede ser... —en el momento, se dio la vuelta y dirigió su mirada hacia mí—¿Te siguieron?
—¿Qué? ¡No! —respondí.
—¿Quiénes nos invadieron? —interrogó Marcus a Connor
—¡Los monstruos!
Una invasión de monstruos, perfecto. La situación empeoró del todo, no se sabía cuántos de ellos eran, había que averiguarlo. Marcus fue con su hija y con Connor a buscar equipamiento para defenderse, mientras tanto, mi grupo se quedó conmigo.
Aproveché el momento para tener una pequeña charla con mi grupo, en la que resolvimos que Bianca e Ian irían conmigo a defender el lugar, mientras que Beatrice se quedaba aquí con la pequeña Victoria.
Luego de esa pequeña conversación, por un lado, Beatrice llamó a su hijo y se quedó hablando con él, seguramente para advertirle de lo peligrosa que era la situación, para decirle que se cuide, lo típico. Por el otro, Bianca se quedó conmigo.
—¿Serán muchos?—preguntó con cara de preocupación.
—No lo sé... Ojalá que no.
—Esto será divertido —exclamó ella.
—¿Estás preparada? —le pregunté.
—Sí.
Ian terminó su conversación con su madre y se acercó a nosotros. Beatrice se quedó sentada con Victoria, quién recién terminaba su plato de sopa que Heather le preparó hace unos minutos. Luego, Marcus, Heather y Connor aparecieron con su armamento y se dirigieron hacia nosotros.
—¿Tienen armas? —preguntó Marcus.
—Sí —afirmé.
De pronto, se oyó otra oleada de disparos, un poco más larga que la primera, lo que indicaba que el problema parecía ser mayor.
—Tenemos que ir. ¡Ya! —ordenó Marcus.
Él enseguida abrió la puerta de la base y salió corriendo hacia el lugar por donde provenían los disparos, dado del sonido, parecían venir muy cerca del hangar por donde nosotros entramos, el hangar donde estaba la avioneta y el cuerpo de Ryan, el hermano de Robert. Enseguida que Marcus salió, Heather y Connor seguían sus pasos detrás de él. Le indiqué a Bianca y a Ian que los seguiríamos y marchamos. Los chicos, detrás de mí, y yo, detrás de Heather, Connor y Marcus, a afrontar a los invasores. Mientras corríamos, aún se escuchaba alguna que otra ráfaga de disparos alrededor.
Sin embargo, en plena corrida, se escuchó un gran rugido, un rugido que hizo que tanto mi grupo como el de Marcus, se detuvieran al instante. El sonido se escuchó por detrás de nosotros, era difícil describirlo, pero fue intenso, ruidoso, totalmente perturbador. Un rugido que seguramente se escuchó por varios metros de distancia. Sin darme la vuelta, miré cada uno de los rostros de las personas a mi alcance, y todas reflejaban lo mismo, sorpresa y horror. Cuando finalmente me doy la vuelta, el miedo se apoderó de mi cuerpo cuando me percaté de lo que estaba presenciando.
Un monstruo como el que vimos cuando estaba con Bianca en la casa de la madre de Victoria. Tenía el mismo grotesco aspecto que el anterior nombrado, sin ojos, una dentadura que podría con sólo un mordisco devorar tu carne en segundos, una piel carnosa y garras largas. Tenía una altura considerablemente mayor a la de un hombre promedio, lo que lo hacía más intimidante. Una apariencia que pareciera que el mismísimo Lovecraft la hubiese creado. Todos apreciaban el aterrador espectáculo que teníamos en frente, a tan solo unos metros de distancia. La criatura, lista para atacar, se posicionó como para correr hacia nosotros y avanzó. La reacción nuestra fue rápida, enseguida tomamos nuestras armas y abrimos fuego, los impactos de bala caían uno por uno en cuestión de microsegundos en el cuerpo del macabro ser, que gemía de dolor hasta que cayó fulminado al suelo. Se necesitó de una lluvia de balas para hacerle caer, pero funcionó. El humo salía por la boca del cañón de mi rifle, el cuerpo del monstruo yacía en la carretera a unos pasos de nosotros, ya muerto.
Sin embargo, no habíamos terminado aún, faltaba ver la situación de Robert y Sean, quiénes, de momento, no se les escuchaba disparar ni tampoco sus voces.
Luego de acabar con la criatura que nos había atacado, nos dimos la vuelta y seguimos camino hacia el hangar donde probablemente provenían los disparos de los chicos. Había un silencio abrumador, lo único que se escuchaba eran nuestros pasos y mi esfuerzo por respirar mientras corría. Marcus, Heather y Connor estaban desesperados, ponían todo su empeño por correr lo más rápido posible, pero ya estábamos cerca.
Editado: 13.05.2018