Nadie como Tu

Capítulo 8

- Espero tengas algo de comida – digo apenas me abre la puerta, pasándola de largo -, porque tengo demasiada hambre.

- Si – apenas la escucho, por lo que me giro a verla.

- Así que ya te enteraste.

Sólo hacía falta ver sus ojos llorosos, que aunque trataba de bajar la cara, escondiéndose, pude notar que ya escuchó el rumor.

En contra de mi buen juicio, el cual no concuerda con el de mi prima, Karen salió con el imbécil.

Por más que le dije que no perdiera el tiempo con un perdedor así, ésta no me escuchó.

Kate se encoge de hombros.

- Parece que por fin entendió que no podía perdonarlo – seguía sin mirarme a la cara.

No sé ni porqué me meto en esta situación, pero me es imposible no decir algo para animarla, aunque sea un poco.

¡Dios! Si quisiera drama, sólo debería ir con Maggie y la vena posesiva que últimamente ha aparecido. Al menos con ella tendría un poco de acción.

- Tengo ganas de una pizza, ¿qué te parece si vamos?

- No sé…

- Si quieres que avancemos con la tarea, primero debes alimentarme. De otra forma, no funciono.

- Bien – pone los ojos en blanco, pero al menos ya no parece a punto de llorar -. Vamos.

 

Nos sentamos en una de las mesas del interior de una pizzería, ubicada a dos cuadras de la casa de Kate.

Luego de pedir una grande con extra queso, Kate se siente con la libertad de hablar.

- Soy una idiota – suspira.

No digo nada, esperando que con eso desista. Mi boca se abrirá sólo para masticar la comida que nos traerán. Pero es pedir demasiado, ya que en lugar de dejarlo, parece como si le diera cuerda.

- Es que, apenas ha pasado más de una semana desde que terminamos y ya está saliendo con alguien – se queja.

- Eso pasa – digo a falta de otra cosa qué decir. Ya me estoy resignando a ser su confidente involuntario.

- ¿No te molesta? Después de todo, Karen es tu prima, y tú no tienes muy buena relación con Miguel.

- Tampoco es que pueda opinar con quién sale y con quién no – claro que no iba a mencionarle que de hecho sí lo hice, pero fue como hablarle a una pared.

- Cierto. Así como me imagino, ella no se mete en lo tuyo.

- Por supuesto que no – resoplo ante la idea, primero tendría que salir realmente con alguien.

Me observa de forma extraña.

- ¿Qué?

- ¿Y has salido con alguien? – pregunta como si me hubiera leído la mente -. Porque, desde que te conozco, no te he visto salir con alguien, que no sea alguna amiguita.

- Hay mucho de mí para dar – digo arrogantemente -, ¿por qué no compartirlo con más de una?

- Sí, claro – pone los ojos en blanco -. ¿En serio no has tenido una novia de verdad?

- Claro que he tenido. Un par, hace tiempo.

- ¿Y qué pasó? – dice luego de que la mesera se retira después de poner nuestra pizza sobre la mesa.

- Pues, como todo, terminamos y cada quien por su lado – tomo una rebanada, a ver si con eso deja de preguntar.

- ¿Cuánto tiempo duraste con ellas? No sé por qué, pero creo que no mucho – sonríe.

- Oye, en serio tengo hambre – me lleno la boca, dejando claro el mensaje.

- Si. Entiendo – se sirve una rebanada, pero apenas si le da algunos mordiscos.

- Tienes razón – digo a regañadientes.

- ¿Cómo?

- Con la primera creo que duré un par de meses. La segunda… parece que ni al mes llegué – no puedo creer que mi respuesta devuelva el ánimo de hace un momento.

- Si te soy honesta, pensé que sería mucho menos – ahora si come.

- ¡Auch! Eso dolió. ¿Tan mal novio piensas que soy?

- Digamos que pienso que eso que dijiste de que “hay mucho de mí para dar” – incluso trata de poner un poco más grave la voz para igualarla a la mía -, en realidad te lo crees.

Mientras ella come tranquilamente, con el buen humor restaurado, yo me limito a observarla, no muy seguro de sí debería sentirme ofendido o no después de eso.

- Alguna vez pensé que terminarías con Maggie – dice pensativa, haciendo que casi me atragante.

- ¿Por qué?

- Porque pensé que eran tal para cual.

- Ya no me está gustando a donde va esta conversación – le frunzo el ceño.

- Y luego de ver cómo asustaba a tus otras admiradoras, pues creí que ya casi era un hecho – se encoge de hombros -. Hablando de eso, ¿es seguro comer contigo?, no quiero que luego se me venga encima – finge tener escalofríos.

- Te aseguro que estás muy lejos de la verdad – le aclaro, divertido; y sin saber cómo, termino confesándole -. Últimamente la evito. Parece pensar que realmente estamos juntos, cuando bien sabe que no es así.



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En el texto hay: traicion, amor, dudas

Editado: 07.12.2022

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