Nayla, Amor, Magia y Aventura

Capítulo Veinticinco: El Búho Nocturno

En la oscuridad del bosque se escucha el canto de diferentes animales, pero no se compara con el rugido de la bestia que están buscando. 

—¿Seguro qué es por aquí? —pregunta Nayla sosteniendo una antorcha, iluminando con su fuego a las sombras de los árboles. 
—Según lo que dijo Bob, y el mapa que nos marcó, es por aquí. —responde Kyros, sosteniendo un mapa, y otra antorcha—. Además dijo que debemos adentrarnos en la oscuridad del bosque fantasmal para encontrarlo. 
—Él no usó la palabra fantasmal.  
—Lo sé, pero suena bonito. 
—¿Y por qué usamos antorchas? ¿No puedes iluminar nuestro paso con magia? 
—Podría, pero no sabemos a qué nos enfrentaremos, así que es mejor guardar mana. 
—Como quieras. 
—¿Acaso a una chica tan fuerte le pesa una antorcha? 
—Cállate. 

Nayla, mientras camina, recuerda como fue esa conversación, con el sujeto llamado Bob. 

—Verán, ya pasó mucho tiempo desde que vi a Caym —dijo Bob—. Se adentró en el bosque, en busca de un guerrero, mitad hombre, mitad búho. 
—¿Es algún tipo de bestia? —preguntó Kyros. 
—Para nada. —respondió—. Él era un soldado que se reveló contra la inquisición, con ayuda de algunos hechiceros cambió muchos de sus rasgos humanos, para adoptar los de un animal, transformándose en el guerrero que es hoy en día, mitad hombre, y mitad búho.  Usó su poder para defender a todas las criaturas mágicas que encontraba, fue tomado como un traidor por los suyos, pero eso nunca le importó, veía justicia en defender a los perseguidos. Cuando la inquisición y la persecución terminaron se refugió en el bosque, y se proclamó como su protector, haciéndose llamar “El Búho Nocturno”   

Recuerda que esas palabras le causaron una breve carcajada, lo que hizo que ellos la miraran con seriedad, sin entender el motivo de su gracia. 

—¿Por qué te ríes? —preguntó Kyros. 
—Por su nombre —río de nuevo—. Se llamó búho nocturno, claro, porque los búhos salen de noche, ¿Cuál es el origen de ese nombre? Es muy redundante—dijo para seguir riendo. 
—¿Cuál es tu problema? —preguntó Kyros sin entender la gracia. 
—Como les decía —dijo Bob intentando volver al tema—. Algunos viajeros, y exploradores que pasaron por el bosque, denunciaron la hostilidad de este guerrero. Entonces Caym decidió buscarlo para hablar con él, y a partir de ese momento, nadie volvió a verlo. 

Kyros bajó la vista un momento, intentando pensar y atar algunos cabos. 

—¿Recuerdas hace cuánto ocurrió esto? —preguntó él. 
—Ya va a ser más de un año. —respondió con resignación. 

Tras la respuesta, la frialdad y el silencio tomaron la mesa, Nayla recuerda esa tensión que los rodeó, como si fuera una fuerza eléctrica. 

—Sabes que Caym tenía la habilidad de ser un domador de bestias —dijo Bob—. Por eso fue a su encuentro, quería dialogar.  
—¿Qué es un domador de Bestias? —preguntó ella. 
—Un hechicero que puede comunicarse con las bestias. —respondió Kyros—. Una capacidad de nacimiento, pero se debe desarrollar, y él lo hizo muy bien. Aunque no sabemos nada de su actual paradero, supongo que está vivo, pero para saberlo tendremos que ir a preguntarle a ese Búho Nocturno. 
—Hay algo más que deben saber. —dijo Bob—. Los Caballeros Celestiales tienen toda una lista negra, con la que se comunican con sus matones y mercenarios, ahí especifican si los quieren vivos o muertos, y también el precio que hay por sus cabezas, y debo decirles que ustedes lideran el podio. Ya se abran enterado del incidente con el dragón Erick, y estoy seguro que saben que siguen con vida. 
—Una lista negra —murmuró Kyros, entrelazando los dedos en su pelo—. Estamos siendo literalmente cazados. 
—No me atemorizan —dijo Nayla—. Hui toda mi vida, pero ya dejé de hacerlo, si el enemigo me encuentra estoy dispuesta a dar batalla. 

De pronto deja de navegar en sus recuerdos, al ver que su guardián se detiene súbitamente. 

—Debería ser aquí. —dice mirando su mapa, para levantar la vista y encontrarse con lo que estaba buscando. 

En el centro del bosque mora un árbol gigantesco, similar en tamaño a una montaña, algunos creen que es la puerta de pasaje a otros mundos, otros que solo es un árbol más grande que el resto. Sin embargo, en lo que todos coinciden es que llegando hasta él, atraerás la atención del Búho Nocturno. 

Nayla logra observar una sombra bailando entre los árboles, no sabe si será pájaro o demonio, hasta que, frente a sus ojos, emerge de la oscuridad del bosque, mostrando su cara, mirándolos desafiante. Debe medir un metro noventa de altura, con alas naciendo de su espalda, con plumas en lugar de pelo, garras en lugar de dedos, con fornidas piernas de humado, pero pies de pájaro, y con un mazo hecho de hueso descansando en su cintura, aunque por su expresión, deja en claro que no teme usarlo. 

Las miradas chocan entre ellos y parecen arder, no hay calma previa a la tormenta que está por desatarse. 

—No venimos a pelear —declara Kyros—. Sólo queremos saber donde está un hombre que vino a verte, hace ya más de un año, pero no es un hombre cualquiera, sino un hechicero y domador de bestias, que tiene el nombre de Caym. 

Tras estas palabras, el guerrero ni se inmuta, temen que no hablen el mismo idioma, o que solo sea una bestia de carácter primitivo. 

—Reconozco a la persona que me nombras, hechicero —responde con una fría expresión de piedra, disipando sus dudas—. Aunque las palabras en mi boca no saldrán con facilidad, deberán mostrarme su habilidad, desafiándome en fiero combate. Si logran derrotarme, con gusto les diré como llegar a él. 

Maldición —piensa Kyros—. Imaginé que tendríamos que pelear, debo hablar con Nayla, y ser cauteloso porque… 

—Puño meteorito —Nayla invade la oscuridad del bosque alzando su puño en llamas, sin esperar ningún tipo de respuesta, se lanza al combate de manera feroz. 

El Búho cubre el impacto con una de sus alas, como si fuera un escudo, y con la otra la golpea, haciéndola volar hacia la sombra de los árboles. Si se sacó a Nayla de encima con tanta facilidad, no debe ser un rival cualquiera. 

Kyros sabe que fue un golpe duro, pero conoce la fortaleza de Nayla, ella podrá resistirlo, aunque lamenta que sea tan impulsiva y ataque de esa manera, pero ahora es su turno de atacar y mostrarle sus hechizos. Junta las manos, y luego las extiende por los lados, haciendo que se desprendan de ellas varios rayos de luz, que forman esferas luminosas en todo su alrededor, encandilando al Búho, obligándolo a huir hacia la sombra.  

El hechizo es conocido como esferas de luz, es usado para apabullar a la misma oscuridad, y también le permite ver, a través de ellas, los movimientos que hace su rival, y todo indica, que encandilado y confundido, intentará atacar.   

Como un depredador sale de atrás de los arbustos, con un brazo cubre sus ojos, para que esa fuerte luz no lo lastime, y aunque veloz le da a Kyros un blanco fácil, quien lanza un rayo desde la punta de sus dedos, pero cuando impacta contra el pecho del guerrero, este se convierte en plumas, como si le hubiese disparado a un almohadón. 

Entonces descubre que se trataba de un clon, una ilusión, pero al estar hecha con sus propias plumas, no pudo distinguirlo. Sin que pueda verlo venir, la garra del Búho impacta contra su espalda, propinándole un golpe duro, dejándolo inmóvil, haciéndolo caer al suelo casi tieso. 

—Te confiaste, hechicero —le dice el Búho—. Usé sobre ti un ataque de magia física, el que inhibe tu capacidad mágica y te deja inmóvil por un periodo de tiempo considerable. 

En ese instante las esferas de luz comenzaron a debilitarse progresivamente, hasta desaparecer, reinando de nuevo la oscuridad en la noche. 

—Me temo que el éxito de tu campaña depende solo de esa atolondrada joven… 

Antes de que pudiera terminar de hablar, se ve obligado a extender sus alas para escarpar de los brazos de Nayla, quien se abalanzaba sobre él, sin que la haya visto venir. 

Ahora ella está junto a Kyros, quien se esfuerza inútilmente por moverse, viendo a su rival a unos metros de distancia. 

—No te confíes por haber derribado a mi guardián —dice Nayla—. Eso pasa una vez al día. 

Sin más palabras se lanzan a la batalla, ella demuestra tener una fuerza implacable, pero su enemigo tiene técnica, está entrenado para el combate cuerpo a cuerpo, y sus alas parecen más duras que cualquier escudo, y más tenaces que cualquier espada. 

Kyros observa desde el suelo la pelea, ve como el Búho toma la delantera, y piensa en la forma de ayudar a Nayla. Recuerda haber leído sobre el hechizo que lo mantiene preso, sabe que puede inhibir la mayor parte de su mana, pero no todo.  

De pronto el Búho apresa a Nayla con sus garras, sometiéndola contra uno de los arboles con su fuerza. 

—Ustedes no lograrán superarme —declara, creyéndose victorioso.  

Todo parece estar por terminar, por lo que a Kyros no le queda más tiempo para pensar, y con su poco mana, acompañado de un lento movimiento de su dedo, corre una de las tres espinas del sello de Nayla, liberando una vez más, parte del poder de Kira. 

Nayla sonríe de lado al sentir como esa energía la recarga, se quita con facilidad las garras de su rival, y brama un rugido poderoso, que hace retroceder a la misma noche, provocando que el Búho quede aturdido, y pierda su estado de animal, convirtiéndose de nuevo en hombre, siendo ahora apresado y sometido por la fuerza de Nayla. 

Tal es la magnitud del rugido, que también rompe el hechizo que tenía cautivo a Kyros, devolviéndole su movilidad. 

—Ahora habla maldito —impone Nayla. 
—Me han superado —responde—. Con gusto les diré lo que necesitan. 
—Más te vale —amenaza ella. 
—Ya no hace falta pelear, reconozco ese rugido, es el de Kira —dice Búho con tranquilidad—. Los eh estado esperando. 
—¿Trabajas para los Caballeros  Celestiales? —inquiere Kyros. 
—Me revelé contra ellos hace quinientos años —responde—. ¿Por qué estaría bajo su merced ahora? —dice haciendo sentir a Kyros que hizo una pregunta tonta. 
—Mucha charla —dice Nayla—. ¿Dónde está Camy? 
—Caym —corrige Kyros. 
—Tan pronto me suelten yo se los mostraré. —responde el Búho, intentando reflejar la mayor templanza. 

Su cuerpo comienza a mutar de nuevo, el efecto del rugido no parece afectar a los hechizos que eran permanentes. Recupera su fuerza, y aun así no forcejea contra Nayla, haciendo que ella tenga un poco más de confianza y lo suelte, pero con mucha cautela, dispuesta a derribarlo al primer movimiento en falso. 

Él se levanta y camina hacia el árbol que está en el centro del bosque, apoyando sus garras sobre él. 

—Hay muchas leyendas que rondan este árbol —dice—. Pero solo una es cierta. 

El suelo comienza a temblar, y la corteza del árbol se desquebraja, dando vida a un pasaje dentro del árbol, los temblores cesan, y desde la oscuridad de ese camino, vemos salir a un joven, algo delgado, y con aspecto despreocupado, quien sonríe al ver a Kyros. 

—Hasta que al fin llegaron —dice él. 
—Caym —clama Kyros, acercándose con los brazos abiertos y una gran sonrisa a abrazar a su amigo. 

Nayla queda mirando atónita a su segundo guardián, intentando comprender toda la situación.  

—¿Entonces lo tenías secuestrado? —le pregunta al Búho. 
—Mi función era la de un guardián —responde. 
—Así es —dice Caym—. Le pedí que tuviera un cuidado con todos los que preguntaban por mi, por eso se vio obligado a enfrentarlos. 

La expresión de Nayla cambia, se tiñe de furia, Kyros vuelve a poner la espina faltante en su sello, con cierto temor de que salga de control. 

—Pero conocías a Kyros —dice acercándose furiosa hacia Caym—. Con solo verlo bastaba, o pudiste habernos preguntado, venimos de pelear contra un dragón, y se te ocurre hacer que peleemos en vano contra un nombre búho. 

Dice casi entre gritos, mientras Caym se encoje de hombros, observando a la supuesta elegida, la que cree que tendrá que proteger. 

—Yo no sabía lo del dragón.. 
—Claro —lo interrumpe brava—. ¿Qué demonios vas a saber tu?  

Entre bramidos y groserías alza a Caym desde el cuello de su propio atuendo para empezar a sacudirlo. 

—Nayla cálmate —dice Kyros intentando separarlos, sintiendo que estaba lidiando con dos niños.  
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.