La lluvia torrencial allanaba el suelo de tierra convirtiéndolo en una espesa sustancia lodosa. Los pasos del grupo de jóvenes eran apresurados y frenéticos sus respiraciones eran agitadas y los dedos en sus manos quemaban tratando de cuidar la antorcha que iluminaba su camino. Los aullidos de los lobos se asomaban de entre las llanuras. Los pequeños animales del bosque corrían apresurados a encontrar algún escondite que los refugiara de la tormenta.
Llegaron a un amplio lugar con el suelo aun seco de la tormenta, arboles alrededor cubriéndolos de la vista de miradas ajenas. Tomaron sus antorchas, cada uno, seis en total. Jóvenes mujeres y hombres de edad madura que otorgaban su vida a la luna y a los dioses de Iverzum, esperando que sus plegarias fuesen respondidas.
Unieron un gran circulo de piedras en la tierra con simbologías antiguas a su alrededor, de diferentes formas y tamaños brillaban ante la luz de la luna de entre las nubles grisáceas. Tomaron sus manos cinco de ellos y recostada de entre los símbolos, y justo dentro del circulo de gran tamaño, desnuda, en su piel marcada los mismos símbolos que había a su alrededor, marcadas en sangre en su piel en profundas cicatrices.
Sus manos unidas y coreando al mismo tiempo en un idioma que nadie ajeno a ellos desconocía, “Da l'ùmbiri di a bughjura, per mezu di stu sacrifiziu, parleremu, mamma di i morti, bogovima Iverzum. Nadamo se da će nam se ova ponuda vratiti da zauzmemo mesto koje dintre voi și pentru a vă poziționa ca regina tuturor, marele stăpân al morții, o devotament abbandunò à a nostra misericordia Oslobodite se orlova i večnog života.”
De entre los árboles se escuchaban los crujidos de la madera de los troncos sonar. El olor a tierra mojada inundaba sus narices, los estruendos de la tormenta hacían eco, los árboles se arremolinaban alrededor de ellos moviéndose de manera furiosa, oscilando de manera contraria al reloj. En el centro de ellos justo en el círculo, la joven se movía de manera delirante cubriendo con sus manos de lodo que creaba el agua al caer en la tierra, uniéndose con su cuerpo a la naturaleza.
“Da l'ùmbiri di a bughjura, per mezu di stu sacrifiziu, parleremu, mamma di i morti, bogovima Iverzum. Nadamo se da će nam se ova ponuda vratiti da zauzmemo mesto koje dintre voi și pentru a vă poziționa ca regina tuturor, marele stăpân al morții, o devotament abbandunò à a nostra misericordia Oslobodite se orlova i večnog života.”
De manera iracunda el viento resoplaba entre los árboles, resoplidos que sonaban al llorar de una mujer. El cuerpo de la joven se estremecía frenéticamente, la sangre salía de entre las heridas cerradas, su cuerpo se bañaba entre sangre y tierra lodosa, sus huesos crujían separándose de entre ellos.
Todos transpiraban miedo pero debían proseguir con el ritual hasta el final, los lobos se habían acercado hasta donde estaban ellos y empezaron a gruñirle a todo a su alrededor, unos escavaban con sus afiladas garras tratando de sacar algo de la tierra inexistente.
“Da l'ùmbiri di a bughjura, per mezu di stu sacrifiziu, parleremu, mamma di i morti, bogovima Iverzum. Nadamo se da će nam se ova ponuda vratiti da zauzmemo mesto koje dintre voi și pentru a vă poziționa ca regina tuturor, marele stăpân al morții, o devotament abbandunò à a nostra misericordia Oslobodite se orlova i večnog života.”
Las manos les sudaban sus frentes goteaban sudor, de entre sus brazos surgían símbolos de diferentes formas marcadas al calor, ardían como el infierno. Seguían orando de entre los estruendos de la tormenta, mientras la líder se separa de entre los demás y se dirige hacia una mochila con un libro de cuero, pesando de hojas amarillas, cada hoja con un conjuro diferente, pasando de entres los lobos se acerca a la joven que ahora parecía un cumulo de sangre y masa, sus huesos se habían doblado tanto hasta deformar su figura humana, la sangre se unió al lodo creando una nueva sustancia, hundiendo la masa deforme dentro del suelo, llevándola a de vuelta a la naturaleza, de entre su túnica saco una esfera brillante centellando colores azules, tomo entre sus manos de la sustancia sangrienta marco un símbolo en forma de “g” en la esfera brillante y lanzándola a la masa de lo que había sido alguna vez una mujer, la esfera al entrar en contacto con la masa lodosa se rompió en mil pedazos soltando en la sustancia un velo de luz que envolvió la mancha viscosa, era una luz que se iba tornando azul hasta tornarse ambarina.
Los rezos continuaban hasta que las raíces de los arboles resurgieron de entre la tierra cubriendo la masa amorfa, de manera que pareciese un capullo de mariposa, los rayos caían cada vez más cerca provocando la caída de árboles a su alrededor
Las cosas a su alrededor se están poniendo peor, los lobos se están acercaban más hacia ellos lentamente, uno de ellos había dejado de rezar y estaba temblando de miedo los lobos lo estaban notando.
-No podemos dejar que nos domine el miedo, vamos a lo que venimos aquí- señalo uno