<<Hace un día precioso -Pensó>>
El alcalde de Bosco estaba embobado viendo el cielo azul adornado con un sol resplandeciente que se alzaba sobre su pequeño pueblo.
—Alcalde —una voz apresurada lo llamaba —¡Alcalde!, ¿me está escuchando?.
—¿Que?... Oh.. si... Lo siento Rodny —respondió algo sobresaltado —me entretuve viendo el paisaje —señaló la gran ventana que tenía a su derecha —¿A caso no parece que Bosco se vuelve más hermoso cada día?.
Sus consejeros estaban sentados enfrente de su gran escritorio de madera. Por aquí y por allá se veían un montón de papeles llenos de listas y solicitudes que esperaban su aprobación. Estaban tan regados que incluso tapaban el retrato de su bella esposa que siempre lo acompañaba en su mesa de trabajo, ya apenas alcanzaba a ver el ojo derecho de su siempre dulce mirada.
Su oficina no era muy grande, pero era suficiente para alojar por unas horas a sus tres leales compañeros. Los rodeaban unos grandes libreros acomodados en las paredes que se hallaban repletos de libros de cuentas y registros del pueblo, años y años de trabajo duro. Rodny lanzó un suspiro.
—Esto es muy importante alcalde —Repuso, mirándolo fijamente con sus ojos pardos. Era lo que más sobresalía de el, eso y su pequeña barbita de chivo terminada en punta, de resto, tenía un rostro bastante corriente —Tenemos que aprovechar esta oportunidad que se nos ha dado.
—Rodny tiene razón —dijo Caleb con su voz ronca, otro de sus consejeros, mientras se tocaba su larga barba blanca. Era el mayor de todos ellos con sus setenta años, aunque los cuatro tenían prácticamente la misma edad, ninguno tenía menos de sesenta. Cada uno con sus arrugas que los delataban —Es importante que preste atención alcalde.
—Hace demasiados años no teníamos una visita tan importante —Intervino Irwin, la voz de la razón del grupo, y también el más alto con su metro ochenta y cinco. Sus fríos ojos grises junto con su regia mirada podían poner en su sitio a cualquiera. Su cabello blanco como la nieve no hacía más que resaltar esa característica. Era el encargado de las cuentas del pueblo, no podía permitirse el lujo de no ser tan fríamente calculador —Nada más y nada menos que enviados desde la mismísima gobernación.
—Lo sé, lo sé —Repuso el alcalde, enrollando la punta de su poblado bigote gris con su dedo —Es la oportunidad que estábamos esperando, debemos tratarlos con suma cortesía y dar nuestra mejor impresión. Podrían transmitir nuestra solicitud a la gobernación para que nos concedan algo de presupuesto y empezar a construir las vías del tren, que nos conectarán con las ciudades principales.
—Exacto —Exclamó Rodny —¿Sabes todas las puertas que se le abrirán a nuestro amado pueblo estando conectado a las vías?.
—El comercio se disparará, tendremos un aumento sin precedentes en las arcas del pueblo —Señaló el calculador Irwin —Nuestro vino es muy apetecido, podremos transportarlo en grandes cantidades. Podremos también, traer materiales de construcción y de cosecha mucho más rápido, eso solo por mencionar un par de todos los beneficios que nos esperan.
El alcalde ya sabía todo eso, pero aún así no podía evitar emocionarse, se imaginaba todo lo que podrían hacer por Bosco. Ampliaría y empedraría todas las calles, el pueblo se expandiría, sería aún más bonito. Nadie podría pasar nunca hambre, le daría todo el presupuesto que necesitaran al hospital, la escuela y las cosechas para que brindaran el mejor de los servicios, habría tanto por hacer.
—Tenemos muchas cosas que organizar para la llegada de los supervisores —Apuntó Caleb —Por fin respondieron a las cartas que hemos enviado durante años pidiendo una visita. La última vez que nos visitaron solucionaron la hambruna que nos asolaba, el pueblo se vió enormemente beneficiado.
—Si —Sonrió Rodny —Tenemos una semana para...
Sonaron unos golpes en la puerta.
—¿Que sucede ahora? —Refunfuñó.
—Adelante —Exclamo el alcalde.
La puerta se abrió y dió paso a un joven agitado, no dejaba de jadear, y su rostro congestionado parecía derretirse a causa del sudor.
—Vine... corriendo lo más rápido que pude señor alcalde —Jadeó —Los supervisores acaban de llegar al pueblo.
El alcalde y sus tres consejeros se pusieron de pie al instante.
—¡¿Que?! —Irwin fué el primero en hablar —Se supone que no llegarían por lo menos hasta dentro de una semana. ¿Estás seguro de que son ellos?.
—Si... —El hombre sudoroso tomó aire —Acaban de identificarse en la entrada del pueblo, todo está en orden.
—Oh no... —Exclamó el alcalde aún sorprendido —Será mejor que preparemos algo lo más rápido que podamos —Señaló a Caleb —quiero que organices la cena más espectacular que puedas para esta noche.
—No tenemos mucho tiempo pero... Así se hará señor alcalde —Respondió —Será la mejor cena que haya probado en toda su vida.
Hizo una pequeña reverencia asientiendo con la cabeza y salió de la oficina a toda prisa.
—Rodny —El alcalde lo miró fijamente —Tu te ocuparás del entretenimiento, consigue un bardo que cante durante la cena, o bailarines o... No lo sé, consigue algún espectáculo que complazca a los supervisores.
Rodny acarició pensativo su barbita de chivo por unos segundos.
—Ya sé que podría hacer —exclamó —No lo defraudaré alcalde.
Al igual que Caleb, hizo una pequeña reverencia y salió de la oficina dando grandes zancadas.
—Tu vienes conmigo Irwin —Decidió el viejo alcalde —Me serás de mucha ayuda si se nos presenta la ocasión para hablar sobre las cuentas de Bosco.
—Lo serviré lo mejor que pueda —Respondió.
Entonces se acercó al mensajero y le dió la mano.
—Parece que ya está un poco menos agitado —rió —Gracias por la información Calisto, ya puede retirarse.
Calisto asintió con la cabeza y dejó solos a Irwin y el alcalde.
—Bueno, será mejor que vayamos a saludar a los supervisores lo más pronto posible.
Editado: 13.01.2023