SOBREVIVIENDO COMO ARTISTA.
_ De acuerdo ! - Chisté de mala gana.-
Y Subí las escaleras del edificio protestando por dentro, mientras las llaves del apartamento tintineaban con la sacudida.
Gregoria otra vez me estaba encima con la renta, que llevaba un par de meses sin pagarle.
Apenas me daba para comida enlatada y unos cuantos pomos de pintura. Había podido ahorrar una parte cuando comencé a crear mis propios lienzos, pero la vieja Gregoria quien llevaba los ruleros de la noche anterior y más arrugas que un Shar Pe en el rostro, insistía en que debía pagarla junta, por el retraso.
Intenté hacer horas extras en el bar de Billie, pero mi temperamento no se llevaba del todo bien, con la clientela de aquellas horas. Y mi cuerpo agotado comenzaba a apagarse involuntariamente cada dos por tres, haciendo que mi famélico bolsillo vomitara los pocos dólares que me llevaba de las propinas, para la compensación de los vasos que terminaban regados por el suelo.
Decidí que no era una buena combinación y comencé a enfocarme en mis pinturas, las cuales exponía en el pequeño garage de Muss. Un chico que había conocido en el bar, que como yo, intentaba ganarse la vida con su arte.
El era el baterista de una banda apenas reconocida por un puñado de personas. Pero entendía perfectamente mi ambición. Y encontramos una forma de ayudarnos mutuamente.
Así que cuando la gente pasaba a ver mis cuadros, les daba un folleto del próximo toque de la banda.
Entré al apartamento 34 en el cuarto piso, apartando con el pie un par de cuadros de la entrada y tratando de no pisar algo de pintura fresca que estaba derramada en la moqueta. Di un pequeño salto hacia la cocina, donde el resto de la cena de ayer, me esperaba en el refrigerador, listo para ser devorado antes de comenzar mi turno.
Billie custodiaba la entrada mientras veía la aguja del reloj llegar al cinco, en el momento exacto en el que entraba por la puerta.
_ Cinco minutos tarde Karen!
_ Lo se Billie lo siento, es que justo hoy los semáforos se pusieron en mi contra y la señora de mi edificio me retuvo otra vez, para hablarme de la renta que le debo hace dos meses.
_ A veces no entiendo si eres idiota o muy ambiciosa. Deja ya esas pinturas, te dije que te daría el manejo del bar una vez se fuera Kentucky. Podrías pagar un mejor apartamento que esa porquería en la que vives y comerías algo mejor que las sobras que te llevas. - me vio fijo.- Se que no se evaporan en el freezer.
_ Lo se. Necesito pensarlo mejor Billie, las pinturas son mi elemento, no es sencillo dejarlas, gracias a ellas estoy donde estoy.
_ Exacto. - Dijo negando la cabeza.- Solo recuerda que no estará vacante por siempre, y confío en ti para que lo tomes. Hace cuanto trabajas aquí? Cuatro años quizá? Y que has logrado hasta ahora, que no sea un garage de un borracho fracasado que conociste en el bar?
Hice una mueca.
Quizá Billie tenía razón, sin dudas cobraría el doble de lo que ganaba, pese a que no fuera demasiado, podría pagar la renta que debía y ahorrar para mudarme a otra ciudad, donde tendría muchas más oportunidades de desarrollarme como artista.
Volver a lo mismo.
Sin dudas era agobiante, afrontar y aceptar que había fracasado nuevamente. Tanto estudiar, para terminar trabajando en un bar, rodeada de personas que no sabrían diferenciar un Monet de un charco de vomito.
Era desesperante.
_ Dame hasta mañana. Prometo no dormir para pensarlo y poner mi vida en orden.
_ De acuerdo, pero desde que te conozco tratas de ordenarla. Necesitas vivir la realidad, eres demasiado soñadora para este mundo. -Sonrió algo compasivo y antes de despedirse se acercó a mi.-
_ Ten. Y trata de comer otra cosa que no sea la chatarra que vendemos a estos vagos, por eso estás cómo estás... - Sonreí ante su consciente insulto por mi cuerpo delgado y sin fuerza, aceptando la plata que ponía en mis manos. Billie era el padre que nunca tuve. Él era un buen hombre.-
_ Y trata de no molestar a JJ hoy, no está de buen humor luego de que su amante le robara el coche.
-Sonreí.-
_ No prometo nada!
Una vez Billie se fue, me pase al lado del mostrador y solté mi cabello. Tomando los primeros pedidos.
JJ estaba sentado en la barra detrás de tres shots de tequila y el grasiento plato de frutos secos, que custodiaba con fiereza.
_ Creí que ayer sería la última vez que te vería por aquí.
Miré a JJ quien levantó la mirada indicándome con la mano que le diera uno doble.
_ Ese viejo volvió a abrir la boca o no? -Sonreí y el negó con la cabeza.-
_ Cuando aprenderás Joe ? Las chicas somos más listas... - El sonrió, rascándose la sien y tomando de un solo trago el vaso de tequila, el cual no me dio tiempo a terminar de servir.
_ Dios las hizo bellas y malignas, te engatusan con sus piernas y hacen que pierdas la cabeza...
_ Y los coches.. -Dijo Dylan desde el fondo y sonreí negando con la cabeza.-
_ Sabes que? -Levantó el vaso y volvió a decir.- Creó que tomaré otro.
JJ era un cliente recurrente que siempre aseguraba que era el último día que lo veríamos por ahí. Decía que su familia venía por él y que entraría a rehabilitación, pero la verdad realmente es que era un señor mayor por el que ya nadie se preocupaba.
Pasaba sus días de soledad rodeado de personas que fácilmente serían sus amigos y charlando con una chica que lo creía una persona triste y solitaria.
Joe Jones, me gustaba su nombre, pero por alguna razón él prefería JJ. Billie una vez me contó que no siempre fue así, todo comenzó cuando a su mujer se la llevó el cancer. Al principio fue una distracción, luego fue la necesidad de borrarla.
Terminé mi turno cuando Kentucky entró al lugar.
_ Y? Cómo van tus pinturas? -Preguntó.-
Editado: 01.02.2022