New City Chronicles: The loss Compass

CAPITULO 15

—¿Estás seguro de que no recuerdas nada?-—pregunta por tercera vez Daisy.

—ya te dije que no.

—pero…

—pero nada— la voz de Maicol sale enojada— te digo lo que se, estaba en casa, de la nada escuche un lloro, camine hacia el cuarto de Natalia y sabes que ¡No recuerdo!

Luego de eso el mejor amigo de Daisy se adelanta a nosotras.

—sueles fastidiar mucho— dice divertida Keila.

Daisy gira los ojos y corre detrás de su mejor amigo, Keila por su parte ríe a carcajadas para luego chocar el puño con Cloe.

— Me voy chicas —dice antes de correr hacia su curso.

Cloe y yo seguimos caminando hacia nuestras respectivas aulas, resulta que sólo había perdido el fin de semana y el lunes, así que no estaba tan desigualada como había esperado.

Mi vista se clava en Cloe cuando no la oigo hablar.

— ¿Pasa algo?

— ¿De quien crees que hablaba Keila? —suelta.

Dejo de caminar y suspiro, Cloe me observa atenta esperando una respuesta.

—no lose Cloe —digo sinceramente— pero creo que eso sólo fue un sueño, capaz soñaba alguna pesadilla.

—aja—responde para luego dirigirse a su curso.

Suelto el aire que no creía tener atrapado y me dirijo hacia mi aula.

Luego de todo eso los siguientes días pasaron por así decir normales.


Keila, Daisy y Cloe discutían sobre que tipo de serie animada era la mejor.

—gravity folls —solté de golpe— esa siempre será la mejor.

Daisy da un grito de victoria que sigue con un baile muy pero muy vergonzoso.

—eso no es justo— niega Keila— es porque soy castaña verdad.

La miramos con incredulidad para luego echarnos a reír.

—no se rían—suelta aguantando la risa—esto es serio.

—tan serio como que el starker viva— dijo divertida Cloe.

—no te metas con mis sueños—le siguió Daisy.

Luego de unos pequeños segundos, todas volvimos a reír.

—ya, ya— dije respirando intranquila— ¿ Cuándo era ese viaje al que no iriamos?

—el que nos canceló mamá— repuso Keila.

Asenti seria.

—en septiembre de este año—dijo un poco dolida Daisy.

Todas nos quedamos en silencio por más tiempo del que queríamos.

—no se pongan así, esto no es su culpa— habló Daisy.

—no nuestra no, es suya— Keila señaló a Cloe.

—¿Mia?—repuso la nombrada— yo no fui a la que suspendieron tres días.

Antes de que Keila respondiera con algo que claramente iba a terminar creando una guerra en casa, el timbre de la casa retumbo.

Keila se levanta manteniendo la vista en la puerta.

—¿Han llamado a alguien?

Todas negamos.

—quizás sean lo testigos de Jehová, ya sabes como son.

Keila asiente antes de caminar hacia la puerta, asoma su cabeza por una de las pequeñas ventanas y sonríe.

— es Emily.

Todas asentimos con una sonrisa.

Emily es nuestra única prima, hija de la hermana de mamá, vive a dos calles de la nuestra en una casa de madera muy moderna, tiene la misma edad de Keila, pero no asiste a nuestro colegio y tampoco lo hará.

Cuando Keila abre la puerta. La cabellera negra que tanto conocemos entra apurada, se sienta en uno de los cojines de la sala y comienza a respirar intentando tranquilizarse.

—okey eso fue demasiado raro—Keila cierra la puerta.

Las que quedamos en la mesa nos apresuramos a sentarnos a lado de nuestra prima.

—¿Qué ocurre?— suelta Cloe.

Nuestra prima levanta la vista y sus ojos miel chocan con los nuestros.

— he visto a Maicol—su voz está teñida de arrepentimiento—no debería decirselos porque se lo prometí. Pero no ha regresado y ya han pasado más de tres horas.

La mirada de Emily viaja a la de Daisy, quien simplemente se levanta y corre al piso de arriba.

Mi prima realiza una mueca— no esperaba esa reacción.

Keila da pequeños golpecitos en el hombro de Emily y luego señala con su mirada a las escaleras, todas giramos para encontrarnos a una rubia enfundada en una ropa térmica y una gorra de invierno.

—¿ Desde cuándo entramos a invierno?— la voz de Cloe tiene cierto toque de reproche— si sales con eso vas a terminar asada.

Daisy gira los ojos y se vuelve a sentar a nuestro lado.

—¿Dónde lo viste?

— Dijo que se dirigía al bosque Wolturf.

Un gritó ahogado abandona nuestras bocas.

No tardamos ni media hora en arreglarnos, cuando giró el rostro todas mis hermanas me observan, si alguien nos viera pensaría claramente que vamos a una misión secreta, todas de negro incleyendo a mi prima Emily.

Abrimos la puerta y no tarda ni dos segundos en presentarse un nuevo problema.

Uno con nombre.


—¿Qué hace Lenin aqui?— Keila habla.

Alzó los hombros y antes de que mis hermanas comentan una estupidez me acerco a mi enamorado.



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En el texto hay: amor, magia, poderes

Editado: 06.05.2020

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