— ¿Por qué ahora y no antes? —mi rostro notaba una confusión muy notoria—Era cuando mas lo necesitaba.
Quería llorar.
— Entendemos y lo sentimos, n-no sabes cuanto queríamos decirte pero cuando llegó el momento de hablar, simplemente no llegamos a tiempo.... Nos quedamos en el camino, y no sabes cuanto lo sentimos. —agachó su rostro con una mueca— Realmente lo sentimos, debimos decirte antes de que fuese demasiado tarde.
— Y-yo no se que decir, —hablé con la voz cortada— No tienen que disculparse por nada, los entiendo, lo entiendo perfectamente, pero.... ¿Por que ahora? Saben que lo superé.
Ellos se miraron.
El abuelo suspiró y me dio una respuesta muy acertada, aunque no lo admitiera.
—Porque es tiempo que saques esas dudas que tanto te atormentan.
Asentí. Dándoles una señal clara para que suelten la bomba.
No estaba preparada pero al carajo con todo.
— Corazón, ellos no te abandonaron por decisión propia, a ellos.... — mire al suelo esperando alguna respuesta — Cassie, los amenazaron personas realmente malas.
— ¿Personas malas? ¿Quienes?—pregunté, mis manos comenzaban a sentir un pequeño tembleque, no sabia si me encontraba cien por ciento segura escuchar algo acerca de ellos, toda mi niñez ansíe con este momento, y ahora que ha llegado no se si quería escuchar. Mi corazón latía con irregularidad muy notoria para mi, por un momento creí que se escucharían los latidos.
Bueno, ahora estaba dudando, se puede de morir por segunda vez. ¿En el cielo? No se, pero pronto lo voy a averiguar.
Lo que si quería, era saber qué sucedió con ellos y por qué hicieron lo que hicieron, esa curiosidad siempre estuvo ahí presente.
— ¿Estas bien, Cassie? ¿Quieres que continúe? —preguntó con sus ojos brillantes y un poco preocupados.
Asentí, quería saber la verdad.
— Tus padres cometieron el error de involucrarse con "ese" tipo de gente, tuvieron que hacer unos trabajos sucios para ellos... para saldar su cuenta, —mis ojos comenzaron a cristalizarse, sabia lo que venía después— ellos consumían Cassie.
La abuela, que estaba a mi lado, soltaba unas cuantas lágrimas. Era muy fuerte escuchar que su propia hija estaba en un vicio y su vida estaba en peligro. Era doloroso y muy angustiante.
Yo estaba conteniendo las lágrimas, no quería llorar por algo que pasó hace mas de quince años atrás, ya había llorado cuando era pequeña, no lo haría mas.
Pero admito que duele. Duele saber que los padres que tanto añoré eran unos malditos adictos.
— Amanda y Rob te amaban, eso no cabe duda, cariño. Te amaban como a nadie en el mundo, pero la adicción los fue consumiendo poco a poco, día a día y no tenían opción, los amenazaron de muerte. —en el rostro del abuelo reflejaba tristeza y yo no pude mas contener mis lágrimas, lloré.
Pero ahora de tristeza y alivio.
Los brazos de mi abuela me envolvieron como una madre haría, lo sentía así, yo lloraba y no me importaba nada, no cuando me dicen tal noticia de esa magnitud.
En el fondo sabia que ellos no me habían abandonado por cuenta propia, siempre tuve esa sensación, ahora descubro que no estaba errada, ellos no me abandonaron. Mis padres hicieron lo que creyeron correcto en su situación y no sentía ni el mas mínimo odio o rencor por ellos. Los entendía de alguna manera.
Cuando me calme un poco continuó, aún un afectado con el recuerdo: —Recuerdo que tu madre estaba aterrada por lo que podría pasarte si es que no se alejaban, esa gente mala quería matarlos por algo realmente grave, —me miró esperando alguna reacción, como vio que no decía nada habló.—ellos... mataron al diler, su jefe Magnaus Coff. Aunque siguió su hijo al mando.
¿Qué? Mi sorpresa fue evidente. Mis p-padres... ¿asesinos?
Eso no me lo esperé, no lo hubiese creído, la mueca de dolor que puso mi abuela hizo que las palabras dichas recientemente se incrustaran en mi corazón, sabia que estaban diciendo la verdad. Ninguna persona debería quitarle la vida a nadie. Ni siquiera mereciéndolo, no controlaban las vidas como para decidir algo tan... tan horrible.
— Después de lo ocurrido, ellos... huyeron, te dejaron con nosotros, lo siento de nuevo,—paró su narración por unos segundo para disculparse, aunque no tenían que hacerlo— los hombres de Magnaus, dirigidos por su hijo en busca de venganza, los buscaban hasta debajo de la tierra, nunca se enteraron de que tenían una hija por eso es que te dejaron a cuidado nuestro, ellos confiaban que estarías a salvo. —su mirada me esquivó, sonaba realmente triste y mi corazón se estrujó— Pero tampoco hemos cumplido con eso, lo sentimos.
Vi que se asomaba una lagrima en el rostro de mi abuelo, era un gran hombre y lo quería con todo mi corazón. Lo abracé en cuanto terminó de hablar y también a mi abuela, se sentían culpable de que estuviera acá, y no es su culpa, no es culpa de nadie. Dios lo decidió así, por algo fue.