New World

ELI

Lo más doloroso que se puede experimentar en la vida son dos cosas:

Uno, Perder a tu familia; Dos, sufrir por una ruptura amorosa.

Solo esas dos cosas hacen que tu corazón se sienta oprimido, roto y sobre todo vacío. Vivir con la pérdida en este nuevo mundo se convirtió en un requisito.

Por culpa del agua muchos murieron intoxicados, la poca vegetación que quedaba muto al grado de que pocas son comestibles, al igual que algunos animales que habían sido expuestos al agua, gracias a eso no hay alimentos y eso dio pasó a una aniquilación por comida, para los pocos sobrevivientes que quedamos nuestro destino es el mismo, sino mueres de intoxicación o hambre, eres asesinado.

El ser humano nació para sobrevivir y también nació para matar.

La crueldad que puede tener cada persona en su interior es la misma que nos llevan hacer actos inhumanos, muchos habían olvidado lo que era la compasión y la amabilidad, pero en cambió solo había ambición y desdicha.

Los recursos son muy pocos y hay que esperar que llueva para poder beber algo de agua, eso es un gran problema, ya que nuestro clima ha cambiado muchísimo, no tenemos más estaciones del año, y la sequía es un problema creciente.

-Me lo dices como si no lo supiera. -Se escuchó con un poco de dificultad.

-Sabes que me gusta hablarte. Además, no tenemos más temas. -Sonrió y me acerco a él y con mi mano izquierda tomo su temperatura.

Se sentía frío, pero de igual manera sudaba mucho, toque sus manos y su piel se sentía muy seca y áspera. Le dedique una sonrisa y camine hasta un pequeño gabinete de color gris, lleno de polvo y de él tome un frasco viejo de medicina.

Hoy en día, era muy difícil de conseguir medicinas y por ende este pequeño frasco no había sido la excepción. "Proxal" Decía en letras ya casi borradas por el mal cuidado del papel adherido al frasco.

-Gire el frasco sobre mi mano y las mire. -Solo quedan ocho pastillas. -Susurre.

-¿Que dijiste Nere?

Veo como Eli se acomoda en la cama y sin poder evitarlo toce de manera muy fuerte.

Me acerqué rápidamente y lo senté. -Tranquilo campeón, vamos respira; inhala. -Tomo aire fuertemente, esperando que él lo imite, mientras pongo una de mis manos en su pecho. -Exhala con cuidado.

Mi hermano Elias o Eli, para la familia y en este caso para mí solamente, sufre de problemas cardio respiratorios, es decir, se define como una detención repentina de la respiración y del latido cardíaco en un individuo y Eli presenta este cuadro desde la niñez y empeoro en su adolescencia, bueno aún no salía de ella, solo tenía catorce años.

Mi pequeño campeón era lo último que tenía y solo vivía para él. Luego de la muerte de mamá, él se había convertido en mi vida, en mi mayor tesoro.

-Vamos esta vez te daré dos pastillas te las tomas juntas ¿sí?

Veo como hace una señal de aprobación con su cabeza, mientras sus mejillas se habían puesto rojas por el pequeño ataque.

-A ver. Las dos juntas. -Volví a repetir poniendo en una de sus manos las patillas, en un movimiento rápido Eli las ingiere.

-Falta el agua campeón.

Él me mira aún con ambas pastillas dentro de su boca y baja su mano hacia el suelo lentamente y toma un vaso de "La patrulla canina" aunque no lo admita, se que antes de toda esta mierda a él le gustaba ese programa para niños. Era muy gracioso aún recuerdo cuando nos poníamos a ver eso en el canal cuarenta y dos. -Una leve sonrisa aparece en mis labios y lo miro con atención.

- ¿Listo? -Le digo sonriendo aun con ternura.

Asiente nuevamente y yo levanto mis manos tomando una botella de agua gastada, y la vierto llenando el vaso que sostenía Eli.

Noto como una sonrisa se hace presente en Eli y seguidamente se toma el agua del vaso que sostenía.

-Esperare que te haga efecto el medicamento y saldré a buscar algo más de comer. Necesitas proteínas o lo que sea que tenga la carne.

Me acerqué nuevamente a la repisa y tomé una bolsa de lado desgastada, y una gorra azul.

-Estoy bien Nere -Comento mientras trataba de ponerse de pie. -Iré contigo.

-Estoy segura que lo estás, pero no iras, no te voy a arriesgar. -dije y caminé hacia el marcó de vieja puerta.

-Te quiero Elias, solo espérame aquí, volveré antes de que caiga la noche, no salgas por favor, te lo pido. -Le dije suplicando. -Seré rápida. ¿Si?

-De acuerdo hermana -Dijo suavemente.
-No lo haré, te deseo suerte y... -Notó como hace una pausa y me mira. 
-Te amo Nere. -dijo y se acomodó en la cama.

-Yo también campeón. -Sonreí y salí por la puerta ya deteriorada.

Nuestra casa o escondite depende como lo mires se encontraba en unos apartamentos, que ya habían sido saqueados por algunos usurpadores.

Ya abandonados lo consideré un lugar perfecto para ocultar a lo más preciado que poseía, ¿además que se puede encontrar en un lugar como este? -Me detengo y miro a mi alrededor.

El paisaje era desalentador, muchas cosas estaban descuidadas, otras yacían ya en ruinas por falta de mantenimiento.

Las construcciones no suelen durar mucho sin cuidado. -Pensé.

Camine por un largo pasillo hasta llegar a la salida del conjunto de apartamentos y al llegar a la calle me acomodo la gorra haciendo que la sombra que esta creaba me tapara los ojos.

Decidí ir a un centro comercial, serian casi siete calles delante de nuestro apartamento, la última vez que fui, como no podía cargar muchas cosas las escondí, así que imaginaba que aún se deberían de encontrar allí.

Con pasos apresurados y dejando unos sonidos de zapatos desgastados detrás de mí, meto la mano en mi bolsa de lado y saco un reloj de bolsillo plateado.

Cuatro cuarenta y dos, pude leer del empolvado cristal, como ahora no hay estaciones concretas, anochece rápidamente y calculando levemente, tengo hasta las seis, antes de que la luz desaparezca en totalidad.

Ya cerca del centro comercial, algunos ruidos y voces hicieron que me pusiera en alerta, pude caminar unos pasos más hasta ocultarme detrás de unos escombros, desde allí pude ver un grupo de personas desvalijando el lugar; eran usurpadores. 




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