Lavanda entro entonces a las fuerzas especiales y tras recibir entrenamiento bastante pesado, la chica logro hacerse de una fama entre el resto de candidatas e incluso en los más altos mandos del proyecto como una de las chicas con más fuerza física conocidas sin haber despertado su poder.
La realidad es que no tuvo problemas en seguir adelante con las pruebas y pese a que formo parte de varios grupos con el fin de comenzar a recuperar terreno, ella no se sentía del todo feliz, pues en realidad pensaba que podía hacer mucho más de lo que la dejaban hacer.
— ¿Y por qué no lo dices? ¿No es más fácil a que estés llorando en las noches cargada de esa extraña culpa que sientes?— Preguntó la voz en su cabeza, provocándole un punzante dolor en la cien.
— ¿Por qué no me dejas en paz ni una noche?— Le regreso la pregunta de mala gana.
—Si te quedas callada y no afrontas lo que sientes, lo único que provocaras es tu muerte en tristeza, ni siquiera en combate ¿Lo entiendes?— Insistió Lavanda en su cabeza.
Por alguna razón, ella sabía que su voz interior tenía razón pero no le daría la satisfacción de hacérselo saber.
— ¿Y por qué no buscamos su nido o lo que sea?— Preguntó Lavanda hasta uno de los capitanes de escuadrón quien estaba dando las misiones a los grupos de combate— Solo tratar de recuperar zonas es inútil. Esas cosas regresan siempre…
El capitán la miro con atención— ¿Y sabes tú, donde está su nido?
La chica le miro con la misma severidad que él— No… Señor…
—Tu misma te respondiste— Le dijo el Capitán y luego miro al resto del grupo— Desconocemos de donde vienen estas criaturas, incluso la zona cero de Croacia está abandonada hoy en día. Hemos hecho sondeos bajo tierra, bajo el mar e incluso en el cielo y nada así que no podemos ir directo a ellos, solo podemos esperar acabar con todos mientras los cerebritos buscan la manera de impedir que lleguen más desde, lo que suponemos es otro mundo pero es algo que nosotros, siendo solo carne de cañón, no podemos saber, así que resistamos un poco más ¡Sé que es frustrante pero no podemos rendirnos ahora!
Lavanda se silenció a si misma antes de decir algo más. No podía ser injusta.
—Al menos pudiste expresarte ¿No es eso genial?— Le pregunto la voz en su cabeza, provocando una mueca de desagrado en Lavanda.
Su lucha continuó en silencio, tratando de hacer más de lo que debía, hasta que fue llamada para formar parte de un nuevo proyecto, un proyecto que, se supone, elevaría todavía más la esperanza de retomar la Tierra.
Gracias a esto, Lavanda, poco a poco recupero la esperanza de poder hacer más, la cosa es que tendría que estar recluida otro tiempo, sin poder ayudar en nada, lo que la puso algo negativa aunque eso solo podía verse cuando estaba sola, pues con todos reunidos ahí, entrenando o conviviendo, ella siempre sonreía y era servicial.
Durante una de sus prácticas con su compañero, termino maldiciendo con fuerza, golpeando un poco el suelo con su espada.
—Es bueno ver que puedes maldecir— Dijo Gabino, acercándose a ella.
— ¿Eh? No, yo…— Comenzó a hablar, sonrojándose en el proceso.
—Tranquila, no me molesta, creo que incluso es mejor— Le dijo Gabino con despreocupación mientras le pasaba su botella de agua— No necesitas fingir conmigo, al final del día, somos compañeros.
—Creo que podríamos hacer más— Término está, entonces se sonrojo al darse cuenta de que hablo sin pensarlo.
—No eres la única, te lo aseguro— Gabino dio un sorbo a su botella— Todos queremos ya salir a ayudar, quedarnos aquí solo nos pone más nerviosos.
— ¿Nerviosos? Supongo que es verdad ¿Ya habían peleado, cierto? Pero muy poco…— Lavanda recordó ese detalle— ¿Cómo fue que los escogieron?
—Si peleábamos pero es verdad que jamás fue la gran cosa, incluso teniendo nuestros Luceros— El chico se encogió de hombros— Solo al final pudimos destacar y llamar lo suficiente la atención como para que nos otorgaran los tesoros, eso y que conocemos de forma directa a la Doctora Sánchez quien está haciendo las pruebas.
—Ah, claro— Lavanda asintió, entendiéndolo todo— Aunque parece que hicieron elecciones acertadas, no son malos, la verdad… Me alegra formar parte de esto pero de verdad quiero salir ya.
—Entonces terminemos pronto con esto— Comento Gabino dejado el bote de agua cerca de ahí— ¿Qué te parece?
Lavanda medio sonrió— Bien.
— ¿Eso te gusto?— Preguntó la voz interna de Lavanda cuando estaban descansado.
— ¿Eh? ¿Y ahora de que tonterías hablas?— Lavanda se irguió en su lugar, roja como un tomate.
— ¿Así que tengo razón?— La voz sonaba juguetona.
— ¡No! Ni lo conozco, o sea, no mucho, es muy pronto para eso pero debo admitir que es tranquilizador poder hablar sin tapujos con alguien— Lavanda termino sonriendo para sí misma— De todos modos ¡Ya deja de molestarme!
La chica se acostó y no pudo evitar sonreír una última vez.
Los entrenamientos terminaron y el contraataque comenzó.
Gabino enterró su lanza en la cabeza de un Kraj de tipo Demoledor, destrozándolo.