Celeste dejo de resistirse después de un rato aunque eso no evitaba que se mostrara incomoda algo que en segundos noto Catherine por lo que se detuvo a medio camino, soltándola mientras las chicas seguían avanzando con emoción.
— ¿Qué? ¿Es aquí?— Celeste se sorprendió.
—Ahora cuéntame la verdad ¿No querías venir con nosotras?— Catherine le miro por encima del hombro.
— ¿De qué hablas? Si me quería bañar— Celeste estaba siendo honesta, pero en su interior pensaba que las chicas podían llegar a buscarle muchas más patas al gato de las que había. Un estereotipo que llego a confirmar muchas veces en el pasado.
— ¿Entonces es alguna de ellas?— Preguntó esta con curiosidad— Prometo que no diré nada.
—Ah, no te preocupes— Celeste no pudo evitar mostrarse incomoda— Me caen bien, son mis amigas, solo que no soy muy buena tratando solo con chicas, ya sabes, son mis primeras amigas, como tal.
— ¡No te preocupes, todo estará bien!— Catherine se mostró aliviada y volvió a arrastrarla.
Las chicas ya estaban en la zona de baños, una cabaña muy grande donde no solo había duchas, también había jacuzzis, albercas e incluso un pequeño parque para los más jóvenes y los no tan jóvenes. La zona era concurrida más por familias o por niños por lo que podían ver.
A Celeste no le molestaba del todo, pero hubiese preferido que fuera mucho más íntimo para ellas.
—No traje ropa para este lugar— Aseguro Celeste, dándose cuenta de esto.
—No te preocupes, no las necesitamos— Catherine le guiño el ojo.
Celeste lo entendió, mostrando entonces su inseguridad.
—Alejandro dijo que el paquete de su amigo tenia aparte un cupón para usar una sala especial aquí, así que no te preocupes— Le tranquilizo Catherine— Solo nos conoceremos nosotras.
Al final grupo de chicas termino reunida en un baño lleno de vapor reservado especialmente para ellas. El paquete del amigo de Alejandro debía ser muy caro y vaya suerte de que haya caído en sus manos.
— ¡Me gusta el trato preferencial!— Exclamo Catherine.
—Tienes razón— Confirmo Celeste, un poco más tranquila ahora.
—Las chicas ya deben estar dentro— Catherine se apresuró a entrar una vez terminó quitándose todo.
Celeste término de doblar la ropa, miro hacia la pared y tras soltar un leve suspiro, se preparó para entrar con una gran sonrisa dibujada en su rostro.
Las chicas ya estaban en el baño, charlando con tranquilidad. Todas miraron a Celeste cuando entro, lo que por un segundo la puso nerviosa.
— ¡Se tardaron mucho solo quitando su ropa!— Les dijo Lavanda con gran amabilidad— Hay que disfrutar de ese paquete a lo grande y que bueno que esta vez aceptaste venir, Celeste.
— ¿Verdad?— Le dijo Catherine. Celeste era consiente de no haber aceptado todas las salidas con ellas pero era más por su trabajo que por gusto.
—Gracias a ustedes por invitarme, como que de vez en cuando no está mal— Aseguro mientras entraba al agua con lentitud solo para mostrarse complacida. Nunca le había gustado remojarse pero en ese momento era placentero.
—Debe ser duro siempre estar rodeada de testosterona ¿No?— Preguntó Roció a su lado.
— ¿Eh?— Celeste abrió los ojos, mostrándose confundida pero luego sonrió un poco— No realmente. Es mucho más fácil tratarlos ¿Sabes? O sea, creo que me cuesta más relacionarme con mujeres.
— ¿De verdad?— Hela levando la ceja en su dirección.
—Bueno, a mi…
—Entendible— Aseguro Catherine que en realidad ya sabía todo eso.
—Pero no deberías preocuparte ahora— Le dijo Lavanda, sonriéndole de forma cálida.
—Hablan como si de verdad no hablara con ustedes…— Señalo Celeste.
—Siempre he pensado que te caemos mal— Roció hablo en voz alta— No pareces divertirte como las demás cuando salimos.
— ¿De verdad? Lo siento, solo me cuesta pero por eso salgo con ustedes, para aprender— Celeste se disculpó con rapidez.
—Entonces sal un poco más con nosotras, seguro que te diviertes y entiendes más a las chicas, de todas formas, no somos tan femeninas como crees— Le dijo Catherine mientras el resto de las chicas le regalaban sonrisas tranquilizadoras.
—Una vez al año no hace daño…— Hablo, regresándoles la sonrisa.
—Por cierto, tengo una pregunta— Hela levanto su mano, salpicando de agua a sus amigas cercanas y llamando su atención— ¿Que prefieren, ser una niña mágica o una simple soldado?
— ¿Diego les hablo de eso?— Preguntó Celeste.
—Esta mañana— Confirmaron todas y sin preámbulos todas decidieron ser una niña mágica salvo Celeste.
— ¿A qué se debe esa respuesta?— Preguntó Lavanda a su lado, confundida de verdad.
—Bueno, bueno…— Celeste se mostró un tanto incomoda de nuevo aunque ahora por la pregunta— La verdad es que no sabría cómo responderlo, solo creo que estoy bien así… No necesito la gran cosa de poder ¿No? Si podemos matarlos con armas convencionales, para que volverse niñas mágicas de todas formas.