Cuando la electricidad se disipo, no había ni rastros del enemigo, solo un enorme cráter negro que humeaba y que apestaba a carbón. El cielo comenzaba a despejarse y aun lograban verse destellos de energía morada y roja en el ambiente.
— ¿Estás bien?— Gabino miro a Lavanda, la cual escondida detrás de una roca junto con Edward pues ahora sin su armadura de niña mágica, era propensa tan propensa a recibir daño como Edward.
—Tranquilo— Le dijo ella, con una cálida sonrisa.
—Eh, sí, yo también estoy bien— Edward salió también y antes de recibir una respuesta de sus amigos, corrió hasta donde estaba Celeste, la cual estaba de rodillas mientras destellos más concentrados la rodeaban.
— ¡Cush!— Grito el chico cuando se acercó a él aunque cuando trato de tocarla, una corriente lo hizo apartarse.
—Ya, ya, estoy bien— Dijo la chica, sonriéndole por encima de su hombro— Solo me agoto, como siempre. No estoy acostumbrada a usar la segunda etapa como los demás, lo siento.
—Creo que es lo mejor— Le tranquilizo su compañero.
—Usar cualquier Tesoro es riesgoso ¿No has pensando lo que te propuso Irene? Preguntó Lavanda hacia Celeste quien al instante aparto la vista— Sería lo mejor para ti y…
—No vamos a discutir eso ahora— Celeste aparto la conversación con un gesto de desagrado.
—Qué bueno que todo salió bien— Irene se sentía mucho más tranquila, tanto que se dejó caer en su lugar, aunque todos la miraban expectantes— Miren, no sé qué hacía ahí, esas cosas dejaron de salir hace mucho, aunque seguro hay uno que otro por ahí pero tomando en cuenta que no hay muchas personas, no deben estar muy activos.
—Así que esos eran los enemigos originales de las niñas mágicas ¡Increíble!— Alejandro no podía dejar de pensar que se veían locos— ¿Y había de muchas formas? ¿Qué son en realidad?
—Humanos, creo, aunque contaminados con magia o algo así— Irene se encogió de hombros— Lo que me recuerda que…
—Ya borre los datos así que nadie sabrá nada— Aseguro Amapola mientras tecleaba cosas en la pantalla.
—Muchas gracias— Irene le agradeció con una leve sonrisa antes de volver a estirarse y desparramarse en la cama— ¡Qué día de locos! ¡Vamos a descansar!
— ¿Van a venir por nosotros?— Preguntó Gabino por el comunicador.
—No— Respondió Alejandro con dureza.
— ¿Qué? ¿Cómo que no?— Gabino se quedó confundido.
Alejandro entonces cerró el canal de comunicación aunque solo de su lado.
—Me colgó— Gabino sonaba indignado cuando se dio cuenta de eso.
—Ah, cierto, mandaré un transporte no tripulado por ustedes, aunque ya no me están escuchando así que…— Amapola regreso la vista a su pantalla para teclear la orden para el transporte no tripulado.
— ¿Estás bien?— Preguntó José a Hela quien se había quedado bastante callada, mirando fijamente las pantallas.
—Eh, ah, sí, estoy bien— Le dijo a este mientras sonreía con dulzura.
Fue entonces que la alarma sonó, sacando a todos de sus conversaciones mundanas.
— ¿Y ahora qué? ¿Otra base atacada?— Preguntó Irene mirando las pantallas con despreocupación pero al instante se dio cuenta de que era muy importante— ¿Aquí? ¿Están atacando la ciudad?
—Exploto una caldera— Explico Amapola.
—Iremos a ver ¡Quizá pase algo divertido!— Dijo Alejandro, saliendo del lugar.
— ¡No digas mamadas, amigo!— José le siguió de cerca.
—Quizá solo fue un accidente— Amapola buscaba en las cámaras— No detecto intrusos en ningún piso pero ya me encargue de evacuar a la gente cercana y de cerrar los accesos a los pisos.
— ¡¿Pero qué está pasando?! ¿Es un simulacro?— Una chica entro a la habitación con despreocupación mientras tomaba una bebida fría.
— ¿Colín? ¿Qué haces aquí?— Preguntó Irene, mirándola con sorpresa.
Era una chica de baja estatura, de ojos azules, tez clara, pecas por toda la cara, labios delgados, cabellos largos morenos, nariz respingada, delgada y llevaba unas gafas rojas sobre su nariz. Llevaba un pantalón negro ajustado y una blusa de color blanco sin mangas.
—Soy tu guardaespaldas, debo estar cerca de ti ¿No?— La chica se sentó cerca de ellas y miro las pantallas con atención— Solo me separe por una bebida fría, por si te lo preguntabas…
—Casi pensé que no habías venido…
— ¡Que grosera!— Colín fingió sentirse lastimada, entonces acorto la distancia con esta a lo que Irene solo retrocedió, sonrojada— Yo siempre me vengo contigo ¿Qué me dices de ti? ¿Quieres intentarlo?
— ¿Pe-pe-pero de qué hablas?— Irene por poco se atraganta con sus palabras. Estaba mucho más roja que hace rato.
—Ejem— Amapola se aclaró la garganta.
— ¡No es lo que crees! ¡Solo es mi guardaespaldas!—Le grito ella a su amiga quien solo rasco un poco su mejilla.
— ¿Solo eso? ¿Y lo que hicimos anoche? No pensé que fueras la clase de chica que usa a otra para satisfacerse— Colín pico la mejilla de Irene quien parecía a punto de explotar de la vergüenza.
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Editado: 09.07.2022