—Sí que ha pasado un tiempo, Amapola—Le dijo Diego, mirándola por encima de su hombro— Te ves tan linda como te recordaba. Casi esperaba poder encontrarme contigo pero no ahora…
— ¿D-de verdad eres tú?— Amapola dio un par de pasos nerviosos hacia él pero se detuvo, pues pensó que si se acercaba más, podría desaparecer como una alucinación o como en sus extraños sueños.
—Supongo que si— Dijo esté, girando su cuerpo para mirarla a los ojos.
— ¿Estás vivo?— Amapola no pudo evitar sonreír un poco, entonces comenzó a acercarse con más seguridad.
— ¡Alto!— Colín la detuvo, alzando su voz e impidiendo el avanzar de Amapola— No sé qué tanto lo conozcas pero ya no es el mismo que recuerdan. Este maldito está loco…
Irene tampoco podía terminar de creérselo pero hasta cierto punto, era verdad. No era el mismo chico de antes.
—Oh, vamos ¿Cómo osas arruinar un hermoso reencuentro?— Dijo Diego girándose hacia la niña mágica quien estaba lista para matarlo, entonces la expresión del chico pareció desganado, como si otra voz lo hubiese regañado— ¡Ya sé, ya sé! Estoy haciéndolo lo más rápido posible pero es como entrar a un museo a… ¿Cómo que no entiendes?
Las tres chicas se preguntaron si hablaba con alguna de ellas o estaba hablando con otra persona.
Colín aprovecho esto para tratar de atravesarlo pero Amapola se interpuso con habilidad, usando un escudo.
Colín se apartó cuando chocó contra el escudo y regreso al suelo— Amapola, ese chico no es el que tú conoces ¡Quiere llevarse a Irene a no sé dónde!
— ¿Qué? ¿De verdad?— Amapola miro de reojo a Diego quien estaba sorprendido del actuar de Amapola, al menos un poco, pues le recordó a cuando ellos trabajaban en equipo.
Pero también recordó cuando Amapola perdió la pierna, lo que lo hizo endurecer su expresión.
—Así es… ¿Nos vamos?— Le dijo Diego a su hermana que se había quedado inmóvil.
Irene dio un paso al frente, ante la sorpresa de Colín.
—Entonces yo iré con ustedes— Amapola miro de reojo a su antiguo compañero, mientras le regaba una leve sonrisa.
Colín podía entender la confusión de ambas chicas, al fin y al cabo estaban viendo a un fantasma, alguien importante para ellas que de un momento a otro resulto estar vivo y que en líneas generales no parece tener malas intenciones pero aun así, Colín no podía confiar en él.
Los cambios físicos no eran buena señal, sobre todo porque ella había enfrentado al monstruo que originó a los Deformados.
—Lo siento, Amapola pero tendrás que quedarte aquí— Le dijo Diego, lo que hizo que la expresión de Amapola cambiara— Irene es una pieza clave en mi trabajo pero tu… No, tú debes quedarte aquí y limitarte a no estorbarme.
Diego no había encontrado otras palabras para decirlo.
Eso provoco que Amapola se girara con una dolorosa expresión— ¿De qué hablas? Soy tu compañera…
—Quizá hace tiempo lo eras, pero ya no, lo siento pero debes quedarte aquí. Es lo mejor pata todos— Dijo este, de forma tan fría que Amapola comenzó a temblar y a derramar lágrimas que antes, habrían hecho ceder a Diego.
Pero Diego sabía que su trabajo era importante así que simplemente la ignoraría, caminando de nuevo hacia Irene.
— ¿Nos vamos, entonces?
Irene se quedó de piedra de nuevo.
Colín se interpuso entre ambos.
— ¿De nuevo?— Preguntó este, un poco irritado, mirando a la niña mágica— La verdad es que me gustan las niñas mágicas pero tú eres especialmente molesta.
Diego tuvo que retroceder cuando un escudo grande cayó frente a él, entonces otro escudo evito que siguiera retrocediendo, mientras otro par de escudos lo rodeaban, impidiendo que pudiera escapar. Otro más cayó sobre él, encerrándolo en una prisión.
Amapola miraba la prisión con intensidad.
—Lo siento, Diego pero tendrás que quedarte ahí mientras…—Amapola se sorbió los mocos y limpio sus lágrimas— Mientras verificamos lo que haremos contigo. No has comedio traición pero la deserción es grabe aunque si aceptas mis condiciones, entonces abogaré por ti y…
Un temblor la interrumpió, seguido de otro provocado por Diego que acaba de aparecer desde el suelo, entonces comenzó a sacudirse los restos del cuerpo como si nada y miro de reojo a Amapola.
—Ya basta, no tengo asuntos que tratar contigo…
Amapola no solo se sorprendió porque escapo agujerando el suelo si no porque lo hizo como si nada. Un portador de tesoro y de Lucero era habilidoso pero él no tenía lo segundo e incluso con el tesoro, no era la gran cosa en cuanto a fuerza física.
— ¿Cómo?— Amapola no podía entenderlo.
—Te dije que ya no es el chico que conocían— Colín se mantuvo frente a Irene.
—Cierra la boca ya, por favor— Diego soltó un suspiro frustrado y miro a Irene con seriedad— Tu decidiste participar en esta locura porque sabías algo que nosotros no ¿O me equivoco? Algo que seguro involucra a los otros “Dioses”.
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Editado: 09.07.2022