KONOHA
Aquel lugar estaba desértico al completo esto se debía a que era un sitio donde había sido el centro de la aldea hacía más de cincuenta años ya. Por tal razón se podían ver restos de edificios antigüos y casas derruidas con el tiempo.
El viento soplaba suavemente jugando con restos de hojas y piedras exparcidas por todas partes. Restos de una civilización cuya existencia yacía en los cimientos del ayer.
Vagos recuerdos que se van desmoronando con el paso del tiempo debido al carente uso de la memoria tan frágil como el cristal.
El Hokage había estado allí tiempo atrás cuando era un niño. Un Kakashi de trece años apareció repentinamente parado sobre lo que en otro tiempo fue un asiento. Reía alegremente mientras sus amigos miraban aquel lugar con asombro típico de los niños.
Pero el viento del presente desvaneció esas imágenes y sus risas de un plumazo. Su capa blanca de Hokage era movida por aquella fría brisa típica de la estación del año en que estaban viviendo.
Caminaba por esas desoladas calles en busca de la puerta que había visto dibujada en el diario de Danzó donde tenía todo anotado con sumo detalle. Muy inteligente era en verdad aquel sujeto.
Elegir ese lugar para ocultar algo así fue una gran idea ya que nadie pisaba ese sitio. Nadie hubiese imaginado que allí tendría su laboratorio más importante.
Nadie. Ese lugar guardaba la historia de quienes fundaron la aldea y los primeros ninjas que la.habitaron. recordaba al cuarto Hokage contarle historias sobre ese sitio. Allí solía entrenar junto a su maestro cuando aún era un niño.
Nunca se lo contó a nadie porque sabía que le prohibirían ir debido a que era peligroso por la antigüedad que tenia. Siempre había peligro de que algún edificio se viniese abajo. Pero como siempre estuvo con su maestro y amigos nada pasó.
Kakashi contemplaba con detenimiento cada casa destruida, cada edificio viejo en busca de aquel pasado donde aún podía disfrutar de amistades de personas que con el correr del tiempo fue perdiendo.
De pronto vió a un Obito de trece años salir del Interior de uno de esos edificios pálido mientras decía:
— No me gusta este lugar Kakashi. Regresemos solo con el maestro.
Un Kakashi de la misma edad que Obito salía riendo por los infundados miedos de su amigo.
Aquellos eran tiempos felices para Kakashi,.sin lugar a dudas. Pero las imágenes desaparecieron cuando los jóvenes corrieron hacia la nueva Konoha entre risas y sermones.
El Hokage volvía a estar solo con sus recuerdos y el viento envolviendolo. A veces deseaba poder volver a vivir esos momentos.
Siguió avanzando en silencio durante media hora más hasta llegar al lugar donde quería estar. Se detuvo ante una gran puerta. Tenía la misma apariencia que las demás sólo que ésta estaba cerrada con un pergamino de protección.
El Hokage sonrió al ver aquello. Era el laboratorio secreto sin dudas. Ahora debía abrirlo. Probó con rozarlo y supo que no sería tan fácil como pensó. Una fuerte explosión retumbó en todo el lugar provocando un pequeño temblor que llegó a exparcirse por la aldea.
En el edificio del Hokage todos miraron por las ventanas al sentir ese temblor hacia el lugar donde se encontraba la vieja Konoha.
Preocupados empezó el murmullo y las corridas pero al salir todos fueron detenidos por Shikamaru quien les dijo:
— Por favor, regresen. Yo iré a ver qué sucedió. No creo que sea nada grave.
Durante unos momentos nadie se movió pero luego obedecieron. El ninja suspiró aliviado ya que no habría sabido qué hacer si los demás no le obedecían.
— ¿En serio piensas ir tú solo allí? — la voz de Kiba lo sorprendió.
— Si, alguien tiene que hacerlo aunque es un fastidio.
— ¿Quieres que te acompañe?
— No, está bien así. Quédate aquí haciendo tu trabajo jajaja.
— Muy gracioso.
Sin decir más Shikamaru se alejó del lugar desapareciendo por los techos de los edificios cercanos como era costumbre de los ninjas.
No tardó en llegar y encontrar a Kakashi agotado ante un viejo edificio que parecía venirse abajo en cualquier momento.
Respiraba entrecortado mirando una puerta vieja y rota.
-— ¿Se encuentra bien Hokage?
— Si, solo que esta entrada fue más complicada de destruir de lo que imaginé.
Ambos entraron a la oscura sala del interior, allí se podía sentir el olor a mohon por doquier. Escombros yacían por el lugar. Pero el Hokage sabía exactamente dónde ir y sin detenerse se dirigió hacia una escalera que llevaba a lo que parecía un sótano.
Con cada pisada que daban parecía que los escalones se harían pedazos. Esto tenía a Shikamaru con los nervios de punta ya que no le apetecía quebrarse un hueso en ese lugar olvidado por el tiempo. Cuando creyó que el descenso no acabaría nunca...llegaron al corazón del laboratorio.
El fuego empezó a envolver cada una de las antorchas que sobresalían de las paredes. Esto les permitió a los recién llegados a contemplar aquel fantasmal laboratorio cuyos tubos de ensayo medían más de dos metros de altura.
Algunos estaban rotos y vacíos, otros permanecían un líquido azul. Pero allí no había nadie, tal como lo había supuesto. Tableros de control con botones de diversos colores y tamaños rodeaban a cada tubo.
El Hokage observaba aquello asombrado, veía más allá de las apariencias percatandose que en realidad estaban en lo que en otros tiempos fue una sala de torturas hecha y diseñada por Danzó.
— Hokage venga a ver esto — la voz de Shikamaru lo saco de aquel análisis que empezaba a hacer del lugar — Venga.
Kakashi llegó a la habitación de atrás para contemplar un inmenso tubo de ensayo de tres metros de altura en cuyo interior había alguien.
Un líquido azul lo contenía junto a cables cuyas agujas se inscrustaban en la piel del muchacho de rojos cabellos que yacía dormido allí dentro. Un objeto en forma de tapabocas pero echo de metal transparente sujetaba su nariz y labios.