KONOHA
Menma y Kakashi estaban en el bosque de entrenamiento de la aldea, porque durante esos días el joven Uzumaki le hubo pedido al Hokage que sea su maestro, para recuperar su estado y forma.
Enfrentarse a su primo no sería nada fácil y debía practicar. Así pasaban largas horas del día juntos. Esto los ayudó a conocerse y entablar una especie de amistad.
Menma pudo descubrir que Kakashi no tenía malas intensiones con respecto a su primo.
Difería del consejo y sus ideas retorcidas. Esto tranquilizó al muchacho ya que no quería dañar a su primo. El entrenamiento del Hokage era duro y severo, pero Menma estaba esforzándose para conseguir superarse a sí mismo.
A su vez Kakashi pudo conocer a ese muchacho un poco, más aunque seguía siendo alguien muy reservado.
No obstante ese entrenamiento lo ayudaba a ir descubriendo algunos de los misteriosos poderes que Menma poseía, y saber que Naruto seguía siendo superior.
Pero Menma no mostraba todo su poder. Esa tarde el viento se había vuelto frío y fuerte. Traía olor a tierra mojada. Esto a Menma le gustaba ya que para él era el olor de su libertad.
Respiraba entrecortado debido al agotamiento por el arduo entrenamiento del día pero aún le faltaba bastante para llegar a su límite.
Agua, fuego y rayo. Esos tipos de elementos tenía su chakra. Kakashi le había enseñado la técnica del Chidori y Menma, tras varios días de práctica, comenzaba a dominarla a la perfección con la ayuda de su Sharingan.
El clima le hizo recordar el día en que le mostró a Kakashi el Sharingan y volvió a sonreír por la cara que este puso.
Esa técnica que era exclusiva de los Uchiha ahora estaba en un Uzumaki que la heredó de nacimiento.
Mirando las nubes volvió a oir las palabras de su madre diciéndole que su clan estaba maldito y con él todos sus poderes y técnicas sucesorias.
Aquello no era algo agradable por tal razón se negaba a usar cualquier técnica que provenga de los Ootsutuki.
Aunque en estos momentos sabía que tendría que emplearlas ya que era lo único que le facilitaría llegar a su primo y regresarlo a la aldea.
Desanimado se tiró sobre la hierba mientras meditaba aquello con pesar. Había aprendido a aceptar su cruel destino que le negaba todo lo que deseaba tener o hacer.
Definitivamente su madre tenía razón. El clan Ootsutuki estaba maldito. Kakashi se percató del cambio de humor repentino de Menma y comenzó a hablarle sobre su propio pasado y lo duro que fue.
Pérdida, muerte y destrucción era lo que más tenía; sin embargo la luz pudo encontrarlo y abrazarlo.
—La oscuridad siempre nos asechará pero de nosotros depende dejarla entrar o bloquearle el paso. Recuerdalo Menma.
El muchacho sonrió complacido, tan diferente era de Danzou que hasta tenía ganas de reír a carcajadas estrepitosamente. Lo que si hizo fue mirarlo unos instantes y luego decirle:
—Kakashi, me habría gustado que hubieses sido tú quien me encontrase en el bosque, aquella fatídica noche cuando mis padres fueron asesinados. Qué distinto habrían sido las cosas.
El Hokage no supo qué responder y se limitó a sonreir. Luego tras colocarse de pie indicó que el descanso había concluido. Era hora de seguir con el entrenamiento.
Menma se incorporó en silencio y ocultando sus sentimientos reanudó la practica.
El Sharingan, esa tarde, estuvo particularmente molesto ya que con un mero esfuerzo se activaba y si bien fascilitaba el entrenamiento le quitaba las fuerzas físicas más rápido que si estuviese sin él.
—Maldito Sharingan — murmuraba Menma — Odio cuando se pone así.
Kakashi no dejaba de asombrarse ya que era la primera vez que veía tal cosa. ¿,Acaso Menma no lo dominaba del todo? El muchacho le leyó el pensamiento y serio dijo:
—No es eso, cuando mis padres estaban vivos no me sucedía ésto. Todo comenzó estando cautivo de Danzou. El Sharingan es una técnica muy poderosa pero responde a los estados anímicos de quienes lo poseen.
—En ese caso detengamos el entrenamiento por hoy.
—Me parece bien, perdón Hokage.
— No es nada y si necesitas hablar...
Menma y Kakashi regresaron a la aldea a cenar en uno de los locales del lugar. El muchacho le empezó a contar un poco su paso por Raíz antes de ser encerrado en el laboratorio.
El Hokage era buen interlocutor ya que no mostraba ningún sentimiento ni emoción, mientras el joven hablaba. Aquellas nefastas experiencias fueron quemando su alma misma.
— Viví el infierno en la tierra. — concluyó Menma — Pero no permití que eso me doblegue — Golpeó la mesa con su puño derecho — No dañaría a Naruto ni renunciaría a mis sentimientos e identidad.
Era fuerte, eso Kakashi podía notarlo a simple vista. Se parecía a Naruto más de lo que imaginó en un principio.
La oscuridad lo había asechado por mucho tiempo, pero él supo darle batalla estoicamente.
Era un digno ninja de Konoha y heredero de la voluntad del fuego.
— Hiciste muy bien Menma. Y ahora la vida te recompensó dándote una nueva oportunidad.
— No estoy tan seguro — respondió desanimado recordando que debía enfrentarse a su primo nomás.
Luego de haberse resistido por tanto tiempo volvía a sentir la presión de tener que hacerlo, y para ello recurrir a lo que hubo heredado de su madre.
Eso lo tenía molesto y decaído,
Kakashi entendió por dónde iban sus angustias pero no podía evitarselas.
Alguien debía ir tras Naruto y los otros. Alguien de confianza y con el poder suficiente como para tener éxito.
Sabía que él consejo se estaba moviendo a sus espaldas por ende no había tiempo que perder.
—Menma — dijo al final — Es por el bien de Naruto, el consejo empieza a moverse a mis espaldas y te aseguro que si llegan a él antes que nosotros no la pasará nada bien.
— Lo sé mejor que nadie. Solo que...
— Te molesta lastimarlo.
— Es mi primo y quisiera tener un lazo con él.
— Lo tendrás te lo aseguro, pero antes tenemos que salvarlo de esa oscuridad en la que se encuentra en estos momentos.
Lamentablemente no hay otra opción más que el enfrentamiento.