Nivel 0: "La promoción":

19. Una Historia. ✓

No me daba miedo ni pavor exponer con el director, me daba un completo terror, un ataque a los nervios, un paro el corazón.

Lo mío siempre ha sido exagerar pero cuando el director Sebastián Ríos dijo que la nota grupal del mes sería exponer sobre un tema que él nos asignaría palidecí por completo y me quedé en el limbo pensando en el estrés que eso representaría.

Para ser nota grupal fue bastante raro que nos pusiera a trabajar en parejas.

Por tradición mi primer pensamiento fue Lucas, mi segundo pensar, que este quizá querría unirse con Shane, después de todo ese par se estaba haciendo uña y mugre, ¿yo?, yo pues había quedado valiendo.

Lo tercero que pasó por mi mente fue Zyan. Pero mi memoria no puedo evitar recordarme de Samuelito; si Zyan se unía conmigo Samuelito quedaría como yo, valiendo.

Así que descarté la idea tan pronto como vino a mi cabeza y me recordé a mí misma que era una de las más inteligentes, me asegure en mi cabeza que NO faltaría alma viviente que quisiera trabajar conmigo.

No obstante quería trabajar con alguien que me fuera de ayuda y No de lastre.

Con ese miedo dándome vueltas en la cabeza mire a mí alrededor. Todos mis compañeros parecían ni siquiera tener duda con quién se unirían, me tomé unos segundos más apreciando la panorámica hasta que Zyan irrumpió en mi tortuosa concentración.

- Me uniría con vos -dijo medio dolido medio indignado-, pero se seguro vos te vas a unir con Lucas.

-No te podes unir conmigo porque no podes dejar sólo a Samuelito -le recordé al que en teoría era su mejor amigo-. A demás no creo que Lucas se una conmigo, más bien se unirá con Shane.

-No me voy a unir con Shane -fue lo próximo que escuche y me hizo volcar mi atención al dueño de esa voz. Di media vuelta y me topé con Lucas, quien arrastraba su pupitre hacia mi dirección-. Me voy a unir con vos.

-Ok pues.

Retome mi asiento y espere a que Lucas se terminara de acercar a mí, hasta ponerse justo a la par mía.

-Te dije que te ibas a unir con Lucas.

Escupió Zyan, no sé si con satisfacción o con molestia, antes de cargar con su pupitre en peso y alejarse de mí campo de visión.

Me quedé un poco confundida. Sus palabras fueron dichas con sutilidad y ternura pero sus facciones eran duras como hierro y frías como hielo. No supe distinguir si lo decía porque de verdad le había agradado o molestado porque él quería unirse conmigo y por Lucas no lo iba a poder hacer.

- ¿De qué crees que nos toque exponer? -pregunto Lucas sacándome de mis cavilaciones, haciéndome saber que él no se había dado cuenta de nada y que posiblemente la que se estaba imaginando todo era yo.

-No sé... Tal vez de algún tema muy complejo -respondí distraída revisando mi libro de texto de sociales y aun pensando en Zyan.

Para cuando la clase terminó no sólo nos enteramos que íbamos a exponer en pareja de "La Gran Guerra" o más conocida como "La Primera Guerra Mundial", sino también que nuestro examen sería de los países y las capitales de Europa y América, por si eso no fuera suficiente las tendríamos que ubicar geográficamente.

Sólo en Europa, sin tomar en cuenta América, eran más de cuarenta países y si contamos las capitales de cada país hacían un total de más de ochenta datos que tendríamos que memorizar si es que queríamos tener buenos resultados en el dichoso examen ese.

Todos mis compañeros reaccionaron con extraña preocupación. Hasta los más desobligados se preocuparon, en lo único que podía pensar era en que por qué se preocupaban si ni siquiera se tomarían la molestia de aprendérselas.

Pero bien aun así se "preocuparon" falsa y superficialmente pero se preocuparon.

Lucas y yo por otro lado, comenzamos a prepararnos para nuestra exposición; que no sería la primera ya que en séptimo habíamos expuesto en inglés con él, ahora en noveno, expondríamos en español. Sería más fácil, en teoría.

Además que teníamos alrededor de dos semanas para empaparnos y apropiarnos del tema.

-Hola... -oí decirme una empalagosamente chillona voz, que reconocí de inmediato.

Abrí mis ojos, la mire fijamente y me recosté con ojos cerrados en la pared del salón, disfrutando silenciosa del recreo.

-Hola -volví a oírla más dulce que antes.

-Hola -pronuncie simple sin verla.

-Hola -respondió en medio de una risilla, tenía los ojos cerrados pero le podía tan bien sus gestos que sin ningún problema me la imaginé tapando su boca con la mano, ocultando su risa.

-Hola -volví a decir con una mueca muy parecida a una sonrisa tirando de las comisuras de mis labios. Pronunció un balbuceo ininteligible que me sonó a otro "Hola" por lo que reí internamente y continúe por ella, mientras que se ahogaba con su propia risa-. ¿Qué tal Mena?

-Pos bien... -eso me sonó a sospecha y olía a intriga. Mena siempre respondía algo muy parecido a "Pues ahí sobreviviendo..." el que dijera bien a secas y se quedara en profundo silencio me inquieto en sobremanera.

Abrí uno de mis ojos para medio verla y preguntar: - ¿Qué pasó?

-Nada... Todo bien.

Desde hace unos días yo había notado un extraño comportamiento de ella hacía Lucas y viceversa, tenía la sospecha que algo ligeramente estaba pasando. Yo hace mucho que había empezado con unas preguntas pintadas de inocencia siendo todas ellas picaras a Lucas, siempre me cambio de tema y nunca nada me respondió.

El extraño comportamiento que Mena estaba tomando era sólo un indicador que se había animado a decirme la verdad en mi cara, una verdad que yo sola había averiguado pero que de igual manera se sentiría muy bien si ella me la confirmaba.

-Hasta aquí siento la nariz de Pinocho que te acaba decrecer por la Gran mentira...

- ¿Te gusta Lucas? -su pregunta me tomó tan por sorpresa que mis ojos se abrieron casi que por voluntad propia y mi desgarbada postura recostada en la pared fue cambiada, automáticamente, por una más imponente... Más a la defensiva.




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