Para qué decirles lo que hice al llegar a mi casa, si solo me encerré y lloré por horas hasta quedar profundamente dormido. Al menos era viernes y no tendría que ver aquellas caras el fin de semana. El sábado en la tarde, mis amigos fueron a pasar el rato en el garaje que ya estaba amueblado para nuestra comodidad, pues mis padres me lo habían acomodado precisamente para tener algo de privacidad y espacio, se nós había hecho una costumbre, diría que hasta como una tradición. Teníamos algunas bebidas y golosinas, a demás de videojuegos. Ellos no mencionaron el incidente del día anterior pero era obvio que estaban enterados, solo no hablaban porque ellos mejor que nadie sabían cómo me sentía.
–Chicos, vengan un momento –gritó mi mamá desde el otro lado y empezamos a dirigirnos adentro de la casa. A penas ingresamos, oí voces ajenas a las de mis padres y mis amigos también lo notaron. Genial, había visita. Nós acercamos con cautela y al ser vistos mi padre dice entusiasmado;
–Hijo, mira quiénes han vuelto –se hicieron a un lado y los reconocí enseguida, eran los padres de Laura. Contuve la respiración un momento para después reaccionar y saludar cortésmente.
"Por favor...dime que ella no está aquí"
Rogué en mi mente, pues aun no estaba listo para ver a nadie y menos a ella.
–Haremos una parrillada, avísenle a sus padres chicos, pueden quedarse –dijo mi papá a mis amigos y fueron a la cocina junto con mi madre diciendo cosas como "Tengo mucho que contarte" "Cuánto tiempo ha pasado". Los cuatro nós quedamos viendo y mientras ellos iban a llamar a sus padres yo me quedé en la sala. Estaba inmerso en mis pensamientos cuando de repente alguien carraspea a mis espaldas, volteó y la vida no podía odiarme más...era Laura.
–La puerta estaba abierta –dice señalando y recalcando el por qué no la había escuchado entrar.
Me quedé sin habla, otra vez, nos miramos por varios segundos sin decir nada. No sabía qué decirle. Ella helaba mi ser.
–¿Laura Salvaterra? –preguntó Mark a nuestras espaldas. Ambos volteamos y mis amigos estaban igual de estáticos que yo. ¡Demonios! Empiezo a creer que de verdad somos patéticos.
Ella asintió y ellos se acercaron a saludar.
–Es un placer, yo soy... –empezó David pero ella lo interrumpió.
–Sé quiénes son –dijo mirándonos a cada uno.
¡Ay no! De seguro ya le habrán mencionado a "Los raritos"
–¿Sabes nuestros nombres? –preguntó Ángel embobado.
–Bueno...¿cómo no? Si es lo único que grita el profesor de educación física –dijo ella con una media sonrisa y nós hizo reír a todos. Sonreí aliviado, pues no nós conocía por lo que pensé.
Buena forma de romper el hielo.
–Pero espera, ¿qué estás haciendo aquí? –curioseo Mark y todos los demás la miraron expectantes, yo, me prepare para la reacción de mis amigos.
–Oh, mis padres están aquí –dijo tranquila y ellos se sorprendieron de sobre manera. En ese momento llegó mi madre y la abrazo diciendo lo hermosa que estaba y lo mucho que había crecido. Ella sin embargo, parecía no recordarnos.
Nós dijeron que la lleváramos al garaje mientras ellos se encargaban de la cena, mis amigos estaban extasiados al tenerla tan cerca y descubrír que no era como los odiosos del grupo de Liam. Al llegar al garaje, dio una vista general.
–Vaya, tienen todo lo que podrían necesitar para pasar el rato –dijo aún observando y todos la mirábamos a ella, de repente, algo llamó su atención. Se acercó a un mueble de madera y se detuvo ante un retrato- ¿Puedo? –preguntó para observarlo mejor y todos asentimos. Entonces reaccioné ¡Mierda! me di cuenta demasiado tarde, cuando ya lo estaba mirando. Era un retrato de ambos cuando eramos niños.
Editado: 12.11.2022