–¡Chicos, estoy bien! –decía Laura exasperada. Ya todo había acabado, Vianca se había ido junto a sus amigas sangrando cabreadas y los demás nos quedamos en las gradas.
–¿Segura que no está rota? –preguntó David refiriéndose a su nariz.
–Aún podemos ir a la enfermería –dijo Mark.
–No me la rompió. Mi nariz es sensible y el golpe me hizo sangrar, eso es todo –explicó.
–De cualquier forma hermosa, no debiste pelear con ella. Si no te dejo en paz antes mucho menos ahora que le ganaste –informó Liam y todos asentimos.
–No me pienso dejar de nadie –dijo ella y tomó su mochila poniéndosela- me iré ahora antes de que se haga tarde. Mis padres deben estar esperándome.
–Yo te llevo –ofreció Liam –Déjame ir por la motocicleta.
¡Ah! Si, olvide mencionar ese detalle. Él conducía una moto lo cuál por alguna extraña razón lo hacía ver más genial y atractivo para las chicas. A demás de ser todo un bad boy. Era alto, cuerpo tonificado y trabajado, su cabello era algo largo castaño claro y sus ojos eran verdes, sus facciones eran perfectamente masculinas y marcadas y su mandíbula era algo cuadrada. A los ojos de muchas, era irresistible. En ese momento todos empezaron a despedirse y al final quedamos solo ella y yo sentandos en las gradas.
–Gracias Lucca –dijo de repente, me giré hacia ella y contesté;
–¿De qué?
–Por haber intervenido y no dejar que me dieran más de uno –sonrió y eso me hizo sonreír a mi también, lo cierto es que no supe en qué momento pasó, de repente, me encontraba a mi mismo en medio de la pelea apartando a aquella chica. Supongo que algo dentro de mi reaccionó por si solo.
–Espero que no busques más problemas –dije divertido –a penas llegaste hace unos meses y has puesto esto patas arriba y tienes a medio instituto tras de tí.
–Moriría por saber de qué lado del instituto estás tú... –dijo mirándome.
Mi corazón se puso tan nervioso como mi ser.
En ese instante y por primera vez agradecí que Liam llegó. Ella tomó sus cosas y bajo hasta él. Se puso el casco que este le ofreció, se despidió con sus manos sonriéndome y así, se la llevo en mis narices. Liam, también tenía a medio instituto a sus pies y yo también moriría por saber de qué lado estaba ella.
Al siguiente día, Vianca llegó con un pequeño corte en su labio y su amiga igual pero también con una curita en la nariz. ¿Tan fuerte las había golpeado Laura? Sentí escalofríos al recordar la sonrisa que había puesto mientras las golpeaba. Laura era una chica que en ocasiones parecía ser realmente angelical, pero ayer demostró que podía ser lo contrario sin ningún problema.
Hoy cuando las clases acabaron que salí, la vi junto a Liam y su moto, algo me dio un leve apretón, pensé en seguir de largo pero ella me vió.
–Lucca, ¡Espérame! –gritó, se despidió de Liam y llego hasta mi –Iré a tu casa, mi madre me ha dicho que pase buscando algo –me informó ya estando a mi lado.
–Esta bien, ¿como va tu nariz –pregunté y ambos empezamos a caminar a casa.
–Mejor –sonrió.
Fuimos en silencio casi todo el camino, al llegar pegué un grito a mi madre pero no obtuve respuesta. La llamé y me dijo que buscara en los estantes de arriba en la biblioteca una carpeta roja y se la entregara a Laura. Ambos fuimos a dicho lugar y empezamos a buscar montandonos arriba de unas sillas.
–¡Aquí está! –dijo Laura y me baje yendo a ayudarla. Tome su mano y en seguida una corriente extraña me recorrió el cuerpo haciendo que la apartará de golpe asustado, pero eso hizo tambalear a Laura casi yendose de boca, reaccioné rápido y puse ambas manos en su cintura cargandola bajándola de la silla.
Su cuerpo tocaba el mio, mis manos en ella, mi pecho subía y bajaba con rapidez por su cercanía. Ninguno de los dos hizo algún ademán por apartarse. Solo nos quedamos viendo, yo perdiéndome en esos hermosos cielos.
Editado: 12.11.2022