David
Hoy es un día especial, han pasado varios años desde la muerte de mis dos padres, se podría decir que hoy es su aniversario, en este día tan especial siempre visito el cementerio donde yacen sus restos, antes de entrar al cementerio, siempre compro un ramo de flores jazmín, ¿el significado?, ninguno simplemente me agradaba su aroma. Cuando entraba al cementerio me dirigía a la tumba de mis padres y les dejaba las flores sobre su tumba.
—Oh, queridos padres míos, tuvieron una vida tan corta —dije, algo desanimado.
—Tantas cosas que hicieron en su vida, y... ahora están aquí, muertos —dije, fríamente.
Cómo si de un insecto se tratara, con mi pie pise con fuerza las hermosas flores jazmín y luego escupí en la tumba de los infelices de mis padres.
—En esta vida obtienes lo que mereces, siempre es así padres —dije seriamente, mentiras seguía arruinando las flores.
Otros pensaran que lo que hice estuvo mal, que fue un acto terrible en contra de mis dos padres quienes murieron, pero nadie puede juzgarme, ¡absolutamente nadie!, aquel día en especial recordé el porque odio tanto a mis padres.
Ocurrió hace años cuando apenas tenía 6 años, mis padres siempre fueron muy estrictos conmigo, decían que tenía que ser mucho más que ellos y por eso siempre me me presionaron inclusive cuando apenas era un niño, pero para mí estaba bien, podía soportar que ellos fueran un poco estrictos, después de todo querían lo mejor para mí.
Cuando pasaron algunos años conocí a una niña llamada Sara, al parecer era la hija de unos amigos cercanos de mis padres, ella era una buena niña así que nos hicimos buenos amigos, con ella me sentía tan libre que mi felicidad crecía mucho cuando estaba junto a Sara, pensaba que junto a ella todo estaría bien, claro hasta que llegó aquel día. Sara se subió a un juego que estaba roto, yo le advertí que se iba a caer, pero no me escuchó, al final se cayó y se rompió una pierna, yo quise ayudarla así que la lleve a mis espaldas mientras la calmaba, la lleve hasta su casa y sus padres la llevaron al hospital inmediatamente, lamentablemente la felicidad llegó hasta ahí. Al día siguiente, mis padres se enteraron que Sara se había roto una pierna y me culparon a mi por no cuidarla como es debido, sus regaños ya no eran regaños, si no que comenzaron a abusar de mí, ese día me golpearon tanto que no podía ni caminar, cuando Sara quiso jugar conmigo mis padres solo dieron una excusa, de que me había enfermado y estaría un tiempo sin salir a jugar.
Desde ese día los abusos continuaron y cada vez peores, mis padres me comparaban con Sara en todo, me decían porque no podía ser como Sara, quien era prácticamente un genio, siempre tenía buenas calificaciones y aprendía tan rápido que daba miedo, era obvio que yo no la alcanzaría nunca, pero mis padres no entendían eso, cada día era un infierno, en especial los días en los que salía a jugar con Sara y ella se lastimaba por ser imprudente, mis padres siempre que Sara se lastimaba me culpaban a mi por todo, a pesar que siempre le decía a Sara que se iba a lastimar, pero nunca me escuchó.
Cuando tenía 13 años no soporte más los abusos de mis padres y decidio que lo mejor sería matarlos, ellos siempre tomaban una pastilla para dormir, ya que, sufrían de insomnio, eso hizo más fácil las cosas, cuando se durmieron fui a su habitación y les di de beber agua mezclada con más pastillas para dormir, con eso me asegure de que no iban a despertar, no quería que me descubrieran así que cause un incendio en mi propia casa, rompí varias tuberías de gas y luego prendí fuego, espere un poco hasta que el fuego había consumido gran parte de la casa, para que no sospecharan de mi tuve que acercarme al fuego, aguante el mayor tiempo que pude, cuando no pude soportar más las intensas llamas me aleje, el resultado fueron varias quemaduras por mi cuerpo, además del humo negro que impregnó mis ropas y cuerpo. Ya estaba todo hecho así que corrí fingiendo estar aterrado, hacia la casa de los padres de Sara.
—¡Ayuda!, ¡por favor alguien ayúdeme! —grité desesperado, mientras golpeaba a la puerta de los padres de Sara.
—¿¡David que te paso!? —gritó la madre de Sara, cuando vio mi ropa sucia y mis quemaduras.
—Mis padres, siguen... casa... —le dije mientras poco a poco perdía el conocimiento.
Luego de eso no tengo más recuerdos de aquel día, solo sé lo que ocurrió después, mis dos padres obviamente murieron en ese incendio, mi custodia fue encargada a los padres de Sara y la policía nunca sospechó que un niño había causado el incendio, simplemente lo registraron como un accidente.
Cuando volví a la realidad miré nuevamente la tumba de mis padres para reírme un poco, luego como era costumbre les dije unas palabras a mis padres y me retiré del cementerio, ahora solo quedaba un problema en mi vida, Sara. Me había decidido a matar a cada uno de los culpables de mi desgracia, ya había terminado con la vida de mis padres y los de Sara, y solo quedaba ella para terminar todo, pero antes quería verla sufrir tanto como fuera posible, quería que sufriera todo el dolor que yo sufrí, mi amada Sara solo espera y verás, esto recién comienza.