No es tiempo de Marte.

Él despertó.

—¿Estas bien? —pregunto una guapa mujer de piel azulada brillante.

 

Él se asustó y torpemente golpeo la mano de aquella mujer que se le acercaba, no le importaba el porque estaba ahí, no le importaba nada, solo le importaba Makoto. La mujer intento tocarlo de nuevo para ayudarlo pero el chico aún con sus movimientos bruscos y torpes se jalo las intravenosas que tenía causándose un poco de daño; le broto algo de sangre. La asustada mujer lo tomo por los hombros para obligarlo a recostarse pero él la empujo y se levantó tan rápido que su cuerpo no acato la acción correctamente pues las rodillas se le doblaron en cuanto sus pies tocaron el suelo, adolorido y aturdido junto fuerzas para levantarse, comenzó a correr de manera torpe, como un ciervo recién nacido, él sentía que corría demasiado rápido pero la verdad es que apenas podía caminar, se tambaleaba de lado a lado intentando que sus piernas no se doblaran, cayo una vez, luego una segunda y una tercera pero no se rindió, tampoco le dio importancia a los ojos que se posaban en él cuando pasaba gritando.

 

—¡Makoto! ¡Makoto! —gritaba con dificultad sintiendo su boca entumida.

 

Sdtrowneb escuchaba atento lo que Makoto le relataba, ella estaba por terminar de contar su increíble aventura pero un leve pitido que solo Sdtrowneb escucho en su oído izquierdo lo interrumpió por lo que de forma cortés levanto la mano derecha y le mostró su palma a Makoto, informándole de esta manera que esperara un poco.

 

—Sdtrowneb se llevó su mano al oído—. Ahora ¿qué? —ladeo la boca visiblemente irritado esperando una respuesta.

 

Makoto no podía escuchar que le decían a Sdtrowneb pero observo como lentamente su cara cambio a una de desconcierto y luego a una de diversión haciendo que Makoto se sintiera confundida y curiosa, quería saber que le estaban diciendo para que él hiciera esos gestos.

 

—Déjenlo, no lo detengan —pidió y quito la mano de su oído—. Te están buscando —le anuncio a Makoto.

—¿A mí? —pregunto confundida—. ¿Quién?

 

Sdtrowneb no tuvo tiempo de contestarle (aunque tampoco planeaba hacerlo) porque la puerta de la habitación en la que estaban se abrió de forma estrepitosa mostrando la delgada figura de un chico de largo cabello azabache que gracias a la agitación tenia esparcido en la cara dándole un aspecto algo lúgubre. La mirada de Makoto se dirigió a aquel chico y su corazón comenzó a latir emocionado.

 

—No la toques —amenazo señalando con un dedo tembloroso a Sdtrowneb.

 

Sdtrowneb suprimió una sonrisa burlona pues si él hubiese querido hacerle daño a Makoto se lo habría hecho sin importarle ser amenazado por un débil, delgaducho y pequeño terrícola. Levanto las manos a modo de rendición aun suprimiendo la sonrisa.

 

—Te veo más tarde —le dijo Sdtrowneb a Makoto—, aún no terminamos de hablar —pego su oído con el de Makoto pues en su planeta esa era la costumbre que tenían para una corta despedida.

 

Makoto asintió suavemente y no pudo evitar sonreír pues aunque le extraño ese contacto le hizo sentir cálida, sintió como si le hubiesen hecho un pequeño cariñito. Desde que aquel chico había aparecido ella no había podido apartarle la mirada además se preguntaba qué era lo que había dicho cuando señalo a Sdtrowneb.




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