Gabriela
La relación con leonardo iba más allá de todo lo que había podido desear, mágica seria la palabra correcta, ya habían pasado 6 meses desde que me lo pidió ¡6 MESES ¡y todo a sido una locura, cuando los de la empresa se enteraron no hubo revuelo como el que yo pensaba que habría y Ashley me confeso que era mas que obvio que nos gustábamos.
La boda de Ashley fue hermosa, estuve como dama de honor y me alegraba demasiado ver a mi nueva amiga ser feliz.
Esta noche era la cena en casa de leonardo y estaba mas que nerviosa, en todo este tiempo no había conocido a su madrastra y ya era hora, estaba lista.
-Creo que si puedes venir conmigo —le digo a Mia mientras me ata el cabello— seria como la representación de la familia.
-Gigi, leonardo no te va a pedir matrimonio, solo van a cenar y conocerás a la madrastra malvada, es todo.
-No es una madrastra malvada, es solo…una madrastra.
-No hay madrastras buenas y hay muchas películas que lo demuestran, no se discute.
-No te estaba discutiendo.
-Estas lista.
-Creo que ya no quiero ir.
-Déjate de bobadas, además leonardo ya llego, respira y sal.
Sale cerrando la puerta tras ella y me miro en el espejo, ¡estoy preciosa ¡llevo una lindo moño de lado, mi vestido es largo con flores, llevo unas bajas zapatillas y un maquillaje simple, quería parecer lo mas yo posible esta noche y creo que lo logre.
Respiro antes de salir y me encuentro a leonardo con un lindo traje gris hablando con Mia.
-Te ves preciosa.
-Usted también se ve muy bien señor rojas —me dedica una sonrisa repasándome de arriba a abajo— ¿nos vamos?
Me toma de la mano y salimos, voy de nervios.
-Creo que voy a desmayar —le digo a leonardo cuando pasamos la reja de su casa—
-Estarás bien, solo es una cena.
-Tienes razón, además ya se ha aplazado demasiado, solo es una cena —lo digo más para mí, que para el—
Bajamos del auto y la verdad es que el lujo no me impresiona, leonardo ya me había dicho que su madrastra se había encargado de que todo quedara como nuevo cuando se caso con su madre y eso significaba, lujo extremo.
Entramos y quien nos recibió fue el padre de leonardo.
-Gabriela que gusto verte.
-Que bueno volver a verlo.
-Pasen, no se queden ahí, me alegra que esta cena por fin se dé ya era hora.
-Si ya era necesario conocer a su esposa.
-Esta en la cocina, ¿Por qué no vas a hablar con ella?
-Mmm, si, por supuesto.
-La segunda puerta.
Camine tragándome el nudo que tengo en la garganta ¿Por qué dije que sí? Que tonta me estoy metiendo a la boca del lobo.
Respire antes de girar el pomo de la puerta.
-Hola —digo a la mujer de porte elegante que esta de espaldas intentando que no se note el nerviosismo de mi voz—
-En mis adentros desee que no vinieras y no tener que pasar por esto, pero ya que.
Me quedo quieta en mi lugar asimilando lo que estoy viendo justo ahora y no puedo creerlo.
-Ma…madre, ¿Qué…que estás haciendo aquí?
-Tomando clases de apicultura ¿no ves?, siempre supe que eras lenta, pero ni la edad te lo quito.
-Eres la madrastra de leonardo —digo saliendo un poco del shock— me abandonaste para ser la madre de otro.
-Ya deberías haber superado eso.
Su mirada, su frialdad al decir las cosas, esta más que normal mientras que yo solo intento asimilarlo.
-Sabias que era yo y no te atreviste a buscarme.
- ¿Para qué haría eso? Si te deje a ti y a tu padre fue para no saber mas de ustedes, pero claro siempre tienes que arruinar las cosas y volviste a aparecer.
-Eres una hija de puta, ¿les contaste, le contaste de mí?
-Digamos que sí, leonardo no sabe nada y no me interesa.
-No me creo que seas tan cruel.
-Deberías aprender un poco de mí.
-Gabriela, ¿esta todo bien? —interrumpe leonardo— ¿Qué pasa, por que lloras?
Apenas me había dado cuenta de que había empezado a llorar.
-Ella…ella es mi madre —le digo temblorosa—
No vi su cara, pero de seguro fue de asombro total cuando lo escuche gritar y reclamarle el porque me abandono, ni siquiera escuchaba bien lo que decían, estaba en un mundo apartado, asimilando todo.
-Quiero irme —le susurre a leonardo cuando lo tome del brazo—
-Es inaceptable lo que hiciste —Le sigue reprochando— y nunca mencionaste nada.
-Oh, vamos, no soy la única que guarda secretos, ¿o sí? —dice refiriéndose a mi— no le has contado.
-A ti no te importa eso, leonardo quiero irme.
No dije más y Sali de ahí secándome las lágrimas, Jorge se interpone en mi camino preguntándome que me pasa, pero sigo de largo, no se si leonardo me sigue o no, pero si no tomare un taxi.
Salgo al jardín delantero recibiendo el aire en la cara que tanto necesito, escucho la puerta cerrar detrás de mi y en segundos tengo a leonardo abrazándome por detrás.
Tomamos el camino al auto y no digo nada, el tampoco, el ambiente no esta ni para encender la radio, llegamos al parking de mi departamento y espero que el diga algo, pero no lo hace y salgo.
-Gaby —me dice cuando ya es esta frente a mi— no se que es lo que no me has dicho y no se porque, pero puedes contarme lo que sea.
-Se que puedo hacerlo —digo bajando la cabeza— pero no estoy lista para hacerlo.