Invierno del año 2002
Era el invierno del año 2002, apenas había cumplido 11 años de edad. En ese tiempo algunas cosas extrañas me habían ocurrido, cada día que pasaba empezaba a ser más consciente de aquello que parecía perseguirme a donde quiera que iba. Pero en general aquellos sucesos habian disminuido.
Me mude de casa tres veces en esos últimos 3 años. Al mudarnos pude darme cuenta de aquello a lo que tanto le tenía miedo. Siempre pensé que era la casa de la abuela la que era rara, tenebrosa e inclusive espeluznante, bueno a menos para mí. Pero no
Mis nuevas casas, aunque es cierto que carecían de fenómenos paranormales aun así me daban la sensación de que no estaban realmente bien del todo. Pero poco a poco iba descubriendo que no eran las casas, si no yo. No había nada en ellas, bueno no a menos en las dos primeras.
La razón por la cual nos mudamos de las 2 primeras casas eran desconocidas para mí, lo que sí sé es la razón por la cual nos mudamos de la última, o bueno la deduje, pues la verdad completa aun no la sé.
Hace un día
Mis padres, mi hermano y yo nos habíamos mudado a la casa en la que vivíamos a partir de ese momento, bueno, aunque no duro mucho.
Esta vez al parecer mis padres habían encontrado una casa que se encontraba cerca de la abuela, solo a una cuadra volteando la esquina.
Era una casa pequeña, tenía dos habitaciones, una cocina, una sala-comedor y un patio. Cuando llegamos a la casa en la que viviríamos a partir de ese momento todo se me hacía raro. Al mirar las paredes, los cuartos, la cocina, todo me parecía familiar, era como si ya hubiese estado en aquel lugar, era todo demasiado raro.
Al llegar rápidamente empezamos a acomodar las cosas. Como solo había dos habitaciones estaba más que claro que yo la compartiría con mi hermano, eso a menos logro tranquilizarme. Era extraña la sensación que tuve al llegar a esa casa.
Todo se me hacía raro porque en las 2 casas anteriores no había tenido esa sensación tan extraña. Es cierto que desde que tenía 8 años, cosas extrañas me habían ocurrido, pero desde que dejamos la casa de la abuela aquellos sucesos habían disminuido en gran manera.
Pude tener tranquilidad por un tiempo.
Después de que terminamos de acomodar las cosas, mamá empezó a hacer la cena. Luego de unos minutos todo estuvo listo, nos sentamos a la mesa y cenamos tranquilamente.
La sensación que había tenido al ingresar aquella casa poco a poco iba disminuyendo.
- Debe ser mi imaginación – me repetía yo mismo. Por desgracia no podía estar más equivocado.
Una vez acabamos de cenar mi padre nos dijo que ya deberíamos ir a dormir. Le pedí de favor si pudiera ver la televisión un rato, pero dijo que no, que ya deberíamos ir a dormir, que era tarde.
Le pedí que me dijera que hora era, pero no me quiso decir. Triste y sin poder replicar me fue a mi habitación.
En la habitación habíamos acomodado las camas de tal forma que la mía quedaba en el fondo de la habitación y la de mi hermano cerca de la puerta.
- Apagare la luz – me dijo mi hermano – Ya tengo mucho sueño.
- ¿no podrías dejarla un rato más? – le pregunte.
- No – me respondió con firmeza – Papá vendrá y nos gritará, ¿no me digas que otra vez tienes miedo?
- No – mentí. Solo quería estar despierto un rato más – le comenté.
- si seguramente – dijo él en tono sarcástico, burlándose de mí. No te conoceré que eres miedoso hermanito.
Ya no le dije nada más, él apago la luz y se echó a su cama. Trate de dormir, ¿Por qué tienes miedo? – me preguntaba a mí mismo. Se supone que ya han dejado de ocurrirte cosas extrañas, pero ¿Por qué entonces siento esto?
No podía dormir, me daba miedo quedarme dormido, por mi mente se cruzó la idea de que podía ocurrirme aquel fenómeno que en ocasiones no me ha dejado dormir, ese sueño en el que abro mis ojos, observo a mi alrededor y siento que algo se mueve delante de mí, viene y quiere posesionarse de mí, me ataca y no me deja moverme y aunque trato de moverme con todas mis fuerzas no logro poder hacerlo.
Últimamente ya habían dejado de ocurrirme, pero esa noche en especial sentía que podían volver aquellas pesadillas. En verdad son muy espantosas. Pues la sensación que tienes en el sueño, a menos sigo tratando de creer que eso son, es en realidad horrible, es miedo puro, en su máxima expresión.
Cuando son muy repetitivas llegas incluso a cogerle miedo a dormir, pues tienes fobia de aquel fenómeno del sueño vuelva a repetirse.
- Debes dejar de pensar en eso – me repito nuevamente. Nada te va a pasar, ni si quiera conoces esta casa, ¿Por qué tendrías que temerle?
Trato de dormir y cierro mis ojos.
Todo parece que está bien, la noche empieza a pasar lentamente hasta que, empiezo a escuchar sonidos de campanas muy cerca de mis oídos.
Me levanto y era un despertador. Qué raro – digo mirando aquel objeto fijamente. Seguro mi padre vino a dejarlo momentos después de que nos quedáramos dormidos. Reviso el despertador para apagarlo, pero no encuentro el botón, está muy oscuro.
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Editado: 25.05.2020