El miedo corría por todo mi cuerpo, por un momento comencé a temblar, no esperaba verlo ahí, estaba consciente de que estaba cerca, pero no pensé que tuviera las agallas de enfrentarme en el hospital.
Caro se veía tranquila, aunque bien sabía que solo era por aparentar pues por dentro estaba muerta de terror.
— Eres difícil de localizar, Sofía, el idiota de Laín sí que sabe protegerte bien, aunque bueno realmente no mucho porque henos aquí.
La forma en que me sonreía era horrible.
— ¿Por qué haces esto, Eros? Mataste a alguien inocente. Nosotros no te hicimos nada.
— Aguarda ¿Lo dices por el anciano o por la madre del idiota? — sin siquiera responder el solo prosiguió—. No estaba enterado que Laín no se veía con el viejo desde hace tiempo, y pensé que iba a estar ahí, son contratiempos que pasan, igual con algo de ayuda pude quitarme de en medio a ese parasito. Y la madre yo no fui, estúpida, no tengo súper poderes para hacer todo rápido, solo quería jugar con tu mente. Me avisaron de su muerte y la use a mi favor.
— Estas enfermo— dijo Carolina.
— Oh, Caro...mi linda Caro ¿yo soy el enfermo? Creo que aquí la persona más loca de todos eres tú ¿te olvidaste de lo que hiciste? ¿No le quieres contar a Sofía tu pequeño secreto?
Carolina se giró a verlo, Eros la estaba provocando.
— Déjala, no la metas en esto—hablé defendiéndola—. No entiendo que es lo que quieres...
Tiró una carcajada y me apuntó con el dedo.
— Quiero que pagues...Laura...esa mujer está loca, no tienes la menor idea lo que tuve que pasar por tu culpa, tienes que sufrir de algún modo, perra. Pagarás por ello...claro que lo harás. Si yo me voy al infierno, claro que tu vendrás conmigo.
Me cuestionaba ¿Qué era lo que hizo Laura para despertar todo el odio en Eros y llegar al extremo de querer matarme?
— Sube al auto— ordenó.
Negué.
— No te hagas la dura, Sofía, hago una llamada y un enfermero de ahí se encargará de Laín así que coopera y sube al maldito auto.
— No lo hagas— dijo firmemente Caro—. Lamento mucho a verlo guiado contigo, Sofí, pero este de aquí no es tan inteligente como parece...
Eros volteo la cabeza hacia arriba y luego la tronó hacia los lados.
— ¡Cierra la boca! — gritó dándole un golpe en la cara a Caro.
Esta se tambaleo y cayó de sentón.
Creo que Caro tenía razón... La ira de Eros lo había cegado, venir hasta acá era arriesgado, y si quería que subiera al auto sin llevarse a Carolina tampoco lo exponía a que ella lo delatara.
— No me hagas repetirlo de nuevo...
— No iré contigo. — dije acercándome a Caro y levantándola del suelo.
Eros se empezó a reír y negó, en ese momento nos sobresaltamos al escuchar una voz a nuestras espaldas.
— ¿Pequeña, todo está bien?
Volteé para encontrarme con Naím que nos miraba a los tres.
En ese momento mi madre y el padre de él se acercaban a nosotros, Eros me miraba furioso, realmente sus planes se habían echado a perder.
— ¿Qué está pasando?
— ¡Maldita perra!
Al momento de gritar Eros sacó un arma, todos nos quedamos quietos. El conductor del auto se bajó y para mi sorpresa era Jesús, no entendía absolutamente nada. ¿Había traicionado a su propia hermana?
— Amigo tienes que calmarte y bajar el arma. — Naím trataba de tranquilizarlo.
— No soy tu amigo—respondió. Su forma de mirarme estaba cargada de odio—Esto termina ahora.
Me apuntó con el arma mientras mi madre gritaba. En ese momento Naím se lanzó sobre él, el disparo resonó y entonces el silencio reinó.