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Nadie durmió esa noche pero al día siguiente después de sepultar los dos cadáveres Mercy dijo que iba regresar a Camden para el entierro de Layla, pobre del chico, se encontraba totalmente destrozado. Lissette decidió ir con él y Gabriel pensó que sería buena idea irse de copiloto. Era bueno que Gabriel fuera en compañía ya que de alguna u otra forma haría el viaje menos deprimente.
― ¿Pueden cuidar la casa en lo que nosotros volvemos? –Preguntó Mercy-
―Vete sin cuidado, amigo. Nosotros estaremos aquí –Respondió amablemente Sorath-
―Espero que sí...
Su voz se escuchó demasiado débil.
Sorath se percató de que estaba siendo demasiado insensible, pensó que con Kentín no había sido así, trató bien a ese niño desde que lo conoció ¿dónde estaba Ken?
― ¿Dónde está Ken? –Preguntó Sorath-
―Lo has dejado con Leo -Contestó Gabriel- ¿No lo recuerdas?
―Lo había olvidado –Respondió Dirk-
Gabriel se encontraba en la parte de atrás de la Ford Bronco 1980 subiendo sus maletas ya que él se quedaría allá. Gabriel se encontraba harto de todo aquello aunque no lo demostrase, sólo quería huir de los ángeles, huir de Dios, escapar a un lugar o esconderse para que jamás lo encontrasen.
Obviamente aquello no lo diría, jamás. Tenía que continuar fingiendo ser aquella persona divertida.
Mercy subió a la camioneta Bronco en la parte trasera, Lissette en el asiento del piloto y Gabriel en el del copiloto.
Lissette encendió el auto y todos se despidieron, ella le mandó un beso a Sorath y eso puso un poco celosa a Kiria. Una vez que ellos se perdieron de su vista mientras bajan por la calle de terracería Kiria se acercó a Sorath.
―Tenemos la casa para nosotros dos...solos -Le susurró al oído-
―Tienes razón –Respondió él- Creo que ahora puedo ver el noticiero.
Ambos entraron a la vieja casa y Sorath encendió el televisor y cambió al canal del noticiero.
Recién comenzaba y él empezó a leer esas noticias que pasan rápido debajo, él en ese momento no recordaba cómo se llaman o tal vez nunca lo supo, era una de esas cosas que a nadie le importaban. Pero lo que decía la barra a él si le importaría momentos después.
''Lluvia de sangre arrasa el estado. Esta noche habrá lluvia de meteoros, los especialistas afirman que sólo caerán dentro del océano, ¿Será esto señal del apocalipsis? Varias personas alrededor del mundo han afirmado escuchar la primera trompeta del apocalipsis. ‘‘
― ¿Eso será cierto? –Preguntó Sorath que en ese momento se encontraba sentado en el sillón que pertenecía al señor Langton-
―Ha salido en el noticiario.
Kiria le respondió desde la cocina.
¿Los demonios saben cocinar? Pensó Sorath.
―Esta noche habrá lluvia de meteoros –Comentó Sorath- En el mar.
―Tal vez sea coincidencia.
Ambos se quedaron en silencio escuchando el noticiero ―Nos informan que la lluvia de sangre de la noche anterior no tiene explicación científica. Los reporteros han entrevistado a las personas para saber su opinión. -Concluyó-
Dicho eso la imagen cambió a un reportero que se encontraba en la calle junto a algunas personas.
―Bueno, yo pienso que si el fin del mundo está cerca no hay nada que podamos hacer -Contestó la primera persona entrevistada-