Devonshire
A principios del siglo XIX.
Una niña de ojos grandes azules se fijó en el cielo nublado; parecía presagiar nuevos cambios. Se abrazó con sus pequeños brazos para resguardarse del frío. Hace días que su padre se fue de negocios dejándolos a su hermano mayor, Julian y a ella solos con su nana en la casa. Estaban aburridos y, conforme pasaba el tiempo juntos, habían más que riñas que abrazos entre hermanos.
La casa sin él parecía más grande y solitaria. Desde que se murió su madre, la gran duquesa Werrington todo había cambiado. Incluso, su padre había cambiado a peor. Ya no era el hombre alegre y cariñoso que había conocido antes que falleciera la duquesa.
Para su hermano y ella no querían ver a su padre así. Lo notaban triste y decaído. ¡Cómo les gustaría verlo feliz!
Sin embargo, había que tener cuidado con lo que uno pedía y deseaba.
...
Si Cassandra Werrington no hubiera deseado que su padre volviera a ser como el de antes, quizás no habría conocido a su madrastra, la señora Durrenper, a su hija y su sobrino. Sin embargo, nunca hubiera pensado que su padre decidiera casarse. Ni en sus más lejanos pensamientos consideró esa idea.
Su padre no les llegó a a avisar que se había casado de pronto y más que la había conocido en una semana estando fuera de la ciudad londinense, en un viaje de negocios. ¡Un cuento de locos!
Fue el día de su regreso cuando su hermano y ella se enteraron que tenían una madrastra y una hermanastra. Podía alegar que su padre, el duque Werrington, se había desposado porque fue amor a primera vista, pero... Para Cassie veía que era desesperación. No hacía un año que se murió su madre cuando iba él y se enamoraba de la primera señora.
La decisión que había tomado no fue del agrado para la pequeña de doce años, quien tomó como una traición al recuerdo de su madre y comenzó a odiar a la nueva duquesa desde ese momento.
A partir de ese instante, la vida de Cassie no volvió a ser la misma.
El destino le tenía guardado varias sorpresas que no le gustarían para nada a la pequeña que veía que su mundo se venía abajo por culpa de esa mujer.