// Narra Saray //
Me encontraba llegando a la casa apenas cuando escuché un estruendo en la primera planta por lo que entre viendo a mi hermano dirigirse a la cocina después de haber ocasionado un portazo, lo veía algo serio, como si estuviera molesto por lo que sonreí ladinamente al ver que el plan iba funcionando.
—. Hey, ¿Nos quieres dejar sin puertas o que?, ¿Algo te paso Nath?
—. Puedes creer que alguien me quiere quitar a Lilly, hoy encontramos un regalo donde alguien le decía que le gustaba que no sé, pero todo anónimo y ah, me ha hecho enojar demasiado porque claramente le gusto ese regalo.
—. Aww mi pequeño hermanito está celoso, sí que estás enamorado eh.
Solté una leve risita para sentarme frente de él cruzándome de brazos para levantar una ceja, su mirada expresaba su molestia, pero a la vez una preocupación que la podía captar se ve que los celos ya le empezaban a provocar una ligera desconfianza que ni el mismo podía evitar.
—. Y si a Lilly le gustaría su admirador después y no la pueda enamorar yo Saray... ¡Ay dios mío por qué me pasa esto a mí!
—. Vamos Nathaniel, eres un Andrade y sabes bien que nosotros no nos acobardamos con nada.
—. Si lo sé, pero ¿Qué puedo hacer? La amo pero y si… ¿No me acepta?
—. Pues ponerte las pilas e invitarla a salir, no tienes que ser tan inteligente para ser bueno con ella, atento, consentidor eso es lo que lo enamora a uno, y uno que otro regalo también.
—. ¿Crees que sea buena idea invitarla a salir esta noche? No sé al cine o es muy cliché.
—. Es la típica cita romántica, pero es bastante placentera a la vez, solo imagina estar a oscuras, comer palomitas y que sus dedos choquen o se entrelacen, disfrutar de sus gustos mutuamente y saber que le gusta o no le gusta a esa persona un poco más, después una cena a Central Park con caminata + helado incluido, eso hermano es pasar una tarde romántica, cliché pero bonito.
—. ¡Gracias Saray por ayudarme en esto te lo agradezco mucho!
La sonrisa que brotaba y el abrazo inesperado que me dio mi pequeño hermano para posteriormente huir a su habitación me daba a entender que si estaba enamorado de aquella chica lo cual me hacía feliz, pero en eso una llamada de parte de un número desconocido me llego a lo que al contestar mi piel se erizo por aquella voz que se escuchaba del otro lado.
—. Saray Andrade, que bueno que me contestas el celular… ¿Me has extrañado?
—. No sé quién eres, ¿Con quién hablo?
—. Saray no puedo creer que te olvides de mi voz cariño, soy Adrián… dime más bien ¿Cómo está el inepto de tu hermano?
—. A mi hermano lo respetas, no es mi culpa que la zorr* de tu hermana no lo fuese valorado, que sorpresa que me llames pensé que nunca volvería a escuchar sus estúpidas voces.
—. Mi hermana volvió por su novio, yo volví por ti y los vamos a recuperar.
—. Si claro idiota lo que tú digas, es mejor que se bajen de esa nube porque se van a estrellar contra el suelo, las caídas no son cómodas.
Colgué aquella llamada sin dejarle responder desviando todos sus intentos o mensajes para así subir a mi habitación y poder tomar una ducha por lo cansada que estaba de la jornada para así recostarme un poco a dormir.
// Mientras, por otro lado, con Lilly, narra Kennta //
Durante todo el camino a casa Lilly estaba sonrojada, el día de hoy se quedaría conmigo para pasar un buen rato de amigas y poderle explicar unas cuantas cosas de la universidad, al descender del carro un mensaje de Saray me llego afirmando que el plan había funcionado, puesto que fuimos nosotras las que pusimos el regalo y avisamos a Trevor de forma anónima el lugar donde podría estar Lilly.
—. Vamos Lilly, ese chico es un excelente paquete si lo miramos bien, mientras que ese anónimo no sabes quién puede ser.
—. Yo sé, yo sé, pero que esperas de mí, me mata la curiosidad por saber quién es también, además yo sigo aún pensando que no le gusto a Nathaniel y solo me ando ilusionando.
—. Tss no digas eso ¿Va? Eres muy hermosa Lilly y no todos los chicos se fijan en el físico de una mujer, todavía encontramos a varios que prefieren la personalidad a fin de cuentas el físico se pone cuerudo cuando envejecemos, pero nunca lo que somos se daña.
—. Yo sé, pero igual la duda sabes, viví mucho acoso escolar en mi infancia y hasta ahora en mi vida por eso no se me es fácil…
—. Lo sé, pero también hay que aceptar que no es imposible por lo que tenemos que aprovechar que ese chico te tira el ojo para ver si puedes ser feliz amiga.
—. ¿Sabes que eres la mejor Key?
—. Lo sé, lo sé.
Dije para soltar una risita y abrazarla sintiendo como su celular empezó a sonar de mensajes a lo que al ver el nombre de quien le escribía sonreí al ver como mi pequeña bufaba de felicidad al igual que emoción por aquella invitación.
—. Tu romeo te ha escrito, respóndele que esperas.
—. Está bien, está bien, pero no me presiones...