¡Hola! Muchas gracias por sus comentarios, me alegra que les esté gustando la historia. Como ya estamos entrando a la recta final, trataré de actualizar más seguido, pero tampoco me puedo comprometer a días exactos para no quedarles mal. ¡Espero que disfruten de este capítulo y no odien mucho a Alonzo!
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Alicia se encontraba viendo la televisión con Sonia mientras Adrián dormía la siesta de la tarde. El día anterior Sonia se había dado cuenta que su amiga había sido muy fría con el padre de Adrián, algo muy extraño en su amiga, quien generalmente quien fuera la persona era amable, más extraño todavía si agregamos el interés sentimental que tenía la chica en Alonzo. Alicia no le había dicho nada al respecto, tal vez había discutido con él y estaba molesta o algo así.
Suponía que debido a la animadversión que había entre ella y el chico Alicia no le quería contar nada, pero sin importar que creyera que Alonzo era el peor hombre sobre la faz de la tierra para estar con Alicia, era su amiga y quería que estuviera bien, y si eso significaba tratar de ser empática con él lo haría, después de todo si no lo hacía no sería una buena amiga.
―¿Qué pasó con Alonzo? ―cuestionó Sonia. Alicia volteó a ver a Sonia sorprendida de que su amiga quisiera iniciar una conversación en torno a él.
―Nada.
―¿Entonces por qué estás tan fría con él?
―No soy fría con él, solo me limito a lo que él quiere que sea.
―¿Y eso es?
―Que sea la niñera de Adrián, solo me limito a mi trabajo.
―No es un trabajo porque no te paga.
―Lo es, ya me pagó.
―¿Lo hizo?
―Sí, al parecer dónde trabaja le pagan muy bien ―Sonia puso los ojos en blanco―. Me paga mejor que en la heladería.
―Sabes que, al aceptar el pago de Alonzo, de una u otra forma estás aceptando el dinero de tu familia.
―No exactamente.
―Claro que sí.
―No, Ezequiel le paga a Alonzo por su trabajo, él lo gasta como mejor le parece, y entre esos gastos está el pagarme a mí porque cuido de su hijo.
―Si te quieres engañar de esa manera.
―Nunca me he negado para trabajar en la empresa, solo que mi familia quiere hacerlo a su manera y yo a mi modo, y ninguno de los dos está dispuesto a dar su brazo a torcer.
―Reconoce que querías el puesto de intendente solo para molestar a Ezequiel, y no porque de verdad piensas que te deben tratar como a los demás.
―Me deberían de tratar como a cualquier otro empleado, pero con mi padre y mi hermano eso es imposible, y también quería hacer pasar un mal momento a Ezequiel, pero no lo logré.
―Ezequiel me adora ―agregó sardónica―. Porque cree que te incito a hacer todas esas locuras con las que lo pones en jaque.
―Él debería saber que no necesito ayuda, sola puedo.
―¿En verdad disfrutas mucho molestando a tu hermano?
―No lo hago solo por molestarlo, pero de alguna forma le tengo que poner un alto para que deje de meterse en mi vida.
―Debes reconocer que es un poco confuso que no quieras que se meta en tu vida y después vas y le pones a Alonzo en frente.
―Eso ya no tiene mucha importancia.
―¿Entonces ya no importa que Alonzo se enteré que eres su hermana?
―Si decidí ocultar un poco quien soy…
―¡¿Un poco?!
―Es por qué estaba harta de que todos se acercaran a mí porque quieren obtener algo. ―continuó sin importarle la interrupción de Sonia―. Cuando conocí a Alonzo no creí relevante decirle quién era.
―¿Y ahora?
―No tiene importancia, Sonia, él no quiere nada conmigo, no creo que cambie de opinión si se entera que soy hermana de Ezequiel.
―Aun así, deberías decirle, al final le estás mintiendo.
―Supongo que pronto lo haré.
―¿Por qué piensas que Alonzo no quiere nada contigo?
―Me lo ha demostrado.
―¿Cómo? Creí que habían quedado como amigos.
―Exacto, quedamos como amigos, pero cuando pudo presentarme como tal eligió hacerlo como la niñera de Adrián.
―Algo que no eres. ―ironizó.
―Sí lo soy, adoro a Adrián lo sabes, pero me duele saber qué para Alonzo no soy más quien cuida de su hijo.