No me toques!

Capítulo 22.

Miércoles, 19 de abril del 2018.

 

—¡Idiota!

—¡Sucia!

—¡Eso fue demasiado! —Chillo ofendida. Él se cruza de brazos y ni siquiera se digna en mirarme—, Noah como no salgas de mi casa voy a lanzarte el maldito velador.

Eso capta su atención y me mira espantado. Yo sonrío pero estoy lejos de hacerlo por felicidad.

—No es mi culpa que seas una desordenada —Reclama él. Señala el sostén que está en el sofá y corro para agarrarlo entre mis manos—. ¿Cómo llego hasta aquí?

Ni siquiera yo tenía una respuesta, debí haberlo dejado luego de lavar la ropa. Pero como estaba debajo de las almohadas nadie gracias a Dios se había percatado de eso en la reunión de ayer hasta que Noah lo encontró… ¡Ni siquiera durmió en ese sofá! Con la cara roja como un tomate voy hasta el baño a dejarlo en la canasta de ropa sucia, no sin antes dejar al pobre velador en su lugar.

Me miro en el espejo y mi reflejo me saluda, cierro los ojos con fuerza. Luzco fatal ¿No tengo el súper poder de las actrices de películas? ¿No puedo solo lucir bonita y reluciente al despertar?

Todo es por culpa del maldito Señor Nieves, su grito fue el que me despertó. Me dio tal susto que agarre lo primero que me pareció un arma, el velador de noche. Baje de la cama con velador en mano, sin siquiera ponerme las pantuflas, casi hasta tropiezo y caigo por las escaleras y cuando llego al último escalón lo veo.

A él sosteniendo un lápiz, y al lápiz sosteniendo mi sostén rosa.

Me quede estática en mi lugar, hasta casi hecho el velador por la sorpresa. Termino de lavar mi rostro y peino mi cabello para por lo menos lucir un poco más decente. Vuelvo a bajar junto a Noah que está esperando frente a la puerta, cojo las llaves del mueble y voy a abrirle sin saber muy bien que decir

—Cuando pienso que no puedes sorprenderme… lo terminas haciendo de igual forma.

Le lanzo una mirada fulminante, meto la llave en la cerradura y luego de girarla abro pero antes de que pueda salir le hago un gesto para que se detenga y lo miro.

—¿Qué tal el sueño? ¿Fue difícil dormir fuera?

Mi pregunta no se la esperaba por lo que pestañea sorprendido. Se encoge de hombros.

—No fue tan malo como esperaba, traje todo lo necesario para estar… cómodo.

—Tal vez la próxima probemos lo mismo. Aunque no traerás esa mochila —Digo de forma distraída. No puede andar por la vida llevando sabanas y productos de limpieza por ahí. Como no me responde vuelvo a mirarlo pero él tiene una sonrisa de costado.

—¿Quieres que vuelva a dormir contigo?

—¿Dormir contigo? —Me congelo en mi lugar al escuchar la voz de mi hermana. Ambos miramos hacia la puerta a la mujer que nos observa con curiosidad. Sus ojos se deslizan hasta los de Noah y abre la boca sorprendida—. ¡Eres el vecino!

—No es lo que parece —Digo rápidamente. Mi hermana ni siquiera me escucha.

—¡Cariño! —Chilla… oh no me digas que trajo a Hyram, lo último que necesito es que mi cuñado también se haga una mala idea—. Ya entiendo porque Sandra no aparecía por casa.

Hyram aparece atrás de ella con una bolsa que parece ser el desayuno, sus ojos no pueden creer lo que están viendo.

—¿El señor Nieves? —pregunta incrédulo y maldigo cuando lo llama así, no debí haberles dicho ese apodo frente a ellos—. ¿Qué hace el vecino en tu departamento… y por qué ambos están en pijamas?

Busco la mirada de Noah pidiendo ayuda. Él carraspea un poco incomodo pero luego suspira, espero que invente una gran excusa porque…

—Sandra me pidió que pasara la noche con ella.

Mi hermana jadea por la sorpresa y yo abro la boca sin saber que decir. Voy a matarlo.

—¡No! Yo no dije nada…

—¿Lo invitaste a dormir contigo?

—No… bueno sí, pero no de la forma que estás imaginando —Digo desesperada—. ¡Él no es mi tipo!

Mi hermana comienza a reír, Hyram solo nos observa a los dos con los ojos muy abiertos.

—Permíteme dudarlo —Dice Noah. Tiene suerte de que no tenga nada en la mano en estos momentos.

—Hermanita… no te preocupes eres una mujer adulta —Dice entre risas—. Señor Nieves… digo vecino de Sandra ¿Quiere desayunar con nosotros?

—Me temo que no será posible, tengo una reunión y ya se me está haciendo tarde.

—Pues deberte despertado más temprano —Le digo con tono burlesco desafiándolo con la mirada, pero él me devuelve la mirada desafiante.

—Lo hice, pero luego del incidente con tu sostén…

No le permito terminar la oración, corro en su dirección y como todo un niño corre hacia la cocina. Se cubre detrás de la isla de la cocina y siento tantas ganas de besarlo… mis pasos se detienen

¿Besarlo?

Lo observo con los ojos abiertos, él está ahí con una sonrisa en los labios. Siento que lo estoy viendo de una manera diferente… observo todo su rostro como si fuera alguien extraño, su piel pálida y sus pómulos marcados parecen marcarse más ahora ¿Por qué sus ojos tienen un brillo distinto ahora? ¿Por qué parece más… guapo? Su cabello es un lío pero igual sigue siendo perfecto a su manera… su sonrisa flaquea y ahora me observa preocupado.

Mi hermana me pone una mano en el hombro y me observa preocupada.

—¿Sandra estás bien? De repente te pusiste pálida.

—Creo que voy a vomitar —Digo y subo las escaleras incapaz de mirar a Noah de nuevo—. No pienses que te salvas de esto imbécil —Digo sin mirarlo y huyo escaleras arriba, me encierro en el baño y me deslizo por la puerta hasta quedar sentada.

No… no, me río. El solo imaginar que me guste el Señor Nieves me causa risa, ¡Es imposible! Es un idiota con todas las letras en mayúscula, no es ni siquiera la clase de hombre que me llama la atención. Miro mis manos nerviosa, solo me equivoque de palabra al pensarlo debido a la rabia del momento, ¡Exacto! Pensar en ingles se había vuelto una costumbre desde que me mude a Phonix así que mezclar mis pensamientos en ambos idiomas era algo que podía pasar, claro.




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