19:07 p.m
Salgo de la habitación cerrando la puerta detrás de mí, acomodo mejor mi cabello que sujete en un moño bien alto debido al calor del lugar. El Señor Nieves todavía no ha salido de su cuarto y no me sorprendería que tardara más tiempo limpiando el lugar que en arreglarse para salir. Al final el cuarto fue más decente de lo que esperaba, una cama de una plaza que por suerte estaba limpia y sin manchas extrañas… aun así puse la sabana que había traído en la mochila porque no pensaba dormir en una cama donde quien sabe cuántas personas durmieron antes… y no solo hablo de dormir.
Un escalofrío me recorre el cuerpo justo en el momento en el que la puerta del Señor Nieves se abre. Sale solo con el bastón en mano y una riñonera negra, veo que está usando una de las camisas azul claro que le había visto usar una vez y un pantalón negro ¿no tiene ropa un poco más colorida? Yo creo que una camisa roja lo haría lucir bien, eso resaltaría la palidez de su piel… Un momento ¿Desde cuándo me importa lo que use este tarado?
—¿El lugar ya quedo limpio como querías? —Pregunto captando su atención.
Su mirada se encuentra con la mía y me mira de arriba abajo, arqueo una ceja en su dirección esperando que diga algo porque tengo el mismo atuendo que hace rato. Me pegue una ducha y solo me cambie la ropa interior, ni siquiera ensucie mi ropa así que no le veo nada de malo en volver a usarla pero parece que al Señor Nieves no le gusta mucho verme así aunque por extraño que parezca no suelta ningún comentario.
—Por desgracia me he quedado sin desinfectante.
Me río, no puedo creer que haya utilizado todo allí adentro. Mi risa no le causa ninguna gracia y me encojo de hombros.
—Deja el drama podemos comprar más mientras vamos a investigar.
Camino hacia la recepción sin esperarlo pero escucho sus pasos detrás de mí. No estoy tan tranquila como quiero hacerle creer, me asusta un poco el tener que ir a ese restaurante pero no puedo dejar pasar esta oportunidad y aunque Noah no sea de mucha ayuda me siento un poco más tranquila al saber que él está conmigo. Al menos si muero no lo hare sola.
Salimos del hotel sin ver a la señora de antes, me preocupa que en este lugar no haya tanta seguridad. No sé si podre dormir tranquila está noche sabiendo que este lugar ni siquiera tiene guardias, tal vez deberíamos haber traído a Zack y Mike, aunque me sentía incomoda cuando nos estaban cuidando creo que ahora agradecería que cuidaran de nuestros traseros.
Una vez dentro del auto observo a Noah que se abrocha el cinturón, él arranca el auto y me río en silencio al notar que no lleva sus guantes. Va a morirse cuando se dé cuenta de eso.
—¿Tienes la dirección verdad?
—¿Crees que sería tan estúpida para no anotarlo?
—Sí.
Le lanzo una mala mirada pero pongo la dirección en el GPS y él arranca. Por un lado no confió en el Fiscal por todas estas cosas que anda ocultando pero muy en el fondo dudo mucho que sea él quien esté detrás de todo esto. Tiene demasiada confianza en mí, hasta me dijo en donde está el restaurante creyendo que no iríamos al lugar. O tal vez lo hace para que confiara en él… Paso una mano por mi rostro molesta, esto es tan frustrante.
—Cuando lleguemos… ¿Crees que éste bien que preguntemos sobre el psicópata que anda suelto? —Pregunto.
—A veces tu falta de inteligencia es preocupante —Dice en voz baja pero ignoro por completo su comentario esperando una respuesta. Suelta un suspiro y niega—. Preguntemos mejor por los dueños —Dice pasándose una mano por el cabello, mi atención se pierde un segundo al verlo hacer eso ya que me gusta más cuando tiene su cabello para abajo…—, si mal no recuerdo la novia de tu amigo menciono que había algo raro con ellos y que su hija había desaparecido. Tal vez el restaurante sea el inicio del problema.
—Sigo creyendo que es una locura que todo esto esté vinculado.
Observo el pueblo por la ventana del auto, pareciese solo un pueblo pequeño acogedor con personas paseando por el parque como si nada… y tal vez solo sea eso. No puedo juzgar o temer a todo un pueblo solo por una persona que ni siquiera podemos afirmar que tiene una verdadera conexión con este lugar.
—Por eso estamos aquí para confirmarlo.
En ese preciso momento la voz del asistente nos dice que hemos llegado a nuestro destino.
—Maldición, no traje mis guantes —Pienso burlarme de él pero antes de que siquiera tenga oportunidad de hacerlo él abre uno de los espacios del auto y saca una bolsa con guantes blancos y niego con la cabeza al ver lo otro que saca—. No puede haber alguien más inteligente que yo en este mundo, siempre preveo las cosas.
Mira su desinfectante como si fuera la cosa más hermosa del mundo y ruedo los ojos.
—Deja el teatro y salgamos, no quiero quedarme hasta tan tarde.
Mientras se coloca los guantes yo miro el lugar, es más grande de lo que esperaba y las ventanas del lugar son grandes permitiéndote ver el interior del lugar. Una vez que está listo salimos del auto, las luces de afuera parpadean y me dan un mal rollo. Pronto oscurecerá y no me agrada mucho saber que las luces de aquí tienen fallas.
—Vamos —Dice Noah sacándome de mis pensamientos. Lo sigo subiendo los pequeños escalones de madera vieja de la entrad hasta que se detiene frente a la puerta haciéndome un gesto con su bastón para que la abra.
—Oh por favor, tienes los guantes puestos —Vuelve a apuntar la puerta y suspirando la abro y la mantengo abierta para él—. Adelante blancanieves —Él refunfuña algo de no ser una princesa pero se queda callado cuando se percata de que somos el centro de atención del lugar.
Esto no es un restaurante… es un bar. Un bar con muchos hombres borrachos, hombres que nos miran con cara de mala leche.
Por fuera al ver las mesas parece un restaurante y lo es porque veo una señora con quien creo que es su marido en una de las mesas comiendo papas con cerveza.