El espectro ni siquiera pareció reaccionar a su presencia. Parecía demasiado enfocado en el exterior.
Ford, sin perder tiempo, metió apresuradamente las cajas que había dejado en el pasillo. Una vez que todo estaba dentro, cerró de inmediato la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria.
—Es mi oportunidad de tener una habitación solo para mí—buscando de nuevo en sus bolsillos, sacó una navaja y comenzó a abrir las cajas con un nulo cuidado—Luché bastante para conseguir un lugar individual en esta residencia...y no se diga del pago, con lo que me cobran podría comprarme cajetillas de cigarro para el resto de mi vida—Tomó una pila de ropa y la arrojó sobre la cama, justo en el lugar en donde se encontraba el ente. Este al percatarse del material atravesándolo, decidió mirar finalmente al ruidoso nuevo inquilino. Sorprendiéndose de inmediato al verlo frente a él, con el arma empuñada hacia su rostro, mirándolo directamente a los ojos.
Ford vaciló un poco cuando cruzaron miradas.
Estaba acostumbrado a seres fríos, con expresiones vacías y aspecto estropeado, sin embargo, este espectro conservaba una imagen jovial. Incluso sus intensos ojos marrones parecían tener cierto brillo de vida. Si no fuera por su obvia diafanidad, podría pasar por un chico cualquiera.
—Así que te lo diré una sola vez—continuó una vez que recupero la compostura, metiendo la navaja de nuevo en pantalón—No estoy dispuesto a compartir con nadie, mucho menos con un muerto—El otro no pudo evitar fruncir su copioso entrecejo ante esta mención—Me importa una mierda que pena tienes que purgar, lo que quiero es que te largues de aquí, hay mucho espacio en el edificio como para que te confines justamente en mi habitación.
— ¿Acaso puedes verme? —Preguntó el ente con la cejas levantadas en señal de genuina perplejidad. Ford se sintió ligeramente aliviado al escuchar su voz, pues esta si tenía ese tono inhumano que ya conocía.
—No, soy un enfermo mental que disfruta de hablar con el resto de sus personalidades... ¡Por supuesto que te veo idiota¡ ¿Por qué otra razón te estaría hablando?—Ford se llevó rápidamente una mano a la boca avergonzado al darse cuenta de que había subido el volumen de su voz—Pero esa no es la cuestión, te lo digo enserio, necesito que te largues—El espectro se levantó, quedando cara a cara frente él. El par celeste de ojos no se dejaba doblegar por su contraparte parda. El rubio pudo notar de inmediato que tenían una complexión bastante similar, tal vez solo siendo un par de centímetros de altura la diferencia entre ambos.
—No—Se limitó a responder el no vivo con una sonrisa que dejaba a relucir el enorme tamaño de su boca. Para después caminar al centro de la habitación con una seguridad que al otro le resulto odiosa.
Ford solo sintió sus músculos tensarse de nuevo. Tenía que calmarse, era su primer día en ese lugar y lo que menos quería era llamar la atención de sus vecinos con escándalos. Paso la mano por su cabeza, desordenado aun más su corto cabello, en un intento por calmarse.
—¿Qué es lo que necesitas para irte? ¿Decirle a tu madre que la amas?¿A tu novia que siga adelante sin ti?¿Tal vez un perr...—
—No necesito ayuda, mucho menos de alguien tan nefasto como tú—por un momento deseo que el muchacho estuviera vivo para tirarle sus poco armoniosos incisivos con un puñetazo certero.
Ese pensamiento quedo de lado cuando se escucharon un par de golpes en la puerta. El rubio fulmino con la mirada al otro, dándole a entender que esa conversación no había terminado.
Tratando de disimular la frustración que lo invadía abrió la puerta, encontrándose con un grupo de jóvenes, entre los que solo ubicaba a Kyle. Decidió salir de la habitación, cerrando la puerta tras de sí para no dejar a la vista el hecho de que no había desempacado.
—Disculpa que te molestemos tan pronto, pero es la tradición darle la bienvenida a los novatos del piso—le dieron un vaso enorme de lo que parecía alguna bebida de frutas o algo similar—Estamos bajo vigilancia con el alcohol por un incidente, pero no te preocupes, sabemos cómo cubrirlo—Confundido, notó como todo el grupo miraba el vaso con expresión ansiosa. Tardo un poco en darse de lo que ellos querían, no obstante logro comprenderlo.
Llevó el vaso a su boca y le dio un enorme sorbo, seguido de una mueca de asco marcada. En efecto, era alguna bebida de fruta muy gustosa, sin embargo el sabor era opacado por algún tipo de licor de baja calidad. Aumento la velocidad para beberse el resto, pues no quería quedar mal frente a sus nuevos compañeros. Además de que quería terminar lo antes posible con ese brebaje.
Una vez que el recipiente estuvo vacio, todos comenzaron a aplaudir y vitorear. Abrazándose los unos a los otros en una extraña muestra de fraternidad. Ford solo los miraba, sintiendo como los efectos de aquella bebida comenzaban a manifestarse en su cuerpo. Algo que dejaba en obvio la potencia de aquel alcohol, pues él solía darse el lujo de presumir un gran aguante.
—Te dejamos continuar por ahora novato—Kyle le dio un brusco abrazo, antes de retirarse con el resto, quienes solo le hacían señas o daban golpes a sus brazos y hombros como despedida.