Los días avanzaban a una velocidad a la que no estaba acostumbrada.
Bastian parecía tomar más momentos afuera haciendo ejercicio o simplemente pasando el tiempo en cualquier otro lugar, así que conforme pasaban los días era yo quien me encargaba de diversas actividades que él dejaba de lado, al menos de todas las compras y siendo de ayuda para Gabriela en la cocina; por las tardes, Christina y yo continuábamos hablando, conociéndonos, era algo que me agradaba. Fuera de mi amistad con Allison, en años anteriores, no había logrado tener otra amiga así de cercana, por lo que Christina empezaba a significar algo importante para mí.
Una de las pocas tardes en donde el sol brillaba con fuerza sin mostrar una sola nube en ese cielo azul, me encontraba a punto de terminar con los trastes de la cocina, cuando vi a través de la ventana que Bastian y Christina hablaban en el jardín delantero. Me sorprendió, desde luego, pues Bastian había pasado muchos días sin hablar con nadie en casa.
Ella entró minutos después, fue a buscarme. Parecía más alegre que de costumbre.
—¿Todo está bien? —pregunté.
—Por supuesto. Es un lindo día. ¿Terminaste?
—Sí, he terminado. Pude ver que hablabas con Bastian.
—Él quiso disculparse por haber permitido que sus problemas familiares intervinieran con el trabajo aquí —se sentó a mi lado mientras hablaba—, por supuesto le hice saber que no había problema, entiendo su luto.
Me miraba sin dejar de sonreír, a estas alturas ya me había acostumbrado a que así fuera. Pero algo parecía lucir diferente.
—Desde luego sé que has tenido más trabajo, Vanne, y lo siento, pero agradezco mucho que hayas ayudado en lo que él no podía realizar —aclaró.
—No es nada. Para eso estoy aquí —respondí.
Usualmente ella me hubiera hecho saber en ese momento lo que quería hacer ese día, pero solo permanecía sentada tranquilamente.
—Christina, ¿en verdad todo está bien? ¿Sucede algo?
—Vanne —su sonrisa se hizo más notoria en ese momento—, no te había hablado sobre esto, pero... creo que hay alguien que me gusta.
La miré sorprendida. Y, sin entender porqué, mi ánimo se había alterado al escucharla decir eso. Recordé que en la primera conversación que tuvimos habló de no haber conocido a alguien todavía. Quise pensar que me alegraba saber que hubiera encontrado a esa persona, pero no estaba segura
—¿Vannesa? —pareció notar mi sorpresa y distracción.
—Lo siento. Pensaba en... algo. Y, ¿de quién se trata?
—No puedo decírtelo, es un secreto —me abrazó en ese momento, y mi corazón parecía sentirse desanimado—. Pero, vamos, casi terminamos el libro.
Caminamos en silencio al sofá en donde solíamos leer. Bastian se acercó para hacerle saber a Christina que saldría con su abuelo a revisar vuelos del próximo mes, quizá verían a su familia. Ella asintió amablemente mientras ambos intercambiaban una sonrisa.
—Fue un secreto no muy bien guardado —mencioné, una vez que Bastian e Ignacio salieron por la puerta.
—¿A qué te refieres? —preguntó ella.
—Bastian... es él de quien hablabas, ¿no es así?
Christina comenzó a reír nerviosamente, pero no respondió a mi pregunta. Solo tomó el libro nuevamente y comenzó a leer para las dos como lo hacía siempre.
Editado: 08.08.2021