Pasamos una bonita noche, pero no estaba tan animada, lo que me dijo la madre de Jimin me dejo en mucho que pensar.
–¿Sigues tristes? – dijo tomando mi cintura mientras hacia un pequeño puchero. –me molesta que te sientas mal por culpa de mi madre– infló sus mejillas en un acto de " enojo "
–no te preocupes... solo estoy cansada. Mañana nos veremos– sonreí leve.
–Está bien – beso mi frente y se separó para después dirigirse a su auto. –saluda a nuestro hijo de mi parte– reí ante su comentario.
Al llegar a mi casa, entre con total desgano que mi Nana se dio cuenta de mi estado.
–¿Mi niña estas bien? – inquirió preocupada.
– Nana... dime que es lo que ocurre ¿Quién es Leyla? y ¿qué tiene que ver con la familia de Jimin?
–No sé de lo que estas h-hablando mi niña, ¿s-segura que estas bien? – pregunto muy nerviosa.
–Nana, dígame la verdad, ¿Quién es Leyla? – pregunte desesperada quería saber quien era esa tal Leyla.
Nana suspiro. –cuando regresen tus padres hablaras con ellos de eso...¿si? – acaricio mi mejilla y quito una lagrima la cual se había escapado –ve a dormir, ¿si? – asentí y me fue a mi habitación. Ya me había puesto mi pijama, cuando me llego un mensaje de Jimin.
“¿Ya estas durmiendo?”
"Estaba a punto de hacerlo, pero la verdad no tengo sueño"
"¿Puedes salir?"
Me levante y mire a través de mi ventana y allí estaba... sonreí un poco y baje sigilosamente para encontrarme con Jimin.
–¿Qué haces aquí? – susurré.
–¿No estas feliz de verme? –dijo mostrando un puchero. sonreí enternecida.
–Claro que si pero si mi Nana me descubre... – en ese momento fui interrumpida por el beso que Jimin me dio. El beso fue tierno y lleno de calidez, ambos lo estábamos disfrutando al máximo.
–T/N no me gusta verte así, corrección detesto verte así
–Ven conmigo– propuso entusiasmado.
–¿Me voy en pijama? – Pregunte a lo que Jimin se quitó su chaqueta y me la puso.
–Te queda mejor a ti –sonrió de manera dulce– vamos al parque de diversiones– ambos reímos entusiasmados. Jimin consigue la manera de devolverme la sonrisa de una manera tan ingeniosa.
Nos la pasamos increíble, la pasamos riendo, fue la mejor noche que pude haber tenido en mi vida, pero lamentablemente teníamos que volver, Nana podía descubrir que no estaba. Cuando llegamos vimos un auto, eran mis padres, habían regresado. Estaba sorprendida no esperaba su regreso hoy.
–Jimin debes irte ya– susurre nerviosa.
–No me quiero ir– susurro.
–Jimin por favor tienes que ir a descansar– dije para depositar un beso en su mejilla. Pero cuando estaba por ya salir el me tomo nuevamente para quedar a centímetros-
–No olvides que te amo– susurro.
–Tu tampoco olvides que te amo – nos dimos un corto pero tierno beso, después salí de su auto. Al salir me escondí detrás de un arbusto, pensé en quedarme ahí hasta que mis padres y toda la servidumbre fuera a dormir pero…
–Iré a ver a T/n– dijo mi madre para después entrar a la casa.
–miércoles– maldecí y como pude entre por la ventana de la cocina. Sin embargo, un utensilio de metal cayo provocando un ruido.
–Mierda– susurré.
–¿Quién está ahí? – preguntó mi madre entrando. Mi madre prendió la luz de la cocina y cuando se acercó hasta donde estaba yo me levante rápidamente.
–aquí esta –sonreí tomando el utensilio.
–Hija, ¿no estabas durmiendo en tu habitación? – preguntó confundida. –Y... ¿para qué quieres esa espátula? – pregunto arqueando una ceja.
–Yo... ¡yo tenía hambre!
–pero pudiste haberle dicho a tu Nana
–¡No! digo yo quería prepararme comida– sonreí nerviosamente.
–por ese mismo motivo le hubieras dicho a tu nana– dijo mi madre.
–Preferí no molestarla, sabes que ella trabajo muy duro– mi madre iba a hablar pero fue interrumpida por Mochi, el cual parecía asustado.
–¿qué hace un animal en esta casa? – pregunto molesta. Rápidamente tome a Mochi entre mis brazos.
–es mío – respondí.
–¡Sabes que en esta casa no esta permitido los animales! – grito molesta.
–No tiene nada de malo tener a Mochi, es limpio… y además tierno.. –refuté.
–mañana quiero que ese animal no esté en esta casa – sentenció.
–Madre ¿Quién es Leyla? –pregunte cambiando de tema.
–¿Q-que? – su mirada paso de enojada a sorprendida, el color de su cara paso al de uno más pálido.
–¿No me va a responder? – pregunte con total seriedad.
–¿Q-quién te lo dijo? – ella temblaba.
–Todos –respondí con absoluta seguridad.
–¿Quiénes son “Todos”?
–no es necesario saber quiénes son... dime ¿Quién es Leyla? –interrogué suplicante.
–L-leyla... – me sonrió, pero de sus ojos no paraba de salir lágrimas.
–Era tu hermana... – respondió mi padre.
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Editado: 11.03.2021