DOCE

CAPITULO 12

Los padres de Abbey no llegan debido a que fueron de viaje de negocios, según llegan el día de mañana muy temprano, no han dejado de hablarle tanto a Abbey como a Letty para saber si están bien, si ya comieron, si les falta algo. 

Todavía recuerdo cuando mamá se preocupaba así por nosotros, la extraño cada día de mi vida y lo seguiré haciendo, el que papá haya cambiado para mal desde su partida me tiene desquiciado, no puedo dormir por el temor a que encuentre a mi hermana y la meta en el infierno de donde la saqué.

–Ya duérmete –me sacan de mis pensamientos

–¿Cómo sabes que no estoy durmiendo?

–Porque has estado suspirando a cada rato y ya me cansé –me dice 

–Mejor duérmete

–No puedo, si sigues respirando así

–Entonces me voy a dormir con mi hermana

–No, no te vayas –me sujeta de la cintura fuerte –soportaré tus resoplidos

–Veremos si es cierto

Se acorruca a mí y creo que lo hace intencional porque pasa su pierna por mi cuerpo, pero en el acto acaricia mi miembro despertándolo.

–Abbey, si me provocas ahora si no te suelto y me vale si mi hermana nos ve

–A ver, hazlo –me reta

Me le subo encima besándola y ella pasa su mano por mi pene que esta más que despierto como en la tarde cuando estábamos a punto de…

Sube y baja su mano, acariciándome como una chica que ya ha tenido relaciones con más personas.

–¿Segura que seré el primero?

–¿Por qué lo dudas? –jadea

–Por cómo me pones y como me tocas, sin miedo –acaricio nuestra zonas intimas haciendo fricción 

–Es que contigo no pienso –me besa –solo quiero que nos toquemos

–Haremos más que eso

De nuevo nos desnudo, pero ahora si en su totalidad, sin barreras que nos puedan impedir nuestros toques.

–No quiero hacerte daño –susurro en su oído

–Nunca lo harías

Ya con el condón puesto condujo a mi miembro erecto en su entrada que está preparada y lista para lo que queremos hacer, lo que yo quiero hacer con ella. Quiero que sea mía y lo será esta noche

Lentamente me introduzco en ella, cierra sus ojos, abre un poco la boca soltando un ligero suspiro y arquea su espalda dejando caer su negro, lacio y brilloso cabello. Beso su mandíbula saliendo y entrando otra vez lentamente porque lo menos que quiero es que no lo disfrute ni que me odie por causarle algún dolor. 

Dejo marcas en su cuello y puedo sentir como se ríe, volteo a verla y está sonriendo.

–¿Qué sucede?

–Solo falta que entre tu hermana a interrumpirte de nuevo

–Ya te dije que me vale si nos ve, no pararía de moverme dentro de ti

Le doy un empujón callando sus burlas haciéndola sentir todo lo que está dentro de ella, ahora si dejo las pausas aumentando el nivel de mis movimientos, yo quería ir aun así despacio, pero la muchacha no paraba de decir “más” “másrápido”, así que tuve que cumplir con lo que pedía. 

Fui más rápido, la besaba por todos lados, bajaba mis labios para acariciar sus pechos, sentirlos con la lengua era una exquisitez que no se podía ni se podrá remplazar con nada ni nadie. Sus piernas me abrazaban las caderas dándome el camino para que profundizara más en su interior. 

Juntos llegamos a ese clímax tan fantástico, verla jadeando, excitada aun, conmigo dentro de ella eran las cosas que siempre quiero ver en un futuro, de estar con ella siempre así. 

Me salgo lentamente de su interior y veo un poco de líquido carmesí alrededor de él, lo retiro con cuidado y lo tiro al cesto de basura. La tomo en brazos y sé que no se puede mover así que la cargo y nos vamos por una ducha pequeña limpiando todo lo que manchamos en el proceso. 

Ya cuando terminamos de nuevo la llevo a su cama y nos acostamos con ella en mi pecho acurrucada y sin dejar de acariciarme. 

–Se siente raro

–¿El que?

–Ya no ser… tú sabes, virgen

–Eres la primera que me dice que se siente raro, otras me han dicho… –me tapa la boca

–No me interesa lo que te hayan dicho las demás –me rio