No sólo los ángeles vienen del cielo

Capitulo 5 (I)


Capitulo 5 (I)


Hoy voy a contarles un cuento. Un cuento venido de ningún lugar. Hoy, voy a enseñarles esta historia. Una historia basada en hechos reales. Este episodio ocurrió hace mucho tiempo, hace tanto que ya  tiempo no se acordaba. Esta es la historia de una pequeña. De una pequeña niña que amaba las orquídeas...


Esta niña pertenecía a un reino en ruinas. Un reino solo sostenido por su vacío recuerdo. Ella era la princesa de un imperio en decadencia, de donde provenían aullidos y gritos blasfémicos. Esta niña era su pequeña princesa, resguardada por su mundo de fantasía, su pequeña burbuja.
Esta pequeña vivía con sus padres, obviamente el rey y la reina de ninguna parte, parecían una familia feliz a simple vista, su madre, vivía eternamente conversando con las estrellas, y bajo capas y mas capas de maquillaje, ocultando sus bonitas manchas moradas y sus lunares rojos, la niña pensaba que su mamá se veía linda con aqulas cosas y sin retocarse tanto.
Su padre en cambio, se sentaba siempre en su trono de hierro a tomar un líquido con olor extraño, tan extraño que dejaba dormido a su padre o a veces lo transformaba en un monstruo de ojos rojos y negros. La niña se preguntaba si lo del monstruo era por la luna llena.
Esta niña pasaba sus días hablando con las sombras reinantes de su mente, sin hacer nada mas que ver  el tiempo pasar y pasar. Apenas tenía juguetes interesantes, su favorito era un cuchillo de plata, tan viejo como el castillo. Este tenia grabado en la hoja afilada, con letras negras, una frase en latín.


El pasatiempo favorito de nuestra princesa era jugar con esta arma. Por las tardes de poca luz, iba alegremente al bosque cercano a su casa y después de correr y saltar arroyos y recolectar semillas y jugar en la tierra, cogía su arma y descuartizaba a los pequeños animales que habían en el suelo.
Pero no se decantaba con eso. No. Obviamente no. Ella usaba el cuchillo y abría por el medio a cada pequeño ser. Le encantaba sentir el fluir de la sangre como un río. Apuñalaba varias veces hasta que veía la luz de la vida irse de los ojos de sus víctimas y aprovechaba e investigaba al animal por dentro, sacaba órganos internos y revisaba su esqueleto. 

Pasaba horas y horas cubierta de suciedad y sangre, mirando el caparazón vacío que había dejado, por mero gusto. Al final lo que quedaba era un saco de piel sin cráneo ni partes. Un cascaron vacío y muerto
¿Cómo es posible que tanta luz desprenda tanto mal?
¿Como es posible que un ángel desprenda tanta oscuridad?
       
         (....)


Cada día la niña despertaba con una sonrisa en su rostro y en su cama de oro veía pasar por el piso ratas y animales pequeños. Lentamente se levantaba y recorría los antiguos salones, de antaño cubiertos por tapices roídos y asientos de plata oxidada. Los cuadros viejos mostraban imágenes de hombres antiguos y barbudos, vestidos de trajes y corbatas. Seguia su camino y veía a su madre hablarle a la nada. Esta bailaba una canción que sólo escuchaba ella, y danzaba alegremente, olvidando las penas y dolores, aquel baile era la droga, que como todas...inevitablemente llevaría a su adicto al final de la vía. Danzaban las dos al son de una repetitiva modia que solo su madre, mentalmente indispuesta quería oír.
Para ella, su padre era el rey del palacio de sueños. Todos los días él iba de caza con su carcaj al hombro y varias flechas de puntas rotas y traía en su morral de terciopelo una pieza de carne valiosa. A veces un trozo de buey con gusanos, otras veces una cabeza de vaca con poca piel...Eso era relativo ¿no?


Juntos vivían en un lugar apartado, cuyos únicos vecinos eran los inmensos árboles tan marchitos y envejecidos por el tiempo que apenas se consideraban arboles. Su palacio se escondía bajo un cielo gris y un atardecer negro, donde las nubes de tormenta tapaban todo rastro de las estrellas. 


Su día consistía en vagar por los rincones de su llamada casa. Porque un hogar jamás seria. No mientras estuviera sola, rodeada de la nada y su contraparte el todo. No tenía amigos, no tenia acompañantes. Solo el alba era su gran confidente, le contaba historias para matar el aburrimiento, le hablaba de países fríos y blancos por la nieve, de príncipes y princesas de extraños lugares. Aunque se entretenía, ella quería...no, ella necesitaba un amigo, alguien a quien hablar y que la escuchara.


El único entretenimiento adentro eran sus miles de juguetes rotos. Una pelota con un parche, una muñeca sin ojos: por la sencilla razón de la desobediencia, ella no quiso bailar cuando se lo pidió, y merecía un castigo. Por eso, que mejor castigo que dejarla sin ojos ¿no?
Poseía una casa de madera con la cual jugaban, regalo de su ya fallecida abuela. Aquel juguete era a escala real y poseía desde una sala para recibir invitados hasta una cocina con su hornilla de gas y todo incluido. En esta habían adornos de cristal y hasta lámparas que alumbraban de noche, había un baño, una sala de juegos y hasta un cuarto de invitados. Y en esa casa vivía su único amigo conocido, una mariquita de cuerpo redondo llamada Lady.
Aquel pequeño bicho era su único acompañante. Desde que tenia memoria siempre había vivido ahí. Esta criatura fue el primer huésped de la casona de madera y aunque fuera un simple insecto, este hablaba con nuestra princesa. Un día le dijo que llegaría alguien para ahuyentar a la cosa llamada soledad, que este alguien la remplazaría, y cuando llegó  momento adecuado y la vida de su mascota pasó a mejor momento, nuestra niña de las flores separó el cuerpo de su amiga y lloró amargamente


                               (...)

Y pasó mucho tiempo, y paso hasta que un día, jugando por los inhóspitos rincones de su imperio en ruinas, jugando con toda la paz del mundo, tropezó y cayó desde  balcón hasta la maleza. Fueron mas de 20 metros de altura, un ruido seco y un golpe en la cabeza fue su único resultado. Al principio lloró, lagrimeo un poco pero después vino a su encuentro un joven caballero, sin capa ni escudo, de su edad parecía, y le ayudó a pararse. Le curo la herida sangrante y se dirigieron a descansar. 



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En el texto hay: sufriento, adolcentes, emociones lastimadas

Editado: 23.07.2022

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