No soy Él

Capítulo #26 Es tu amiga, no mia

POV: MARÍA JOSÉ.

Dalia se ha estado comportando de forma muy extraña, pero he decidido ignorarla, pero tampoco he dejado de acecharla en silencio.

Entro a la oficina de Antony, que me ha mandado a llamar.

—Hola —saludo sin ánimos.

Él tira de mi brazo, y caigo sobre su regazo.

—Quiero pedirte algo —murmura contra mi oído.

—¿Sí?—pregunto girando para verlo a los ojos.

—¿Podrías llevarte bien con Dalia?—acaricia mi mentón.

—¿Qué?—arrugo mi frente confundida. —. No me pidas eso, Antony, yo no tengo nada contra ella.

—Ella piensa que la odias…

—¡¿Qué?!—estallo sorprendida. —. Yo no la odio, ¿Por qué habría de hacer eso? Claro que no, es ella quien está contra mí cuando ella tiene todo.

Lo miro sin poder entender aquello, no recuerdo siquiera la primera vez que odié a alguien, eso nunca pasó.

—Quiero que se lleven bien, la quiero, es mi amiga, la única —pasea su dedo pulgar en mi cintura sobre el vestido.

Ella es importante para él, esto no es cualquier rollo, será difícil que me creyera algo sobre ella.

—Si ella quiere llevar la fiesta en paz, bien, pero no me pidas que busque ser su amiga.

Me paro de su regazo, y me voy a mi oficina molesta. Esto tiene que ser fruto de ella, ella siente que estoy a un paso de ella, pero él confía tanto en ella que estoy en desventaja.

Ahora todo lo que he hecho se verá como prueba de que la odio, porque la desenmascare, pero esto es profesional, no es que tenga algo personal.

Hugo entra de repente a mi oficina y suspiro de que sea él. Le explico todo el rollo y lo preocupada que ya estoy por lo que pasó.

—Él confía en ella, y eso me pone a mí en desventaja.

—No, esa no fue la Mary que conocí, yo conocí a una Mary que demostraba de lo que era capaz —menea la cabeza señalándome. —. Además en algún momento la verdad sale a la luz, o alguien más tiene que ver o ella cae.

—Hay que seguir investigando —me dejo caer sobre mi asiento.

—Estoy de acuerdo, relájate —me dedica una pequeña sonrisa y se va.

El zumbido de mi celular impide que me ponga a pensar, lo tomo sobre el escritorio y contesto.

—¿Hola?

—Tengo al hombre —se escucha como si estuviera caminando apresuradamente.

—El… —me quedo corta ¿Será? ¿Al fin una buena noticia?—. ¿Dónde estás?

—Llegando a tu puerta —dice tranquilamente y puedo imaginarme su sonrisa coqueta.

Sonrío feliz, cuelgo e inmediatamente él hace su entrada.

Me sonríe y pasa a sentarse frente a mí con su pequeño maletín. Su piel es muy blanca, sus ojos son de un azul celeste, es guapísimo, está para comérselo pero… Simplemente no estoy para sentimientos. Menos con el rollo que tengo.

Saca unas imágenes de su maletín y riega varias sobre la mesa.

—Éste es el hombre que estuve siguiendo ya que coincidían con las pocas características que se pudieron ver en el vídeo, tiene su historial limpio, pero sus acciones no son de un ser que anda sólo vagando por la calle —explica tocando cada una de las fotos cuando es necesario.

Lo miro a los ojos esperando que me siga explicando.

—Seguiré siguiendo sus pasos hasta encontrar algo más, quédate con una foto por si acaso, también estaré investigando más a fondo porque en muchos casos las personas suelen cambiar su identificación.

—Estoy segura de que Antonio ni siquiera había visto ese hombre en su vida —con un dedo, arrastro una de las imágenes hacia mí. —. ¿Por qué querría matarlo?

—Cuando sucede un asesinato, no siempre hay que buscar encerrar a quien lo hizo, más bien buscar a través de quien lo hizo la persona que ordenó eso, hay personas que no quieren “ensuciar sus nombres”—hace un gesto de comilla con los dedos. —. Simplemente envían a alguien a hacerlo, alguien que ya lo haya hecho antes o también un principiante que lo hace por dinero.

Tiene mucho sentido, así aunque estemos cerca, estaremos lejos del verdadero culpable, porque las personas que cometen los actos difícil confiesan quién está detrás.

—Tendré más, encontraremos el asesino —me dice con una sonrisa. Empieza a guardar las fotos concentrado. —. Podemos…

Escucho el chillido de la puerta, y aparece un Antony no tan contento.

—Oh, lo siento, no creí que estabas ocupada —dice, y puedo sentir el sarcasmo en la punta de su lengua.

—No, descuida.

El detective se para y me estrecha la mano.

—Cualquier cosa la llamo u la cito.

Asiento sonriendo.

Cuando él atraviesa por la puerta me vuelvo a sentar, y guardo la foto entre mis cosas.

—Voy a trabajar, puedes retirarte —le pido sin mirarle.

—Mary…

Levanto la mirada para mirarlo seriamente.

—Nada de lo que he hecho ha sido con intensiones de perjudicarla, yo sé como mantener una relación profesional fuera de una personal, es tú amiga no mía, y no te voy a pedir que creas en mí, a ella la conoces a mi recién lo haces —vuelvo mi mirada a mi computadora.

—Lo entiendo —murmura.

—Bien.

Abandona la oficina y suelto un gran suspiro. Ella no dudó sacar sus garras inmediatamente que se sintió amenazada y esto no se va a quedar así.

Cuando salgo de la oficina pongo seguro, cambié mi cerradura porque sé que hay copias por si hay incidentes, cuando me topé con ella en mi oficina supe que tenía que ser muy cuidadosa.

Miro por ambos lados antes de avanzar y subirme a la camioneta, los reporteros han estado un poco tranquilos últimamente, me frustra salir y que me empiecen a preguntar cosas inmediatamente que me encuentren en la calle.

Uno de los hombres me abren la puerta y subo, ha pasado mucho tiempo y aún no me aprendo sus nombres.

—¿Quién es quién?—pregunto, primero mirando al que está sobre el volante luego al que está a mi lado.

—Christopher —contesta el más musculoso que está a mi lado.

—Leonardo —contesta el chofer.

—Espero no olvidarlos más.

[…]




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