No soy Él

Capítulo #46 Está embarazada

POV: MARÍA JOSÉ.

Con unas pantuflas y un simple vestido blanco que marca mi pequeño vientre, paso a sentarme en el sofá junto a mi amiga, siempre viene en sus días libres y hasta pasa la noche conmigo.

Mis padres como siempre andan trabajando, como no tienen más hijos tienen que hacerse cargo de su empresa ellos mismos, pero sé que lo disfrutan, se la pasan actuando como unos adolescentes recién enamorados.

—Mira nada más, pronto ya no te servirán esos vestidos —comenta riendo. —. Es un alivio que estés mejor.

Le dedico una sonrisa, tomo el control y enciendo la tele.

“La policía está detrás de Dalia Osorio la supuesta asesina de Antonio González, quién trabajó por dos años en la empresa. Aún no se sabe nada con exactitud, pero la susodicha ha escapado”

Nos giramos al mismo tiempo para mirarnos a los ojos, Carmen está boquiabierta igual que yo, volvemos nuestras vistas a la TV para seguir escuchando.

“Antony González el hermano mayor, presentó cargos contra la susodicha pero no ha declarado nada, no fue hasta dos días que decidió hacer público las investigaciones que se estaban realizando en secreto. La gente se está preguntando una cosa, algo fuera del tema, ¿Dónde está la señora María José González? Se le vio radiante en la fiesta de los señores González pero no volvió a aparecer. ”

Carmen apaga el televisor. Junto mis manos como si fuera a rezar y tapo mi boca de la impresión.

—Al menos ya la están buscando —comenta Carmen y justo se escucha un ruido en la puerta. —. Iré a ver.

Sigo sin habla frente al televisor apagado, aliviada y a la vez preocupada.

—¿Cómo entraste?—escucho la voz de Carmen. —. ¡No puedo creer que tengas el descaro de venir luego de que tu amante viniera a amenazarla en su casa!

—¡Carmen!—exclamo parándome. —. No le…—me detengo abruptamente a entender lo que está pasando, pero ya es muy tarde.

Él se adentra, y se encuentra conmigo. Su rostro se ve decaído, tiene una barba de tres días y se nota que no ha estado durmiendo, sus ojos se clavan en mí, desciende un poco hacia abajo y mi pecho se encoge del miedo.

Su expresión se vuelve blanca, imposible de leer, vuelve a mis ojos y lo que veo en ellos me rompe, empuña sus manos sin dejar de mirarme cosa que me hace sentir pequeña frente a él.

Sus ojos amenazan con aguarse pero parpadea varias veces deteniéndolo. Verlo así, me hace sentir terrible, arrepentirme de habérselo ocultado. Aunque no del todo.

POV: ANTONY.

Mi corazón late desenfrenada mente cuando la veo, sigue igual de hermosa, me colé ya que sabía que los de seguridad no me dejarían pasar.

Ella me mira sorprendida, se mantiene quieta frente a mí, bajo la mirada y me encuentro con su vientre más redondito y grande, me tenso al entender lo que veo, escaneo su vientre detenidamente, luego regreso mis ojos a los de ella sintiendo un terrible dolor desgarrar mi corazón.

«Está embarazada»

¡Ella está embarazada!

Madre mía, como duele.

Trato de no llorar, pero una lágrima brota de mi mejilla, lleno de coraje, cólera, ¿Por qué? Sé que le hice daño pero eso no le daba derecho a hacerme algo así, mantenerme alejado de aquello que también era mío, ni siquiera me lo dijo.

—E… estás embarazada —casi grito, mi voz se corta. Tapo mi rostro ardiendo en llamas del coraje.

Ella no dice nada, sólo me mira atónita, con sus dos ojos hechos unos posos de agua.

En cámara lenta veo como está a punto de desplomarse en el suelo, corro a sostenerla antes de que caiga al suelo.

—Mary —golpeo su rostro despacio. —. Mary.

—¡Súbela!—ordena su amiga, corriendo hacia la mesita para tomar su celular.

La cargo entre mis brazos y siento su peso diferente, la realidad me abofetea, ahora está embarazada, es normal.

Subo con ella por las escaleras y la dejo en su habitación, su amiga llega al instante y empieza a revisarla, luego llama a un doctor, se ve muy asustada.

—¿Esto había pasado antes?

—Casi pero no, debió ser la impresión.

—¿Por qué no me lo dijo? ¿Tanto me merezco?

—¿De qué estás hablando? ¿No lo sabías?—pregunta confundida.

—No —respondo, igual de confundido.

—Ella piensa que no te importó y la pasó muy mal —me dice mirándome mal, pero, ¿Qué culpa tengo?

Alzo los hombros.

—No lo sabía —me defiendo. —. ¿Por qué…?

«El sobre»

No digo nada al entender que otra vez soy el culpable, me pregunto si ella me perdonará.

Una señora mayor, ya con canas llega a atenderla, yo me mantengo alejado pensando, mientras Carmen habla con ella. Trato de asimilar las cosas, ella está embarazada, lleva un bebé mío en su vientre, justo ahora que la perdí.

Cuando ella despierta, ambas mujeres abandonan la habitación, me siento en el sofá que está de frente a su casa a una distancia prudente cerca de su armario.

Suspiro limpiando mis mejillas porque todavía no puedo creerlo.

—Yo sé que te hice mucho daño, y lo lamento muchísimo pero… no creo merecerme tanto, no hubiera importado si me alejarás de él o ella, pero al menos saber de su existencia.

—¿Cómo es que ella lo sabe y tú no?—pregunta entre cortada. —. Dalia —dice con disgusto.

«El sobre»

Otra vez el maldito sobre. No lo perdí, ella supo como quitármelo sin darme cuenta.

—Nunca abrí ése sobre —explico. —. Y si no vine después de aquel día en la fiesta fue porque estaba en lo del arresto de ella, pero escapó, de todos modos nunca quisiste verme.

—Pero estuve una semana completa esperando que aparecieras a preguntar por tu bebé —suelta con dureza.

—Lo siento —me disculpo, porque soy el culpable de todo esto.

Agacho la cabeza llorando, Dios, así era el amor verdadero, ése sentimiento real que duele a veces.

—Dios, te veo al fin y me encuentro con esto, sé que lo merezco pero eso no alivia ni un poquito esto que siento…

La escucho sollozar y eso sólo empeora mi estado.




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