Llegué al McDonald's, le agradecí a Marcos.
Vi a Jaime sentado con unos papeles y al verme sin sudor y relajada en la respiración enmaraño el ceño, pareciendo acusarme de algo.
Sin darle tiempo a preguntar hable. - me robaron la bicicleta. - Su rostro se tornó en preocupación. - Estaba lejos de ella, asi que estoy bien.
- Tengo lo que me pediste. - Añadió pasándome un fólder.
Tomé los papeles en mis manos y los abrí para observarlos, la chica es exactamente parecida al disfraz que uso para poder salir como Margaret.
- ¿Cubriste todo verdad? - a lo que asintió con la cabeza.
- ¡¿Pero, señorita?! - lo mire con los ojos entrecerrados.
- Cuando me llamas señorita, es que algo bueno no será... ¡Suéltalo! - Y moví mi mano en círculos haciéndole ver que lo dijera.
- Esto será costoso y no sabemos cuánto tiempo durará.
- Lo sé... No importa el tiempo que duré... Quiero disfrutar de amigos y estos chicos parecen sinceros. ¿Sabes?
- No me preocupa eso... -silencio. - Me preocupa usted.
- Papá, - abrió los ojos como platos. - ¿Puedo llamarte así? Total, de cierta forma es como si lo fueras.
- Hija... - y yo sonreí de boca cerrada dándole una sonrisa aprobatoria. - Nuca te había buscado alguien que se haga pasar por la adinerada.
- No se nos saldrá de las manos, tranquilo. Algo que he aprendido de la forma de papá y mamá es que cuando ayudas a los demás solucionando sus problemas también te beneficias.
- Por su agradecimiento. - Continuo él por mí. - y así todos salen ganando, tu padre nos ha enseñado bien a los dos, pero aún sigo preocupado por tus sentimientos y emociones los cuales afectan tu salud si no tienes control de ellos.
Su preocupación era evidente cuando se trataba de mis emociones y el lupus, algo con lo que viviría el resto de mi vida.
- Cambiando de tema, pero igual de importante. -Le dije.
Él me miro expectante, pero torció un poco los labios y entrecerró los ojos.
- ¿Que será esta vez, muchachita?
- Necesito que investigues todo sobre la familia con este apellido Abdelghani Fatin, son franceses y tienen como diez años en el país, pero ahora tienen problemas.
- ¿Que deseas que haga en sí? - Pregunto mirando el papel con la dirección.
- Todo, ¿por qué vinieron para ese entonces? ¿Qué pasa con sus papeles migratorios? ¿Por qué viven en esas condiciones?
Mientras seguía con mi explicación y el sin número de preguntas que deseaba saber, mi estómago rugió.
- Iré a pedir algo, pero aún sigo estando no convencido de lo que deseas hacer.
- Hare lo que me dices, pero con la condición de que trabaje para la sucursal de tu padre aquí en Pound Beach.
- ¿De verdad? - fue lo único que atine a decir de la sorpresa y de que aceptara. -Pero tengo algo más.
- ¿Todavía hay más?
- ¡Si!, Necesito que busques un grupo de apoyo, y un nutriólogo, así como un análisis extenso del cuerpo.
- ¿Te sientes mal? – cuestiono, retirando la bandeja de mi lugar.
- No, estoy bien, es para una amiga.
Asi terminamos de cenar tranquilos en el McDonald's, sabíamos que Martha se sentiría mal porque comimos fuera de la casa y sin ella.
* * * * *
La mañana empezó tranquila, no había visto a Jey, pero no me preocupaba el no verlo, ayer era su tarde libre y seguro durmió donde alguno de los muchachos.
Como mi bicicleta fue pedida por su dueño original / nótese el sarcasmo/, tenía que usar el auto y al chofer, mis padres nunca me dejaron aprender, Jaime me enseño y asi podía escaparme cuando quería.
Llegue a la escuela y fui hacia los casilleros y cambie mis libros, allí vi a Plumette con Austrid quienes conversaban muy entretenidas.
- ¡Hola chicas! - salude con alegría.
- ¡Hola! - agitaron sus manos para saludarme. - ¿cómo estás?
Cuando iba a responder, me interrumpieron unas voces que me fueron familiares.
- ¿Iremos a la playa esta noche? (todos los chicos juntos)
- ¿A la playa?
- Sí, ¡chica! A la playa. - Dijo acomodándose en las taquillas. (Jayson)
- ¿Iras con nosotros? - pregunto Peet poniendo carita de niño triste.
- Si me sigues mirando a si te golpeare. ¡Lo juro!
- ¿Quiere decir que iras? – con tono expectante. (Jey)
- ¡Si! ¿Por qué no? – Conteste cerrando la taquilla.
- ¡Genial! (Zack)
En ese momento sonó el timbre para las próximas clases. La hora paso completamente normal.
* * * * *
La campana anuncio el almuerzo y salimos todos para la fila con nuestras respectivas bandejas, la mía fue llena por el plato que Martha había pedido que pusieran ya que no dejaría que comiera comida chatarra.
Con los chicos nos sentamos en la misma mesa y todos nos miraban como si fuéramos extraterrestre... más bien me miraban a mí, creo que hasta se preguntaban cómo después de volverme la más conocida del Praymond School podía juntarme con esos chicos y no con los populares.