Beomgyu y Huening Kai dejaron de hablar en cuanto la puerta de la oficina se abrió. El castaño no demoró en levantarse al ver a su madre salir, seguida muy de cerca por su hermano mayor. Huening Kai se limitó a quedarse sentado, esperando por lo que pasaría, intentando controlarse porque probablemente lo que vería no sería nada bueno y sabía que, por Beomgyu, no debía intentar sacarle los ojos a esa víbora que pretendía llamarse a sí misma una buena madre.
- Mamá, yo de verdad... - Empezó a decir Beomgyu, completamente en vano.
- ¿Tienes idea de la vergüenza que estoy sintiendo en este momento? - El chico cerró la boca, incapaz de hablar. - Eres un desastre en los estudios, jamás pones demasiado de ti. Sé que te vas a detención continuamente y he tenido que sobrellevar la idea de que mi hijo menor es un bueno para nada. - El castaño bajó la cabeza, el rubio empuñó sus manos ante la rabia. - Pero jamás, jamás esperé que me llamaran porque te has involucrado en una pelea, Choi Beomgyu. ¿Sabes lo que pasaría si otras familias se enteran? ¿Como se supone que miraré al resto si es que saben que tengo un matón por hijo?
- Yo no soy un-
- ¡Silencio, no te he dado permiso para hablar! - Exclamó. - Haces las cosas mal, ¿y además pretendes contradecirme? - La mirada de la mujer era tan fría como un tempano de hielo. - ¿Has pensado siquiera en cómo afectaría esto a tu hermano? Soobin es un chico ejemplar, Beomgyu, y tú sólo mancharás su reputación si el resto se llega a enterar de que tienen la misma sangre. - Llevó una mano a su frente, negando con la cabeza. - Pero cierto, no es como si te importara la posición de tu hermano de todas formas. Porque él, quien siempre intenta ayudarte, sólo recibe malos tratos de tu parte.
- Mamá, Beomgyu no-
- Shh. - Levantó la mano, deteniendo al mayor que, como siempre, intentaba interferir por su desastroso hermano menor. - Te han suspendido por una semana, Beomgyu, y además tendrás que cumplir servicio comunitario. Realmente estoy esperando que te tengan arrastrando cajas todo el día, porque no quiero ver tu cara por un buen rato. No te atrevas a aparecerte frente a mí, ¿me has escuchado? - El menor se limitó a asentir, aún con la mirada baja. - Y vete a pie a casa o toma un autobús, porque yo no pienso llevarte. Nos vemos en casa, Soobin. - Finalizó, alejándose de los tres chicos que contenían el aliento.
Huening Kai pudo sentir perfectamente cómo antes de irse una mirada filosa de su parte caía sobre él y se sorprendió de su fuerza de voluntad para no levantarse en ese instante y gritarle en la cara que realmente era un ser humano despreciable y que Beomgyu era demasiado bueno como para pensar que compartían la misma sangre. Alzó la mirada, encontrándose con la imagen de su mejor amigo que lucía casi como un alma en pena, y aunque quiso aclararle cuan errada estaba su madre en tratarlo de esa forma, fue incapaz de decir algo cuando un tercero interfirió.
- Dios mío, Beomgyu. - El semblante solemne de Soobin se quebró, mostrándose casi desesperado mientras revolvía su cabello. - ¿Qué pretendías al involucrarte en una pelea de tres? ¡Eres un niño! ¡Pudiste haber terminado en el hospital! Y solucionar las cosas de esa forma... - Negó con la cabeza, completamente decepcionado. Huening Kai quiso saber si al menos el idiota de buen corazón le había preguntado qué había sucedido realmente y cómo se encontraba, pero seguramente la respuesta sería un rotundo no. - Y la manera en que actuaste allá adentro... ¡¿al menos entiendes que estaba intentando ayudarte?! ¡Sólo tenías que guardar silencio!
- No pedí tu ayuda. - Respondió de manera cortante. Su mirada oscura también era incapaz de expresar algo.
- ¡Te estoy ayudando porque eres mi hermano menor, idiota! - El castaño continuó en silencio, sólo mirándolo. Soobin suspiró observando la hora en su celular y peinó nerviosamente sus cabellos luego de verificarla. - Voy atrasado a mi reunión, ¿ves lo que haces?
- No pedí tu ayuda. - Repitió, ahora casi como un murmullo.
- ¡Ya que has sacado al resto de sus quehaceres, al menos podrías mostrarte un poco arrepentido! - Beomgyu apartó la mirada, respirando pesado. - ¿Qué? ¿Ahora pretenderás simplemente ignorarme? Estoy intentando tratarte como un adulto, Beomgyu, pero con tu actuar demuestras seguir siendo el mismo niño irresponsable e inmaduro de siempre.
El castañito cerró los ojos, aún sin voltear hacia el mayor. Y aunque Soobin seguía haciendo una lista de todas las cosas que el menor hacía mal, Huening Kai lo conocía demasiado bien como para saber que su intención no era hacerse el tonto, sino que estaba al borde de colapsar y estaba haciendo uso de toda su fuerza para no ponerse a llorar frente al pelimorado.
- Beomgyu. - Lo llamó con voz suave, obligándolo a girarse a él. El castañito lo miró con ojos oscuros y brillantes, y su corazón dio un vuelco al tenerlo en ese estado frente a él. - Ve a hablar con tu profesor de fotografía, ¿sí? Avísale que estarás ausente una semana. De paso habla con Ryujin para que verifique que sigues respirando. - Una suave sonrisa se curvó en los labios del castaño, quien estaba notoriamente agradecido con su amigo por contenerlo.
- Sí, ve a tu club y luego espérame fuera de la sala de juntas, nos iremos juntos a casa. - Soobin estuvo a punto de irse tras decir eso, pero la voz del menor lo detuvo.
- No lo hará. - Ambos se miraron. - Me llevaré a Beomgyu a mi casa después de esto, probablemente se quedará a dormir también todo el fin de semana. Dile a tu madre que puede estar tranquila, porque ella definitivamente no verá el rostro de su hijo menor ahí. - El semblante de Soobin se volvió serio, Beomgyu miró a su amigo con ojos aún más luminosos.
- ¿De verdad iré a tu casa, Hyuka?
- Es lo que acabo de decir, ¿no? Ahora ve, te estaré esperando afuera. - El castaño no demoró en gritar como un niño emocionado antes de salir corriendo en dirección a su club.