- ¿Vas a decirme por qué estuviste una hora encerrado en el baño?
- Oh, Hyuka... - El mayor llevó sus manos a su estómago, haciendo una mueca de dolor con los labios. - Creo que la comida me hizo mal.
- ¿Esta es la parte donde te creo, hyung?
- ¡Eres mi mejor amigo! ¡Es lo mínimo que puedes hacer!
- Soy tu mejor amigo, por eso es que te estoy diciendo que sueltes la verdad. - El mayor desvió la mirada, un tanto incómodo. - ¿Qué sucede con Choi Yeonjun? Te has quedado mirándolo como si fuera un fantasma.
- Bueno... - Aclaró su garganta, tirando del cuello de su camiseta. - Tú sabes, Hyuka...
- No, no sé.
- ¡Hmm! ¿Recuerdas que te dije que un chico mandó un mensaje al número de mi hermano y he comenzado a hablar con él? Pues es él, Yeonjun.
- ¿Por qué Yeonjun querría hablar con tu hermano?
- Bueno, al principio pensé que era porque ambos pertenecen a la directiva y...
- ¿Yeonjun está en la directiva?
- ¿Eh? Sí, según dijo, es delegado. Impresionante, ¿no? Eso significa que debe ser el mejor estudiante de su clase.
- Impresionante, sí... - El menor desvió la mirada, metódico.
- Oh, ¡pero has dicho que ustedes eran compañeros! De seguro eso ya lo sabías. - El rubio suspiró.
- Yeonjun no era el mejor de la clase el año pasado, Beomgyu. Es más, cuando llegó no superaba a un estudiante promedio, supongo que mejoró bastante.
- Espera, ¿Yeonjun no trabajaba con mi hermano entonces? - El menor negó con la cabeza. - Entonces...
- ¿Qué?
- Pues, verás... - Presionó sus labios, sus mejillas tiñéndose de rojo sin razón alguna. - Esto es un secreto, ¿sabes?
- Ya escúpelo, hyung.
- A Yeonjun le gusta hyung. - Mordisqueó su labio inferior, pensativo. - Yo pensé que se habían conocido en la directiva y ahí se había enamorado de él, pero supongo que no fue así... - Miró de reojo a su amigo, quien se conservaba inexpresivo.
- Pobre tonto... - Murmuró, lo suficientemente alto para que su acompañante escuchara.
- ¿Qué? ¿Por qué es tonto? - Huening Kai volteó a ver al mayor, sus ojos mostrándose extrañamente fríos.
- Sinceramente, Beomgyu, ¿no has pensado en ello? - El castaño le miró sin comprender. - Soobin es tu hermano, lo conoces, une los puntos. ¿Crees que tu hermano saldría con un chico? ¿Crees que Yeonjun tiene una oportunidad?
- Hyuka...
- No la tiene. - Sus palabras fueron cortantes. - Si te agrada ese chico, supongo que podrías decirle que se vaya olvidando de su tonto amor platónico, pues está claro que jamás pasará de eso.
El rubio llevó sus manos a sus bolsillos, apurando su paso. Beomgyu se quedó un momento inmóvil, procesando toda esa charla. Ciertamente, su hermano jamás había dado señales de ser homosexual, pero en todos esos años tampoco había salido con una chica. ¿Era adecuado eliminar la posibilidad así sin más?
No pudo evitar sentirse triste por el amor no correspondido de su nuevo amigo, pero, sobre todo, se sintió aún más extraño cuando otra parte de él se llenó de alivio.
¿Por qué estaba aliviado?
- Hyuka, ¿a ti no te agrada Yeonjun? - Beomgyu por fin recuperó el ritmo, caminando a la par del menor, quien chasqueó con la lengua mientras miraba la calle casi vacía.
Huening Kai recordaba perfectamente las veces en que Soobin había aparecido en su aula de clases buscando a los delegados y recordaba aún más las miradas cargadas de admiración que el peliazul le dirigía. Pensando en ello, todo el tiempo supo que Choi Yeonjun estaba coladito por el presidente, aunque no pasaba de ser algo superficial. Después de todo, ellos jamás habían hablado.
No obstante, decir que no se sintió molesto debido a toda la atención que el mayor le daba al pelimorado, sería una gran mentira.
- Es ruidoso. - Soltó sin más. - No me gustan los chicos ruidosos. - Se giró a ver al castañito, quien le miraba con atención. - ¿De verdad te llevas bien con él? - No parecía convencido.
- Él es muy bueno. - Una pequeña y dulce sonrisa se curvó en sus labios. - Me agrada mucho.
- ¿Y por qué no le dices que eres el de los mensajes y ya?
- Hyuka. - Rió bajito. - Probablemente él se molestará si se entera de que jamás se equivocó de número, no quiero que piense que lo engañé.
- Sabes que las mentiras así sólo pueden crecer, ¿no? - Beomgyu miró hacia el frente, deteniéndose en su casa, su mirada repentinamente oscura.
- Está bien. - Respondió en un murmullo, su tono inesperadamente triste. - No es como si esperara que lo nuestro sea algo más que algo virtual... - Ahora rió, apenado, agachando la cabeza. - Después de todo, Hyuka, yo no soy el Choi que él desea conocer.
Huening Kai lo miró en completo silencio. El mayor seguía mirando hacia el piso mientras jugaba nerviosamente con sus dedos. Huening siempre había sabido que el pequeño de los Choi era extremadamente introvertido, así que hubiese comprendido si él le decía que no quería conocer a su amigo de los mensajes porque se sentía incapaz de llevar una conversación frente a frente. Sin embargo, escuchar algo como "yo no soy el Choi que él desea conocer" resultaba realmente desolador.
Beomgyu tenía un complejo de inferioridad demasiado marcado, hasta el punto de arrojar sus deseos a la inexistencia.
- Beomgyu. - Su voz sonó más áspera de lo que deseaba, pero no podía manejar su frustración. El castañito lo miró con sus grandes y brillantes ojos, y sólo pudo sentir cómo se formaba un nudo en su estómago, porque no sabía cómo alguien que lucía como un ángel había sido herido hasta el extremo de considerarse irrelevante. - Eres un imbécil, ¿lo sabes?
El muchachito pestañeó, intentando procesar el insulto. Huening Kai se mordió la lengua por su falta de tacto, pues lo que menos deseaba era hacer sentir mal a su amigo. Suspirando exasperado, desvaneció la distancia que los separaba para tomar su rostro, obligándolo a sostener su mirada.