-Se ha muerto...- Hannah y su madre primero se miraron sorprendidas, sin saber de momento de quien hablaba, las dos se mantuvieron en silencio, mirándola sin saber de qué manera reaccionar. Hannah, que había ido a abrirle la puerta y su madre, que había salido de la cocina, al darse cuenta que algo pasaba.
La vieron allí frente a ellas, pálida y llorosa, murmurando casi ininteligiblemente, como para sí misma:
-... ha muerto, Billi ha muerto...
Hannah, al darse cuenta por vez primera de lo que significaba aquello, no pudo reprimir una exclamación y tras el shock repentino abrazó a su amiga, se quedaron un buen rato en silencio. Entonces alguien más apareció también en escena; Jonathan.
Se acercó a ellas en silencio, cabizbajo y dijo con voz trémula:
- Lo siento mucho, Melissa.
Ésta primero alzó la cabeza del hombro de su amiga y lo miró con aire ausente, pero luego bajó la mirada apartándose un poco y dijo secamente:
- Supongo que cabía esperarlo, era muy extraño que se recuperara así, tan de repente en una noche... pero creo que tuvo suerte... de vivir al menos dos días más. Hannah no entendía que su amiga hablase así de él, por lo que, notando como las lágrimas bajaban por sus mejillas, negó con la cabeza.
- No hables así Melissa, no puedes sentirte así, tan fría, tan insensible... ¿pero es que no sientes nada? tú querías a Billi, ¿verdad?- y esperó impaciente, esperando ver en su rostro alguna señal de afirmación.
Pero no vio nada, después de un primer momento de desespero, la imagen de su amiga se veía apagada, sin ningún soplo de vida. Melissa suspiró y se encogió de hombros, no tenía seguridad en ella misma y no confiaba si sus sentimientos eran correctos o no, en esos momentos le era totalmente imposible pensar con claridad.
El cementerio estaba al lado de una pequeña y antigua iglesia que estaba fuera de funcionamiento, tras la urbanización de casas apareadas donde vivían las dos amigas.
A la ceremonia acudieron pocas personas, ya que Billi no tenía demasiados familiares directos. Vino su padre con una prima suya y con su ex mujer, cosa que sorprendió a todos, pues no había aparecido por allí en mucho tiempo.
Además de ellos, vino la familia de Melissa, (todos menos Gary y Michael que se quedaron en casa), Hannah y Jonathan con sus padres y todos sus amigos. John se empeñó en asistir al saber lo ocurrido y lo trajo su madre en una silla de ruedas.
Jonathan en un principio no quiso venir, ya que se sentía un poco culpable, creía que, sin su intervención en el hospital, todo hubiera transcurrido normalmente y hubiera evitado aquel sufrimiento.
Aquella tarde se levantó un poco de viento y las ramas de los pocos árboles que había allí plantados, se movían rítmicamente, como despidiéndose de aquel muchacho que tan joven había fallecido.
Melissa paseó su mirada por todos los presentes, sobretodo por los que apenas conocía, como era el caso de los padres de Billi y su tía. Ésta se mantenía al lado de su primo con semblante serio y la madre miraba hacia la tumba sin dejar de suspirar melancólicamente y de restregarse los húmedos ojos con un pañuelo. Su ex-marido estaba a su lado con aire solemne y pensativo, con las manos tras la espalda. Sorprendía su auto control, dado que estaba enterrado a su propio hijo.
A Melissa le daba la sensación de que todo aquello no estaba sucediendo en realidad y que pronto iba a despertar para encontrar a Billi todavía con vida. Parpadeó dos o tres veces y cerró luego los ojos con la esperanza de que pronto iba a acabar todo aquello y despertaría en su habitación y que todo aquello no habría pasado nunca.
Miró la escena que se sucedía ante sus ojos, se imaginó por un momento que estaba situada en un segundo plano, como viendo una película y que todas aquellas personas nada tenían que ver con ella. Fue solamente un flash, unos segundos de desconcierto, pero entonces una mano se posó en su hombro devolviéndola a la realidad; era su madre que la miraba tiernamente.
Entonces oyó a Hannah que le decía a su hermano, mirándolo severamente:
- Por Dios, Jonathan, haz el favor de serenarte...
Éste no pareció hacerle mucho caso y Melissa pudo darse cuenta de que temblaba y que no era de frio, pues el aire era caliente. Hannah levantó la cara y su mirada se cruzó con la de su amiga, las dos se miraron mutuamente sin decirse nada, como compadeciéndose la una a la otra.
Los demás chicos hablaban por lo bajo muy serios, parecían preguntarse por qué había pasado aquello, porque su amigo de tantos años ya no estaba con ellos.
Cuando el sacerdote acabó la oración, (la familia de Billi eran católicos) todos tiraron un puñado de tierra sobre el ataúd y luego unos hombres se dispusieron a bajarlo con cuerdas en el agujero. En aquel momento, unas aves muy grandes de color negro sobrevolaron la escena.
Mientras observaban en silencio como los hombres trabajaban, Melissa notó como algo intentaba meterse dentro de su mente. Hacía días que no le dolía la cabeza, pero sin embargo tuvo una sensación extraña, cerró los ojos alzando el rostro hacia el cielo, queriendo concentrarse, tratando de captar esa especie de mensaje, pero era demasiado débil y no lo logró. Jonathan levantó rápidamente la cabeza hacia el cielo y su familia lo imitó: