Capítulo 3
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-Mira hacia el frente Lucas, ya vamos - dije mientras golpeaba su hombro en broma.
-No puedo dejar de mirarte amor-dijo volviendo a mirarme- con ese vestido estas hermosa- sonrió.
-Ya mira adelante, concéntrate-dije mientras mis mejillas se tornaban de un color rojo, sentía que ardían.
-Llevamos de novios unos cinco años y todavía te da vergüenza cuando te alago- dijo Mirándome.
-Sabes que soy así de especial- dije mirando sus ojos color miel que hacían que pierda la poca cordura que me quedaba cada vez que estábamos juntos.
-Eres hermosa-
-Ya-dije volviendo mi vista a la carretera- ¡Lucas!- grité y luego se escuchó un gran impacto, ambulancias, bomberos y luego ya no recuerdo.
-¿Dónde estás amor? ¿LUCAS? -grite con cada parte de mí, nunca respondió.
-Hija-dijo mi mamá sacudiéndome un poco- fue una pesadilla.
Había vuelto a verlo, así con la mejor de las escenas, con la última.
Volver a verlo solo hizo de mi dolor un poso más profundo, recordar esa escena dolía, ver su sonrisa o volver a observar esos ojos que solo regalaban amor y vida me llenaba de dolor, por que decidir alejarte de una persona es algo que uno elige, decidir terminar una relación duele porque sabemos que con el tiempo sanamos, pero amar a una persona y que en solo unos instantes te arrebaten tus planes, tu futuro y el amor de tu vida era un dolor diferente, un dolor que no me dejaba avanzar, un dolor que me había dejado en aquel momento.
-No puedo mamá, no puedo- dije abrazándola
-Con el tiempo vas a poder hija- hizo que la mirara- porque puedes con todo, ¿Escuchaste?- la miré y asentí solo para que ella pudiera estar tranquila, porque realmente luego de tantos meses, empezaba a preguntarme si realmente iba a poder con este dolor, si algún día podría.
-Vamos, ahora ve a cambiarte que tienes que hablar con tu papá – asentí para luego cambiarme.
-Hija ¿Cómo te encuentras? - dijo mi papa mientras me veía entrar en la cocina
-Mejor papá- él sonrió y me miro con cierto dolor en sus ojos, con esa clase de mirada que la gente me regalaba desde el día que Lucas no estaba conmigo.
-Viste el camión de mudanzas hija- dijo mi madre.
-No, para ser sincera ni mire por la ventana, llegue de la escuela y me dormí esperándolos- alce los hombros restándole importancia.
-Desde la mañana está allí enfrente
-Ah, en la casa de los ¿Couling? - pregunte mientras ella se posicionaba frente a mi dejando una taza con café y ella se acomodaba con su típico té de manzanilla
-Si- dijo- ellos hace unas semanas se mudaron por temas familiares – ahora papá era el que respondía.
Comenzaba a sentirme nerviosa, ambos estaban evitando decirme las novedades sobre el caso.
-Recuerdo cuando te pasabas las tardes enteras en esa vereda hija- dijo abandonando su laptop unos segundos.
-No lo recordaba- dije tomando un poco de mi café.
-Si- dijo mamá con melancolía- pasabas tardes enteras jugando con los antiguos vecinos, con el niño - dijo pensando- que en este momento no recuerdo su nombre.
-Yo tampoco- dije mientras ambas reíamos un poco- ¿Entonces?- dije mirándolos ambos expectantes
-Anna- respondió papá más serio de lo usual- queremos que estés tranquila- mamá asintió ante sus palabras
- Lo estoy- dije mientras me acomodaba en mi lugar – Solo quiero saber las novedades
-Parece que encontraron a Louis, estaba en Brasil.- la taza de café sobre mis manos comenzaba a ser muy interesante- La policía lo encontró queriendo viajar de manera ilegal a Argentina, es cuestión de semanas para que vuelva al país.-
Mi sangre se congelo el hombre que había causado el accidente estaba en otro país sin cumplir su condena por arrebatarme a Lucas.
-Todo estará bien – mamá me sonrió y sonr
sonreí con ella mientras asentía
Sin duda sonreía poco pero a veces lo hacía para que mis padres notaran que todavía estaba viva, que todo lo que hacían por verme bien valía la pena.
A veces mi dolor me permitía ver muy pocas cosas pero las cosas que podía ver estaban ahí frente a mí, mis padres, ellos habían sido mi gran sostén desde la partida de Lucas.
Mis padres desde la noche anterior habían hecho todo lo posible porque trate de no pensar pero mi mente no podía parar de imaginarse la cara del asesino de Lucas.
Una ruidosa melodía hizo que volviera a la realidad, una que anunciaba que si no me apresuraba llegaría tarde al trabajo.
-¿Si?
-Dime… ¿Quién tiene la mejor amiga del mundo? Sí, no respondas, tú la tienes –reí por su comentario- Sal fuera que pase por ti para ir juntas al trabajo-
- Gracias Dios por la mejor amiga que pude tener- estallo Emily en una carcajada –Okey ya voy - Tome mis cosas para la clase del día y me despedí de mis padres