Capitulo 41

El flash iluminó el rostro del joven de traje azul brillante y la sonrisa en su rostro se volvió más grande. La chica a su lado se sostuvo de su cuello soltando una carcajada y dio saltitos de felicidad.

Me acerqué amable y les entregué su móvil para que revisen las fotos que iban a postear. Los conocía de sacarles foto en la agencia, eran amable y Fitness y además pasaban buena parte del día en redes pero a pesar de que no lo parecían eran muy amables.

—¡Oye, eres bueno!—dijo ella sonriendo de oreja a oreja con la brillantina en todo el rostro. Su nombre era era Star, creo, y el del modelo a su lado Marco.

—Cualquiera es mejor que el anterior fotógrafo—gruñó él tomando una copa de champagne de la bandeja que llevaba uno de los mozos. Rodó los ojos, tomó otra y me la tendió sonriendo—. Espero que te quedes un buen tiempo.

Asentí y la tomé para darle un buen trago, aunque casi lo escupo por la mano que se posó en mi cintura. Otra modelo que además era actriz se colocó a mi lado con un canapé en la otra mano y sonrió insinuante.

—¿Cómo estás pasando la fiesta?—preguntó y tomó todo de mí aparentar normalidad.

—En realidad, bien.—Di un paso a un lado fingiendo tomar algo de otra bandeja y Marco me miró entretenido—. Es mucho mejor de lo que pensé.

—Oye, no mordemos—rio Star tomando otra copa para ella.

Reí incomodo por la mujer que se acercaba cada vez más.

—Lo sé.—Me aparte—, es la costumbre.

—¿A qué te refieres?—preguntó Marco inclinando la cabeza, entretenido con la situación.

—No me codeo con muchos famosos.

—Oh, pero ahora tu vida es otra—dijo la actriz pasando su mano por mi brazo con una sonrisa extrañamente perturbadora—. Acostúmbrate a vivir entre nosotros y te volverás parte.

Di un saltó cuando su mano llego a mi cuello y me coloqué junto a Marco quien volvió a reír negando con la cabeza, bebió el resto de su copa de un trago y se colocó frente a la mujer que parecía estar buscando oportunidad de acercarse a mí.

—Joshua, acabo de terminar mi copa, ¿me acompañas por otra?

Star y la mujer me miraron confundidas, había docenas de mozos con bandejas y copas, pero no dude en asentir apresurado y seguirlo hacia la barra más alejada de todo el salón, donde una joven preparaba trago a pedido y miraba el frasco de propinas casi lleno con ansias.

Marco se sentó en el taburete de la punta, el más alejado de otros, desabrocho el botón de su saco y suspiró llamando a la barman con un chasquido de dedos.

—Es mujer es muy insistente, ¿eh?

Asentí.

—Algo—solté una mueca. Estuvo toda la fiesta siguiéndome para cada lugar y hablando de mis fotos y básicamente tocándome por la cintura o los hombros. Exhalé cuando la barman puso un vaso de cerveza frente a mí.—Gracias.

Marco tomó el vaso que puso frente a él y la miró un momento antes de volverse hacia mí.

—Vi tus trabajos, eres bueno. Muy bueno. No quiero que te vayas porque ella te hostiga.

—Gracias.

—No hay de qué.

Sonrió y bebió su cerveza con tranquilidad, mirando a los modelos pasar en sus trajes de gala con una mueca. Marco era un modelo serio, de esos que usaba reloj de marca y BMW gris con sus habituales trajes de negocio. Siempre iba peinado como si fuera a una junta importante y su rostro parecería tallado por los ángeles de no ser por el lunar en su mejilla y que se esforzaba en ocultar con maquillaje.

Bebimos durante un rato y conversamos sobre la fiesta y las posibles candidaturas que tendría. Él quería un premio, dijo, cualquiera. Pero tenía esperanzas de ser el mejor modelo de ropa interior. Me reí cuando lo menciono y luego comenzamos a hablar de cosas triviales hasta que vi a Jefferson pararse a pocos metros para buscarme y encontrarme con la mirada.

—Lo siento—le dijo a Marco cuando se acerco—, debo robarlo.

Marco asintió y alzo las manos con inocencia.

—Es todo tuyo.—Se levanto sacando un billete de su saco, lo coloco en el frasco de propinas y me guiñó el ojo sonriendo antes de voltearse e irse.

—Tómate un descanso—dijo Jefferson nervioso—. Iremos a conocer a la señorita Maddie.

Apuré la cerveza, me levanté y lo seguí entre los modelos, mozos y preparadores que aún llevaban y traían cosas al escenario en la esquina del salón.

—¿Estas seguro?—pregunté sin dejar de mirar alrededor. Todos parecían emocionados pero ignoraban aquello que estuviera fuera de las pantallas de sus móviles.

—Llevas una semana en la agencia y aún no te vio a la cara—bufó él. Se detuvo junto a una mesa alargada con un mantel perla y un florero en medio, miró los papeles con la boca apretada y se volteó hacia mí. Parpadeé asombrado por su mirada y deje que vuelva a acomodarme el cabello y el traje con una mueca molesta—. Claro que estoy seguro... creo. ¿Cómo te despeinas en tan poco tiempo? Dios santo, es un desastre, no tiene arreglo. Olvídalo. Ahora, se cortes con la señorita Maddie o te haré la vida imposible, ¿okey?

Me reí y asentí.

—Okey.

Me deje guiar alrededor de la mesa sin pensar. Jefferson soltaba gruñidos de advertencia cuando quería acomodarme el cabello o la camisa y golpeaba mi mano con irritación. Era gracioso verlo tan enfadado pero lo tomé en serio cuando vi a la mujer de vestido blanco y largo junto a Holden.

Me quede sin aliento.

Se veía tan elegante y sexy riendo en traje.

No se habia percatado de mí por lo que tuve un momento para ver su rostro fruncirse falsamente molesto y luego sonreír por lo que fuera que le dijeron. Rodó los ojos quitándole importancia a algo con la mano, la mujer frente a él lo señalo con el dedo sonriendo altanera y él rio ruborizado.

Era feliz.

Mi interior de lleno de sensaciones extrañas, tranquilidad, alegría y algo que creía enterrado hace mucho tiempo.

—Señorita Maddie—llamó Jefferson a mi lado y ambos nos miraron. Holden miró mi atuendo, apretó los labios en una mueca y frunció el ceño al mirar al chico a mi lado carraspear y darme un empujón el brazo—. Yo, eh... quería presentarle al nuevo fotógrafo.