DAVID & DALLAN.
— Lou, te llegó esto.
El chico estaba acostado en la cama mirando el techo fijamente. Como todos los días, se la pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo, la otra parta solo salía a recibir la comida . Hubo un tiempo donde Lou era un chico alegre, salía con sus amigos y tenía planes para un futuro no muy lejano. Ahora solo quiere dormir, piensa que así tendrá unas pocas horas de tranquilidad y sus problemas se los llevaría el tiempo.
Como una rutina, todos los días su mamá le llevaba el correo a su cuarto para que el lo revisara, pero esta vez llegó un paquete, en realidad el chico no le prestó tanta importancia y solo lo dejó al lado de su mesa de noche. Su mamá estaban decidida esta vez, no quería ver a su hijo en la cama mientras se pasaba la etapa más importante de su vida.
— Lou, ¿no vas a abrir lo que te dejó tu abuela?. Tienes que entender que algún día se tenía que ir, todos nos vamos y no tendremos el tiempo para despedirnos— dijo su madre, Mary, mientras acariciaba el cabello de su hijo. El chico no contestó, sólo se colocó en posición fetal y se cubrió con sus cobijas—. ¿Lou?
— Déjame solo— fue lo que dijo con su voz baja, estaba temblando y su madre lo sabía.
— Lou, no te puedo ver todo el día en cama sin hacer nada, no sé, sal a caminar, habla con alguien pero no quiero que estés en cama todo el día— Mary ya se encontraba desesperada por la situación de su hijo que llevaba así hace un año. Ya sin saber que hacer exactamente, se calmo y se retiró de la habitación—. Solo… sal por la comida cuando te llame. Mañana tenemos consulta con terapia. …Lou.
— Que me dejes, ¿no entiendes?. No quiero hablar con nadie, no quiero salir a caminar, quiero estar solo. Si quieres que esté bien, solo… . Déjame— respondió oculto en sus cobijas con voz temblorosa, arrastrando las palabras.
Su mamá sólo dio un leve suspiro y fue a la cocina a preparar la cena. Antes de eso puso el paquete sobre un costado de la cama. El chico se quedo encogido entre su cobija, daba vueltas en la cama para poder dormir, pero por más que tratara, él estaba consciente que no lo necesitaba. Al voltearse para poder acomodarse se topo con el paquete, le entró curiosidad para averiguar que era, se sentó en la cama y lo abrió. No era nada del otro mundo, solo un viejo libro color marrón, se le hizo extraño, ¿por qué su abuela querría mandarle un libro? Su abuela trató de entenderlo pero Lou sabía que ella tampoco podía, “¿Cómo puede entender cuando a ella vive una vida plena? , ¿Qué sabe ella, que sabe los demás?” decía con ojos cristalizados por las lágrimas crecientes, así que se limpió las lágrimas y comenzó a detallar cada parte del libro, este tenía un pequeño seguro, faltaba la llave para poderlo abrir. Comenzó a revisar la caja donde venía el libro, solo había una carta, al abrirla se encontró con una dirección, Lou de inmediato pudo reconocer de quien era, dejó la caja a un lado y se paró de la cama, sacó una chaqueta para salir y sin avisar, salió de su casa para ir en busca de la llave.
Al llegar a donde indicaba la dirección se paró al frente de una mansión quemada en ruinas, era el viejo hogar de su abuela que se había quemando hace años atrás. Él chico dudó un poco para entra pero al fin al cabo entró, comenzó a buscar por todas las habitaciones de la casa la llave, pero en ninguna estaba.
— ¡rayos!, ¿Dónde estará? — decía Lou entre dientes buscando con desesperación la llave en cada cajón.
Terminó de buscar y la única habitación que le quedaba era el cobertizo. Entró con mucha cautela, todo estaba quemado, lo único que había sobre vivido era algunos lienzos y pinturas. También buscó por todo el lugar pero no encontró nada, se sentó decepcionado en el suelo, tenía las manos sobre su cara y solo se escuchaban murmullos y quejidos por parte de él. De pronto uno de los lienzos que habían sobre vivido se calló, esto asustó un poco al muchacho, se levantó del suelo y lo recogió, era una hermosa pintura. El chico contemplaba la pintura como si le llegaran recuerdos, su abuela es una mujer muy especial, a ella le encantaba pintar pero nunca le dijo la razón, a pesar que no lo hacía bien ese era el único cuadro que había podido terminar y le había salido bien; al mirar la parte de atrás del lienzo se encontró con una llave, era la llave que buscaba, enseguida la agarró y abrió el libro que se había llevado con él. Habían varias páginas con contenido irrelevante como la compra de la semana, y luego comenzaba con la fecha.
“Viernes.,16 de junio 2015.
Me llamo Dallan Goché. Tengo 15 años. Hoy en la escuela, clases de matemáticas, un chico se me quedo mirando por un largo rato, algo incomodo. Luego de matemáticas pasé a historia todo normal hasta que pasé a filosofía, la profesora como cosa rara nos colocó en pareja para hacer un trabajo “
— Celia vas con Jackson. Sofía y Carolina, los hermanos peña irán juntos para hacerles el trabajo más fácil y por último David— la profesora se acomoda sus anteojos mejor y revisa la tabla donde están los nombres y apellidos con número de teléfono de cada estudiante—, tendrás que ir con Dallan— el chico no sabía de quien hablaban ya que no conocía a sus compañeros por nombre ya que fue cambiado de grupo a mitad de año.
— Profesora no sé de quien habla. —David mira atrás, el chico que acabamos de mencionar lo saludó desde lejos y el corresponde al saludo. Después de clases el chico lo busca en la salida para arreglar todo sobre el trabajo.
— ¿entonces en tu casa a las 4 de la tarde?— preguntó el chico.
— Cla-claro… En mi casa. Ten, esta es la dirección— Dallan le entrega un papel donde tenía apuntada la dirección y se retira al ver llegar a la novia de David con su grupo de amigas.
— Hola amor — Diana, la novia le roba un beso; era una chica muy linda, su contextura era un poco gruesa pero con unas curvas espectacular, su cara estaba un poco roja y sus labios eran grueso—. ¿de que están hablando Dallan y tú amor